Sunday, April 12, 2015

LA CUMBRE DE LAS CONTRADICCIONES


Ha llegado a su final la VII Cumbre de Las Américas, fue escalándose a sí misma entre la morbosa curiosidad de la opinión pública y el desenfreno de la prensa que priorizó la “noticia que vende” más allá de otras cosas importantes que debieron contribuir a que cumpliera con sus objetivos.

Pero no podía ser de otra manera y, en cierto modo y al ejercer mi derecho a opinar, haré lo mismo. En mi criterio vale más analizar resultados que hacer vaticinios; por eso he esperado que, sin penas ni glorias –obvio: más de lo primero que de lo segundo- cayera el telón.

Ateniéndonos estrictamente al seguimiento de los hechos y evitando la parcialidad en aras de la objetividad, se produjeron situaciones que motivan el comentario y es dable que esta cumbre puede ser calificada como la “cumbre de las contradicciones”

Para mí, que creo saber a lo que me refiero, Cuba planeó muy bien su debut en el evento; la idea era, es y seguirá siendo, mantener el diferendo con Estados Unidos como aspecto prioritario a la vez que desconocer dónde se enquista el problema que se manifiesta, hoy más que nunca, tras más de medio siglo del mismo gobierno en el poder y cuyas características no es necesario consignar; todos, defensores incluidos, saben bien como funciona.

En realidad y ex profeso los cubanos llevaron dos delegaciones, la gubernamental encabezada por el general-presidente y la integrada por la tropa de choque disfrazada bajo el ropaje de “organización no gubernamental” Prefirieron correr el riesgo, pero en mi parecer, o se les fue la mano al improvisar en demasía sobre el libreto original, o han perdido la noción del más elemental equilibrio que la lógica reclama, aún al tratarse de argucias preconcebidas.

Esas personas que gritaban consignas antimperialistas de tiempos de la guerra fría se erigieron, en la práctica, en los principales conspiradores contra la política del gobierno que según ellos y sus cabecillas estaban defendiendo y al cierre, colofón esperado, Obama y Castro se dieron la mano y el general además, se dedicó a ensalzar lo que considera acrisoladas virtudes personales del presidente norteamericano, llegando a ofrecerle disculpas. ¿Estaría su hermano observándolo desde Punto Cero y, a lo mejor hasta nos sorprende con alguna “reflexión”?

¿Dónde queda entonces el incontrolable afán de menoscabar todo lo que representa al “imperio”? Para mí la respuesta es evidente: el problema de Cuba, según su gobierno, hay que resolverlo con los norteamericanos desconociendo a la vez todo lo que representan la oposición, la disidencia y las manifestaciones de inconformidad de la población, menos aleatorias y que, con el rigor de la estadística, fueron mostradas por la encuesta de opinión al interior de la Isla, llevada a cabo por la empresa "Bendixen, Amandi y Asociados" para Univisión y el Washington Post y que Abel Prieto calificó festinadamente de “chiste de mal gusto” No es necesario elaborar en torno a mi opinión, Prieto me da la razón al afirmar en su entrevista para El Nuevo Herald que “Cuba no dialoga con títeres de los Estados Unidos” y asegurarle a varios periodistas que “en Cuba existen más de ¡2 200! organizaciones no gubernamentales que actúan y se desenvuelven libremente. Según entiendo, y sin agregar –algo que bien sabe- que; vaya casualidad, siempre; y como debió resultar evidente en el desempeño de los foros colaterales de la cumbre, se atengan al mismo libreto vigente durante los últimos 56 años.

Pero las contradicciones rebasaron la lógica cuando el mismo Prieto consideró como “normal” que cualquiera que actúe financiado por un gobierno extranjero deberá ser considerado ilegal y por seguro ir a parar a prisión. Me pregunto: ¿olvidó el señor Prieto que eso era precisamente lo que hacían sus "5 héroes" cuando crearon, a instancias de su gobierno, una red de espionaje dentro de los Estados Unidos?, ¿no parece incongruente que le permitieran llegar a Panamá a representantes de la disidencia interna –que si bien y a contrapelo de su voluntad, fueron escogidos- terminaron siendo acallados y vituperados de la misma manera en que suelen hacerles en Cuba? El propósito de la selectividad quedó sepultado bajo la fuerza de la soberbia; justificante de cualquier exceso y al parecer, la improvisación sobre el libreto terminó por adelantar la pasión a una aparente razón preconcebida y malsana. ¿Acaso les asistía el derecho de sabotear la participación de otras entidades que fueron allí, amparadas bajo su propio esfuerzo, a presentar y discutir sus propuestas?

No es mi interés analizar el tema porque en democracia todos tienen el derecho de defender su criterio, pero creo que más allá de discutir, condenar y criticar lo que el propio gobierno norteamericano define como su política de estado hay que poner el énfasis en la manera en que Cuba practica la suya y que parece ser la que no cambia: “…estamos dispuestos a discutir algunas cosas, afirmó Castro, aunque eso pueda llevar mucho tiempo” –debe leerse como: el que necesitamos para improvisar el día a día- por lo pronto y aunque ello promueva la desazón y mueva a la preocupación, en el marco de lo que llaman “real politik” lo único verdadero es la opción norteamericana plasmada en las negociaciones vigentes.

No, no voy a caer en lo que critico; Estados Unidos es un interlocutor válido. Pero no, como parece y muchos creen, el más importante. Para los que alegan que la historia se repite, el reto consiste en sacar de la experiencia el partido apropiado para no caer en errores pasados y elementales. Obama se reunió con algunos disidentes y enfatizó que el tema de los derechos humanos está en el centro de la cuestión y si esa posición se mantiene deberá ser abordada para poner sobre la mesa esa “sui generis” versión a la cubana del cocotazo y el tententiezo que le aplican a quien discrepe de su propia puesta en escena.

En previsión de posibles resultados ya se han adelantado a recurrir a hechos que, según estiman, les hacen dudar del respeto evidenciado a tales derechos en los Estados Unidos. Recuerden, “compañeros”, que la gran diferencia está en el tratamiento consecuente de las circunstancias, sólo en parte, vinculadas al tema: la cuestión de los derechos civiles. ¿O es que acaso pretenden obviar a conveniencia la lucha de Martín Luther King por reivindicarlos y el lugar que ocupa en la historia de los Estados Unidos? En tanto, ustedes se envuelven en la bandera y usan el mástil para romperle la cabeza a quienes se les oponen.

Creo que han llegado a comprender que son malos en lo tocante a la discusión de ideas y la experiencia histórica, de la que tanto les gusta hablar, no les favorece. Basten solo dos ejemplos: ¿recuerdan aquel encuentro entre Alarcón y Mas Canosa, o el careo entre ese mismo personaje –flamante vocero por aquel entonces, luego venido a menos hasta parar en el anonimato- y el desconocido, aún estudiante de la UCI, Eliecer Avila? Sería bueno que buscaran asesores presidenciales de mayor enjundia y talante que Abel Prieto y Miguel Barnet. Sé que entre aparachitks eso es difícil, sino imposible y ustedes saben que entre la oposición y la disidencia hay gente jóven, capaz e inteligente. ¿Por qué impidieron que Antonio Rodiles de “Estado de SAT” fuera a  la cumbre? ¿Por qué metieron presa a Tanya Bruguera cuando pretendió llevar a cabo su última performance en La Plaza? Tampoco dejaron que fueran miembros del grupo de los 75, que según afirman, no llenaban los requisitos para ser acreditados, ¿por qué?; ¡ah, porque para ustedes, son delincuentes que aún se mantienen bajo “licencia extrapenal”! No digo que otros les sean indiferentes, pero estoy seguro que los consideran peligrosos y por seguro, preferirían verlos a todos tras las rejas como ha terminado haciendo Maduro con Leopoldo López y Antonio Ledesma. Al menos, buen aprendiz de carcelero ha resultado.

Por cierto, no quiero concluir sin referirme a los discursos de los “socialistas del siglo XXI” y sus acólitos. Fueron allí, como de costumbre, a boicotear la cumbre. Creo que no dejarían de sorprenderse por los halagos personales de Castro a Obama porque, según parece, no hay forma de cotejarlos con sus propias opiniones manifiestas. A un periodista, Evo le espetó sin ambages que no le interesaba reunirse con representantes “del imperio”, mientras Maduro, que no encontró cabida en su equipaje y el de su numerosa delegación para todas las firmas que recogió, debió conformarse con dirigirse en los consabidos términos y para la balconada, a la silla vacía de un interlocutor ausente. En Panamá, y tras los balaustres de otros balcones, las cacerolas debieron sonarle fuerte, a él y a sus “no gubernamentales”, porque esos que desde los balcones prefirieron sacrificar sus calderos hasta hacerlos inservibles; sí que lo son, ¿o, también el imperio les pagará por sus cazuelas?

Parafraseando al señor A.Oppenhaimer, a quien sigo porque me convence su objetividad, esta es mi opinión:

Posiblemente de todas las cumbres y después de haber sido la que más expectativas produjo, nada importante sucedió. Ahora que América Latina ve reducidos los precios de sus rubros de exportación, petróleo incluido, que los problemas migratorios se vuelven acuciantes para muchos países del hemisferio y que en un evento de esta magnitud pudieran haberse escuchado los criterios de entidades y organizaciones verdaderamente representativas de lo que los pueblos, al menos, esperan; nada de ello ocurrió. Por el contrario; andanadas contra la libertad de expresión, obsesión particularmente molesta para el presidente Correa y la taimada actitud de D.Rousseff al hacer votos por la asunción de un relativismo político que al tiempo y los hechos sus propios electores no parecen respaldar. 

Y, ¿quiénes fueron los culpables? Para mí, está claro: los que se presentaron para robarse el show entre las andanzas del único "presidente" que representó a un “gobierno” de 56 años y de origen aleatorio, aún si se le compara con algunos de sus amigos y la turba-multa que fue, según algunos crédulos pensaban, a discutir ideas (¿cuáles?) y terminó gritando: “pin pon fuera, abajo la gusanera” y acusando de apátridas, mercenarios y traidores a sus potenciales interlocutores que según repiten, forman una gavilla de admiradores del “hombre honorable” y al que “por su origen humilde” su jefe alega admirar. ¿No parece esto demasiado incongruente? Habría que preguntarle a Prieto si lo mismo que piensa de la encuesta es lo que opina sobre los criterios de su jefe.

Saben, una vez le escuché decir a un amigo que para los que ensombrecen su inteligencia bajo la férula de las revoluciones, todo termina donde comienzan “sus principios” y como no existen, decía, la discusión y el razonamiento no es para ellos; cuanta razón tenía al afirmarlo. Lo primero que hacen es pervertir el significado de la palabra diálogo que tanta humanidad entraña y es de esas cuyo amplio valor polisémico, no está a discusión. No son más que especie de sans-cullottes que en la modernidad, van contentos e ilusos a la guillotina, tras estos aspirantes a Robespierre que medran tratando de infiltrarse en el ambiente de otros tiempos en los que no encuentran cabida y que, sin dudas, no son los del terror jacobino; al menos y por lo pronto, en nuestras latitudes.

José Antonio Arias Frá.

Abril 12, 2015