LOS ESTADOS UNIDOS Y LA
UNIPOLARIDAD
El año 1989 marca un
hito cronológico importante en la definición de la geopolítica mundial y los
intereses de los países con posibilidad de desempeñar un papel importante en el
re-ordenamiento geo-estratégico porque junto a la caída del Muro de Berlín, el
derrumbe del socialismo en Europa Oriental y la posterior desaparición de la
Unión Soviética, la vieja definición prevaleciente durante la Guerra Fría dejó
de existir, al menos, en el marco de la bipolaridad dirimida entre los Estados
Unidos y la URSS.
Lo primero que debió
ser considerado a posteriori fue el argumento de que la guerra fría, al
desaparecer bajo el efecto de cambios significativos, era, según expresó F.
Fukuyama, el fin de la historia. Algo que, elaborado en la mente de un
neoconservador como él, podía considerarse como el asidero fundamental de la
tesis de la unipolaridad en vigencia y por venir, basada en el desarrollo de
una política económica liberal y en el absoluto predominio del neo-liberalismo
como relación prevaleciente en los vínculos políticos entre Estados.
Pronto, sin embargo,
comenzaron a ponerse de manifiesto las evidencias de nuevos propósitos que
junto a un entendimiento de la geopolítica más allá de la simple relación entre
geografía y política y a través de la llamada Geopolítica Crítica, vinieron a
sustentar las aspiraciones de nuevos territorios emergentes en la definición de
sus nuevas fronteras y a través de ellas. En ese sentido el caso de Rusia, es
quizás el más gráfico, aunque no el único.
En la definición del
concepto de unipolaridad, la potencia norteamericana se dejó influir por la
visión misma que había tenido durante la guerra fría y, como islote fuera del
nudo gordiano de la geopolítica mundial, siguió mirando el bloque euroasiático
con la misma visión de la segunda mitad del siglo XX. Ello determinó que Rusia
y China, entraran en el nuevo juego con ciertas, limitadas y pequeñas ventajas
relativas.
No sólo la visión de
llevar a cabo el control mediante la idea de los heartland versus los rimlands,
soportados en cualquier caso en el dominio aéreo y marítimo y en ese mismo
orden de importancia, provocaron cierta incongruencia (Ver.-NSS, 2002) Si
partimos del hecho de que la geopolítica (crítica) es más que una relación
entre países fronterizos o no, pero políticamente definidos como tal y
representan, sin embargo, especie de unidades variables que describen la
cambiante distribución geográfica de las rutas, los recursos económicos y se
conciben como la respuesta de cada Estado mediante la interpretación de sus
esfuerzos militares y diplomáticos la definición geo-estratégica aparece como
resultado, invariablemente.
Naturalmente, cuando
hay desconexión entre la estrategia de un Estado y su realidad geopolítica, ese
Estado comienza a decaer, perdiendo control sobre recursos y vías de
comunicación y disminuyendo su influencia sobre otros Estados. Cuando
Geopolítica y Geo-estrategia se alinean, ocurre lo contrario.
Pero lo que pareció
demasiado evidente para Fukuyama y para Thomas Friedman (el mundo es plano, sobre todo, debido a la influencia de los medios
de comunicación ―2005) empezó a
evidenciar el nuevo tipo de problemas que habrían de aparecer en medio de la
unipolaridad supuestamente fundada en el libre mercado y el poder económico
capaz de sustentarlo.
Una vez más, los
cambios geopolíticos apuntaban al valor geoestratégico y a la geografía y se
sucedieron sin tregua hechos como las dos guerras de Irak, la guerra contra El
Talibán en Afganistán (tras los hechos del 11-9/2001), la Primavera Árabe y su
conversión posterior en un baño de sangre, el surgimiento de Estados que
apuestan al nacionalismo más rígido en Europa, la guerra de los rusos en
Georgia en 2008 y la anexión de Crimea. En añadido, aún se hace difícil poder
precisar bajo qué condiciones surgió ese grupo llamado Estado Islámico (ISIS) y
que parece estar en guerra permanente con todo y contra todos; algo que no es
mínimamente explicable acudiendo al argumento del fundamentalismo islámico y la
Sharia, que comúnmente suelen esgrimirse como únicas razones.
De manera que si hoy
puede afirmarse que la unipolaridad norteamericana se ha visto amenazada y está
en vilo, al extremo de que algunos expertos se hayan atrevido a hablar de un
mundo carente de polaridad (tesis de la “no polaridad”), algo que parece
bastante imposible y cuyo sostén teórico es el resurgimiento de los llamados
Estados-Nación que deben aparecer sujetos al re-ajuste, la re-definición de sus
respectivas estrategias y la consideración real y casuística de sus propias
características geográficas. No obstante, la situación de los Estados Unidos al
día de hoy, sólo puede enfrentar una amenaza real proveniente de tres lugares.
El primer argumento
está representado en la amenaza interna a través de cambios demográficos que
pudieran tener repercusiones fronterizas y en consecuencia geográficas. De ahí
la preocupación constante de ciertos sectores que, políticamente coinciden con
los más conservadores, por evitar cualquier cambio en tal sentido y, por el
contrario, preservar el statu quo. El
segundo argumento es Suramérica, pero la unidad entre países importantes de la
región como Brasil o Argentina es un reto demasiado grande aún en el contexto
de diversos intentos en el plano económico. En tercer lugar, el reto más serio,
el norte de Eurasia donde se ubica Rusia, a quien Estados Unidos pretende
mantener alejada de los océanos bloqueando su acceso a ellos y, por supuesto,
China en el Lejano Oriente.
En tal sentido y desde
una visión macro de la geopolítica y la geo-estrategia norteamericana, el papel
de los Estados Unidos debe circunscribirse a mantener el poder en Eurasia
haciendo que allí, en el corazón (heartland), se mantenga la división porque
esto conlleva la afectación de la influencia rusa que es, sin dudas, el país
euroasiático por excelencia. Desde luego, muchas particularidades que logran
hacer desembocar los conflictos en otras áreas sumamente álgidas del globo como
es el caso del medio oriente, la península arábiga, la Anatolia y los Balcanes y
dónde Siria conforma el epicentro del terremoto, no son otra cosa que el
reflejo de las estrategias entre competidores de peso por el control
euroasiático. Donde, inclusive, China se juega sus propias cartas a través de
la concertación de alianzas estratégicas.
LA SITUACIÓN DE RUSIA Y
SUS LIMITACIONES
Pero si esa posición de
“outsider” ― isla geopolítica ― como definen algunos el papel de Estados Unidos
es sumamente ventajosa, la situación de Rusia en el contexto y en función de
sus aspiraciones, es esencialmente comprometida. Carece de accidentes
geográficos que la protejan y su primer imperativo geopolítico es la expansión
en todas direcciones con el objetivo de poner tierra entre sus enemigos y Moscú,
la capital, y sus alrededores. Una simple mirada al mapa ruso permite establecer
la coincidencia del actual territorio con el estado pre-soviético. Las grandes
regiones serían Siberia, Asia Central y El Cáucaso (las dos últimas
fronterizas) en tanto la primera (Siberia) con la mayor abundancia de puertos,
ve mermada su influencia, porque por el bajo nivel de las temperaturas, son
puertos de escasa efectividad comercial. He ahí la razón de la apuesta rusa por
una política de influencia ártica para nada afín con el conservadurismo
ecológico, sino más bien tendiente a la aceleración del deshielo.
La re-distribución
regional post-soviética, deja entrever el alto grado de importancia
geo-estratégica que desde el punto de vista geopolítico implica para Rusia la
actual situación. Al este, muy cerca de Rostov y la salida al Mar de Azov,
conectados por el Canal Volga-Don, se halla la salida al Mar Negro, muy cerca
de la ciudad puerto de Novorossiysk, además, ese acceso representa la llegada
por mar a Rumania, Bulgaria y Turquía. Todo ello refuerza aún más la
importancia del predominio ruso en Ucrania.
Otro tanto sucede al
oeste, donde el acceso al Mar Caspio incluye un tramo de costa considerable por
parte de Rusia y donde su influencia, sobre todo con respecto a Irán es un
objetivo importante. El conglomerado Georgia- Azerbaiyán-Armenia es, sin embargo,
una evidente limitación para Rusia al sur de su territorio en función de
fronteras que antes no existían y que ahora, a pesar de no haber un ambiente de
confrontación permanente, deben ser objeto primordial de los planes
geo-estratégicos rusos.
En el occidente y hacia
el centro y suroeste ruso, la situación no es menos complicada y los rimland de
Rusia y su control en esa zona, son evidente motivo de preocupación.
Bielorrusia, Moldavia y las Repúblicas del Báltico (Estonia, Latvia y Lituania)
con las que en los casos de Latvia y Estonia comparte frontera directa,
mientras que con Lituania sólo a través del apéndice ruso de Kaliningrado, que
le brinda conexión al Báltico y frontera directa con Polonia. El corredor
polaco que da acceso al interior ruso siempre, e históricamente, ha sido de
vital importancia y la garantía de su control, se encuentra hoy en el punto más
álgido de la cuestión geo-estratégica rusa desde el fin de la II GM, tras la caída
del bloque soviético euroriental.
La expansión rusa, sin
embargo, le trae dos problemas fundamentales. El primero es obvio: Rusia sólo
puede existir como imperio. La enormidad del territorio y su áspera geografía hace
que esté ligeramente poblado por etnias diferentes y múltiples identidades
(inclusive con uso de diversas lenguas) Esas gentes deben ser subyugadas por
los rusos y eso obliga a tener un sistema de seguridad interna que por fuerza
debe ser brutal. Luego, hay otro problema; dada la enormidad del terreno, las
distancias (rutas) entre los centros de producción de alimentos y los centros
de consumo ―fundamentalmente urbanos ― condenan a Rusia a ser pobre, lo cual
genera descontento. Por esas dos condiciones el segundo imperativo político
ruso es el manejo del imperio con terror y una tolerancia mínima a cualquier
intento de rebelión.
Hay, además una última
cuestión que fue tangencialmente mencionada y ahora, habré de detallar. Aunque
Rusia fuera capaz de asegurar sus fronteras en todas direcciones, tendría un
tercer imperativo geopolítico relacionado con la búsqueda de puertos cálidos
que le permitan acceso a los océanos para poder resolver sus problemas
económicos. Rusia aún está lejos de cumplir con tal imperativo. Todos sus
puertos más importantes pueden ser bloqueados en estrechos bajo control de
aliados estadounidenses (Dinamarca, Turquía y Japón, ―en el Lejano Oriente)
Eso deja como única
alternativa los puertos árticos. Es por ello que Rusia no tardó en anexarse
Crimea apenas se percató de la inestabilidad ucraniana. En cierto sentido
estratégico-militar, justifica la posición de Rusia al lado de Assad en el
conflicto sirio, donde los rusos tienen la única base naval fuera de su
territorio en Tartus y que garantiza la salida al Mediterráneo, a sólo 700
kilómetros del sur europeo. A partir de noviembre de 2016, el ministro de
exteriores rusos S. Lavrov se reunió con el general libio que encabeza la junta
de gobierno en ese país para ventilar la posibilidad de abrir una nueva base en
la costa norte africana de Lybia en el territorio de Bengasi, algo en lo que
los libios están vivamente interesados, así como los rusos.
Estando al tanto de
todo lo anterior se puede hacer una evaluación de la posición rusa. El desplome
de la URSS causó un retroceso evidente en los territorios que formaban parte de
la “Unión”, retroceso que supuso el avance de la OTAN. Hoy la alianza
occidental está más cerca que nunca del corazón ruso. En los últimos años, y
bajo el liderazgo de V.Putin, Rusia se ha recuperado dando golpes estratégicos
en Georgia y Ucrania. Esta última es existencial para Moscú y si no es parte de
la órbita rusa, no será de nadie. El caso de Bielorrusia, es muy parecido y la
intención de mantener a toda costa un gobierno pro-ruso en ese territorio, un
hecho necesario.
Además de mantener y
expandir una esfera de influencia, otro elemento de la geopolítica rusa es el
servir de puente para la integración euroasiática. De tal suerte utiliza sus
enormes recursos energéticos para forjar lazos encarnados en una enorme red de
oleoductos y gasoductos y en lo que recientemente está re-editando tal
procedimiento con respecto a China y otros territorios de la cuenca asiática.
En particular, la alianza con Beijing parece muy importante para los rusos
porque les permitiría liderar un mundo menos centrado en el predominio
norteamericano.
EL CASO DE CHINA
China, al interior de
su territorio, espacio que es aproximadamente la mitad del territorio
norteamericano, concentra una población de 1000 millones de chinos en un área
donde únicamente un 33% de la superficie está compuesto por tierras arables. Es un territorio sumamente árido.
En otro sentido, e
históricamente, el punto más vulnerable de China ha sido su costa, al mismo
tiempo que ello le permite gozar de una posición geopolíticamente ventajosa en
el Mar de China y frente a Estados aliados de Estados Unidos como Corea del
Sur, Taiwán o Japón. El contacto de China con el resto del mundo se produce en
más de un 90% a través de los puertos, donde, además, está concentrada la mayor
parte de la población e importantes centros de producción industrial en torno a
importantes centros urbanos, comerciales y financieros. Tras las reformas de
1978, el crecimiento no balanceado de la distribución de la riqueza ha entrado en
abierta contradicción con los propósitos políticos de la dirección del Partido
Comunista y se han visto reforzados negativamente por otros factores como la
corrupción, algo que no es dable analizar en el contexto.
Pero a pesar de lo
anterior, se añade aquí un interesante argumento. Por su enorme tamaño, su
densidad poblacional; China no puede ser conquistada y, con un quinto de la
población del Mundo, China resiste cualquier aislamiento, como lo ha hecho en
varias ocasiones a lo largo de su historia.
El desafío geopolítico
chino puede, entonces, resumirse así: para desarrollarse China debe entrar y
permanecer activa en el comercio internacional. Si lo hace, debe utilizar sus
ciudades costeras para interactuar con el mundo. Cuando ello sucede, la región
costera se enriquece y aumenta la influencia extranjera. Cuando los intereses
extranjeros convergen con los habitantes de estas regiones, comienzan a
competir con los del gobierno central, amenazando la unidad del interior. La
coincidencia entre el primer y tercer imperativos es clave para entender el
funcionamiento de la China hoy. El establecer un equilibrio entre la
repartición de la riqueza sin exacerbar el regionalismo representa el principal
desafío histórico.
Desde el punto de vista
externo, la mayor amenaza de China es la armada norteamericana, porque a
diferencia de Rusia, los territorios que aspiran a la autonomía están bajo
absoluto control de Beijing (El Tíbet, La Mongolia Interior y Xingjiang)
En los últimos lustros
China se ha empeñado en el desarrollo de una política de fortalecimiento de su
poder militar naval, aún muy lejos de poder competir con los Estados Unidos, y
con el propósito básico de encarecer los costos de un posible bloqueo marítimo
estadounidense (Ver el asunto de los islotes artificialmente creados para
establecer pequeños puertos o pistas de aterrizaje. Una evidencia de lo
afirmado)
Con respecto a Moscú,
China pretende desarrollar una política de convergencia de intereses,
principalmente, en el ámbito de los recursos energéticos y el desarrollo del
ferrocarril transiberiano que compartimentaría el peso del comercio por mar,
sobre todo con Europa.
Hasta aquí, una visión
general de los compromisos creados a consecuencia de la relación
geo-estratégica de los Estados y la definición en el ámbito de la geopolítica
real (Crítica) Otros análisis específicos, bajo el asedio de la actualización
permanente y como resultado de los hechos que acaecen de manera cotidiana,
pueden determinar cambios en la apariencia de mapas donde la influencia de uno
o más Estados involucrados en los conflictos cambian colores, más no el origen
en que se afianzan los presupuestos,
reales o no, y diferenciados entre sí por la imagen geopolítica, sus
imaginaciones (que es otra cosa) y la realidad que se pretenda construir.
José A. Arias-Frá
Referencias.
–
1.- Brzezinski,
Zbigniew. - El Gran Tablero Mundial (La supremacía estado-unidense y sus
imperativos estratégicos) B&N, 1997.
2.- Martínez Ángel,
Ricardo. – Influencia de la Geopolítica en las relaciones entre Estados en
la actualidad. (Conferencia ― pdf ― en: www.prensa.com)
3.- Feijoó González,
Alfonso Luis. – Alternativa Metodológica a la geopolítica de las
representaciones del mapa mundial ―pdf ― en: www.ub.edu
5.- Strausz-Hupe, Robert. – Geopolítica:
la lucha por el espacio y el poder/ The Balance of Tomorrow. En: www.thediplomat.com/
6.- Tarchov,
Valentina. – La Geopolítica como análisis y como propaganda. En: www.urbe.edu