Sunday, April 10, 2011

Silvio Rodríguez: el diletante.


"Silvio en concierto desde el corazón del aborrecido imperio"
A veces me duelen los dedos al escribir cuartillas y me parece que es intrascendente responder a cosas como estas, pero no me puedo quedar callado. Alguna vez pensé que este señor llamado Silvio Rodríguez, era un tipo inteligente y hasta brillante, un gran poeta; que lo es -sólo esto último- pero se ha convertido en uno de los ejemplos más fehacientes de aquella cita leninista que reza: "rasga la piel de un extremista y encontrarás un oportunista" (creo que por ahí iba la cuestión).

La Revolución Cubana (mayúsculas del autor), no ha dignificado a Cuba ni a los cubanos, entre otras cosas por razones muy simples de graficar: Cuba tiene un gobierno, el mismo desde 1959 que se ha perpetuado en el poder para hacer de la nación un predio mal administrado, gobernado por un grupo de individuos de escasa preparación y una supina ignorancia que se refleja en la falta de resultados alcanzados. Pero aquellos que, como Silvio, tratan de defender lo indefendible caen en el mismo error de los que dicen criticar y condenar; se anclan, para quedarse en él, en el pasado: piensan que los cambios que la nación cubana pide a gritos, deben constituir un regreso a ese  pasado y ayudan a vender esa imagen a sus congéneres. Nada de modernidad, ni evolución en el mundo, ni revolución de las comunicaciones, ni una dialéctica apropiada de las ideas políticas y mucho menos, mirarse en el espejo de países en otras latitudes porque Cuba, a la sombra de Fidel, Raúl y compañía es lo máximo.

Qué clase de conspicuo diletante éste señor, coetáneo mío y que me habla de un barrio que conocí tanto o mejor que él. ¿En que moderno vehículo recorrerá las calles llenas de baches que según alega le inspiran  pena y malestar? ¿A qué velocidad pasará al lado de los carretones y las bicicletas, las chivichanas o los desvencijados y malolientes contenedores desbordados de basura que el flamante poder popular administra y las ruinas de esos edificios que él mismo reconoce que antes estaban pintados? Por supuesto, la pintura -a Silvio se le olvida incluir estos detalles por pura inconveniencia- se compraba en cualquier ferretería y si no había para la Glidden o la Sherwin Williams, se compraba polvo de lechada o cal viva para hacer pintura blanca. La pulcritud característica de los cubanos no era un "delito contra la propiedad del estado", ni la "bolsa negra" una manera de paliar la escasez y "resolver"

Yo también tomé batidos, por cierto de todos los sabores y muy buenos. Quizás Silvio recuerde que en ese barrio de San Leopoldo -en el que yo viví y crecí- en la esquina de Concordia y Lealtad, había un bar que se llamaba "Los Tres Feos", era de tres hermanos, gente que habían venido de Pinar del Río para poner su negocito en La Habana y que podían prosperar. Ahora después del "mejor gobierno que ha tenido Cuba" los buhoneros medievales quizás puedan vender guachipupa para que el gobierno actual los pele como un plátano después que le paguen todas las gabelas que les cobran. Ah, en los Tres feos te tomabas un batido de trigo y te comías dos mantecadas de la marca Llave por 0.25, las gaseosas de la infinita variedad que había valían 0.05 centavos y, que no me venga a decir Silvio que la gente no tenía un medio para comprarse un refresco. El papel lo aguanta todo pero la gente supervive entre intrigas, envidias y remesas para "resolver" el diario. ¿Acaso el que vive de la magra cuota de la "libreta de abastecimiento" puede comprar en donde de seguro hacen Silvio y su familia, la factura del mes?

Alrededor de mi casa habían tres solares, El Chivo, El Reverbero y La Palangana, no sé si Silvio los recuerde, digo esto porque muchas veces vi a Juan de Dios, a Pisapapel al Ñaña y otros personajes vecinos de estos solares, comprando picadillo de tercera en la carnicería de Ángel el Isleño -esquina de Perseverancia y Concordia- para darle a sus hijos, que si bien no podían comer pan con mantequilla holandesa, lo comían con manteca de las que venían en las latas de chorizos El Miño y que la gente más pudiente desdeñaba después de comerse los chorizos. Estos personajes a que me refiero -que no son de ficción- eran estibadores de los muelles, los mismos a los que Aracelio Iglesias les defendía sus derechos al frente de un sindicato libre y no gubernamental, y no según el actual concepto del "mejor gobierno que ha dignificado a Cuba y a los cubanos" Vaya que manera tan gráfica de ser estos sindicaleros los representantes de los trabajadores que ahora en la Cuba de Silvio, despiden por montones.

Que lástima que desde hace muchos años ya no se puedan mirar vidrieras en Cuba en esas tiendas de las que La Habana estaba llena y que hoy dan la apariencia de una ciudad secuestrada. La gestión improductiva de él "generoso" gobierno se encargo de establecer un régimen de "distribución igualitaria", eso sí, a nivel de la más absoluta pobreza. Hace mucho rato que entendí porque muchos cubanos desperdigados por el mundo que otrora se conformaban con ver vidrieras se han montado hasta en una balsa de "foam" para ir a ver las vidrieras a otras latitudes. Se supone que todo tiene un límite, pero esta gente trasciende todo lo imaginable cuando de versiones amañadas y demagogia se trata.

¿Qué son hoy los niños y adolescentes que piden dinero en la calle o se conforman con un bombón o un chicle que persiguen cuando se escurre de las manos de un turista o un visitante que viene de Miami? Silvio no puede ver nada de esto porque defiende la revolución que lo ha hecho millonario, que le permite vivir como vive, viajar al extranjero, hacer negocios y embolsillarse buenas tajadas; en fin, estar a la par de esos "señorones" a los que se refiere despectivamente y en uno de los cuales se ha convertido, poniéndose una máscara que a mis ojos, al menos, lo convierte en un gran farsante. Y lo peor es que de esos, aún sin su talento musical y poético, hay muchos en Cuba.

También se pregunta cómo se ha podido llegar al "deterioro" actual, a la vez que se duele de que cegados por la "grandeza del bosque" dejaron de ver los árboles. Esa pregunta habría que hacérsela al "compañero" Fidel, para que explique en que se gastaron los 77 000 millones de dólares del subsidio soviético en los tiempos de la "ayuda solidaria y desinteresada de los hermanos soviéticos", que -dicho sea de paso- nunca pudieron ser fotografiados cometiendo desmanes porque no habían cámaras fotográficas, ni rollos de `películas, ni estudios de revelado y lo peor, no había prensa libre y sólo un periódico dedicado, como hasta hoy, a esconder toda la porquería debajo de la alfombra. Esa foto famosa del marine meándose en la cabeza de Martí trascendió, al extremo de que aún hoy se pueda utilizar como argumento, porque a pesar de todo el desparpajo había un movimiento cívico y estudiantil que puso en vilo a la embajada americana al extremo de que el embajador tuvo que pedir disculpas y en acto de desagravio, llevar una ofrenda floral al monumento.

Silvio sabe perfectamente que nadie quiere regresar  a los tiempos vejaminosos de los "yanquis" o los "bolos" -que además de emborracharse, olían muy mal y fueron a Cuba a descargar todas sus frustraciones por la mala vida que el comunismo les daba en su propio país. Todo eso yo también lo vi, porque si de haber visto se trata, habría que preguntarle a muchos si era mejor mirar lo malo con el estómago a medio llenar que pegado al espinazo. Decía un viejo amigo de Silvio, el inefable Carlos Marx que el hombre antes de hacer política, religión, tomar partido por una u otra tendencia y defenderla, debe tener resueltas sus necesidades elementales (Prólogo a la Contribución de la Crítica a la Economía Política) Es posible que en la Cuba que Silvio pondera y al no tener realmente resueltas muchas de estas cosas sea por ello que no quieran o no puedan pensar en otra forma de gobierno que no sea esa cuerda de intrascendentes amanuenses que conforman la Asamblea del Poder Popular que el integró como delegado, y que dirige un "señor-compañero" que se vende como proletario y siempre ha vivido como el más rancio y aristocrático burgués: Ricardo Alarcón y Quesada (apellido de abolengo, que le hace merecedor de residir en "zonas congeladas" para los "compañeros dirigentes")

Por último habla Silvio de los que se formaron con la Revolución y a ella le deben todo. He de volver de nuevo sobre mi propia experiencia, nadie se debe a nadie y eso lo sabe bien Silvio, que se debe a sí mismo, por su talento, que lo tiene y lo que ha sido para él su principal complemento: la hipócrita actitud que adopta y de la que son ejemplo estas peroratas de muy mal gusto que se gasta de vez en vez. La inteligencia y el desarrollo del intelecto no se compran en la esquina y si no se cultivan con el estudio y el esfuerzo se esfuman. Claro que no se puede comparar a Cuba con Europa y su cultura, hasta los propios Estados Unidos pierden en esa comparación, pero el gran problema es que Cuba hoy después de los primeros 52 años de "su mejor gobierno" no admite comparación con nada. Silvio sabe que la culpa no es del "bloqueo" y casi que tienta la razón cuando habla de "eliminar el autoritarismo" pero una vez más, pretende jugar con la cadena y no con el mono, Dios lo libre, aún no anuncia, como Pablito, su residencia permanente en otras latitudes y parece que definitivamente no lo hará, a menos que pudiera llegar alguien a orinarse en el jardín de su bella mansión de Jibacoa, digo, si antes no lo ve un "palestino" policía y le entra a tablazos como le han hecho a los disidentes o a las Damas de Blanco". No sé, a lo mejor algún día el inefable e impredecible Silvio, les compone una canción de trova a estas señoras; todo dependería de como sople el viento.  

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