Sunday, February 26, 2012

LA RECAÍDA DE CHÁVEZ Y EL FUTURO DE LOS SATÉTILTES.

'No quiero ni pensar en lo que puede pasar aquí si le sucede algo malo', dice un jubilado de 72 años. Yoani Sánchez escribe en Twitter que 'se especula' sobre otro Período Especial.
Millones de personas que nunca han puesto un pie en Venezuela tienen interés en la supervivencia física y política de Hugo Chávez, en momentos en que el presidente, otrora infatigable hombre fuerte de izquierda, se somete a una cirugía en Cuba para extirparle un tumor que, dice, es probablemente maligno, informa AP.
Los más vinculados al destino de Chávez radican en Nicaragua y Cuba, países que han recibido de Venezuela miles de millones de dólares en regalos, préstamos a largo plazo y petróleo a bajo precio. Ambos países han tomado medidas limitadas para amortiguar el golpe en caso de que la ayuda venezolana llegue a su fin. Otros países como Bolivia y República Dominicana también han sido beneficiados.
Muchos tienen buenas razones para prepararse para el fin de la ayuda en momentos en que el mandatario izquierdista es operado de nuevo después de que en junio le extirparon un tumor del tamaño de una pelota de béisbol de la misma zona pélvica.
El rival de Chávez en las elecciones presidenciales de octubre, el gobernador Henrique Capriles, pondría fin al "asimétrico" favoritismo económico de Venezuela y la ayuda al extranjero basada en ideologías, dijo Carlos Romero, un asesor del candidato en materia de política exterior.
Venezuela continuaría proveyendo petróleo subsidiado a "los países más pobres como Haití, pero no va haber subsidios para países como Cuba o países lejanos como es el caso de Siria", dijo.
Las encuestas muestran a Capriles cerca de Chávez, y los analistas políticos señalan que sus posibilidades de derrotarlo pueden mejorar en caso de que el estado de salud del mandatario de 57 años empeore.
Dependencia peligrosa
"Yo estoy erizado (asustado). No quiero ni pensar en lo que puede pasar aquí si le sucede algo malo a Chávez. Eso para nosotros sería terrible", dijo Pedro Iglesias, un jubilado de 72 años que vive en el centro de La Habana.La Isla depende de Venezuela para dos tercios de su petróleo, de acuerdo con los analistas, y el flujo venezolano de efectivo a cambio de servicios, como los provistos por médicos y entrenadores deportivos, asciende a cerca de 5.000 millones de dólares anuales. La cantidad representa aproximadamente el 15% de la economía cubana durante 2008, el último año en que la Isla publicó cifras.
Sin la ayuda, Cuba podría necesitar un severo racionamiento de alimentos y sufriría extensos cortes de electricidad como los registrados hace dos décadas durante el "Período Especial" que siguió a la disolución de su anterior patrocinador, la Unión Soviética. Funcionarios cubanos se han negado a comentar sobre la manera en que la Isla se ajustaría en caso de que terminara la ayuda de Venezuela.
Pero Raúl Castro ha presionado a favor de modestas reformas de mercado libre y recientemente abrió las aguas para la explotación petrolera. La empresa española Repsol YPF inició perforaciones de exploración el mes pasado pero tomaría al menos tres años producir crudo comercialmente viable, en caso de que las perforaciones sean exitosas.Michael Shifter, presidente de Diálogo Interamericano, un centro de investigación con sede en Washington, dijo que las reformas de Cuba "son en parte un esfuerzo para anticipar una posible reducción o corte".
El analista petrolero Jorge Piñón, de la Universidad de Texas, dijo que los líderes cubanos han demostrado que aprendieron de la pérdida del petróleo soviético a principios de la década de 1990.
"El gobierno cubano está muy consciente de los riesgos que enfrenta su economía con la pérdida de Venezuela", señaló Piñón.
"El gobierno de Cuba está en el bolsillo de Chávez saqueándole y tomando los recursos de Venezuela", dijo el viernes a través de Twitter la bloguera Yoani Sánchez, mientras el presidente venezolano viajaba rumbo a la Isla. "Se especula por acá de un posible segundo Período Especial si la salud de Chávez empeora".Piñón dijo que sería "catastrófico" para Cuba si se ven obligados a pagar el petróleo a precios de mercado, debido a que la Isla tendría que reducir las importaciones de comida. Cuba importa cerca del 70% de sus alimentos.
Arrastrados a la recesión
Nicaragua, por su parte, ha estado invitando a la inversión extranjera en sectores como la minería de oro, pero en la actualidad, su apoyo económico que no viene de Venezuela proviene casi exclusivamente de prestamistas multilaterales, como el Banco Interamericano de Desarrollo.
El país centroamericano recibe la mayor parte de su petróleo subsidiado de Venezuela, como parte de transferencias anuales del gobierno de Chávez que se calculan en 600 millones de dólares. Eso permite que el gobierno del presidente Daniel Ortega subsidie las facturas de electricidad y el transporte."Desconectar esta asistencia podría arrastrar a Nicaragua o Cuba a recesiones profundas", dijo el analista Adam Isacson, del grupo de investigación Washington Office on Latin America.
Lo que significaría el fin del gobierno de Chávez para los aliados más lejanos es menos claro. Irán, por ejemplo, se ha beneficiado mucho de su retórica.Chávez ha defendido públicamente a Siria, aunque sin confirmar los envíos de petróleo al gobierno del presidente Bashar Assad, en momentos en que usa el ejército para intentar aplastar un levantamiento popular.
Capriles reconsideraría las adquisiciones militares a Rusia, un país al que Chávez ha comprado más de 4.000 millones en armas desde 2005, dijo Romero. El candidato presidencial opositor también se concentraría en rescatar las relaciones con Estados Unidos.Además, un gobierno bajo Capriles examinaría cuidadosamente la política de créditos con China, aunque honraría cualquier acuerdo internacional que se haya firmado, dijeron sus asesores. China se ha comprometido a proporcionar a Venezuela más de 32.000 millones de dólares en préstamos a lo largo de la próxima década, pagaderos con petróleo.
Un legado que probablemente perdure
El gobierno de Chávez ha otorgado 82.000 millones de dólares en subvenciones y ha subsidiado a más de 40 países entre 2005 y 2011, aseguró Julio Borges, un legislador de la oposición que lleva la cuenta, basándose en los registros públicos.Cuba ha sido de lejos el principal beneficiario, con 28.500 millones de dólares; seguida por Nicaragua, con 9.700 millones; y Argentina, con 9.200 millones, de acuerdo con las cifras de Borges.
A pesar de su promesa de replantear la política exterior venezolana, la oposición dice que hay un legado de Chávez que probablemente perdure.Es posible que los cerca de 37.000 médicos, enfermeras y paramédicos cubanos que llegaron a Venezuela permanezcan en el país en virtud de los acuerdos que le dan efectivo a la Isla mientras que proporcionan la asistencia sanitaria necesaria para algunos de los venezolanos más pobres. Chávez dependerá de ese mismo sistema de salud cubano cuando se someta a cirugía en los próximos días."En principio", dijo Romero, el asesor de Capriles, "esos programas contnuarán".

Monday, February 20, 2012

OTRO INTERESANTE ARTÍCULO DE RAFAEL ROJAS.

La tiranía de la memoria

Fidel Castro confunde la narración de su vida con el relato de la historia de Cuba, y no duda en alterar detalles. ¿Cómo podría reivindicar la vida del padre Varela si esta es incompatible con un régimen de partido único?

 
¿Por qué un político como Fidel Castro, que gobernó durante medio siglo Cuba y que no siguió gobernándola sólo porque su salud se lo impidió, que tiene a su hermano menor al mando del país y que jamás es cuestionado en la opinión pública de la isla, dedica su retiro a justificar insistentemente su lugar en la historia? En los últimos seis años, Castro ha publicado cuatro libros de memorias y ha agenciado la publicación de alguna biografía favorable. ¿Cuál es la raíz de esa obsesiva administración de un legado político?
 
Hay algo significativo, por no decir sintomático, en el hecho de que este dictador haya iniciado su carrera política anunciando que la historia lo "absolvería" y que la termine enfrascado en alegatos personales sobre su comportamiento en el pasado. Si no fuera forzar demasiado el paralelo, podría observarse en Fidel Castro el gesto de Luis XVI en la Torre del Temple, narrado por Lamartine en la Historia de los girondinos (1847). El historiador francés destacaba que en su alegato justificativo, antes de ser condenado a muerte por traición a la patria, Luis XVI atribuyó toda la tragedia francesa a la "situación" y al "tiempo" que le tocó vivir.
 
Los cuatro últimos libros de Fidel Castro —Biografía a dos voces (2006), una larga entrevista autobiográfica con Ignacio Ramonet, La ofensiva estratégica (2010), La victoria estratégica (2010) y el más reciente, Guerrillero del tiempo (2012),otra larga entrevista autobiográfica, en dos tomos y más de mil páginas, con la periodista cubana Katiushka Blanco— son narraciones que reiteran pasajes conocidos de la vida del político cubano: la infancia en Birán, los estudios en el jesuita Colegio de Belén, la turbulenta juventud universitaria, el Moncada, México, el Granma, la Sierra Maestra, la entrada en La Habana en enero del 59, Playa Girón, los atentados, los sabotajes y su larga "lucha contra el imperio", frase con la que se despachan de un plumazo los últimos 50 años de la historia de Cuba
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Si alguna historia conoce el pueblo de Cuba es la de la Revolución, machacada durante cinco décadas
Pasajes tan conocidos que hasta un escritor cubano, Norberto Fuentes, los contó ya en primera persona y mejor prosa. Si alguna historia conoce el pueblo de Cuba es esa, ya que, en síntesis, no es otra que la historia oficial de la Revolución Cubana, machacada durante cinco décadas a varias generaciones de niños y jóvenes. La misma historia que en cinco décadas han contado la radio y la televisión, los carteles y la fotografía, el cine, la plástica y los cientos de escritores y periodistas que han aspirado, alguna vez, al cobijo del Estado cubano. La misma historia que repite día con día la cronología épica y el panteón heroico del Gobierno insular.
 
El culto a la personalidad de Fidel Castro ha sido la pieza clave de la historia oficial cubana. Lo que sucede en los últimos años es que mientras la mayoría de los historiadores jóvenes de la isla se aparta de ese relato, este último se concentra más y más en la persona del propio Castro. Es esa persona la que, al final de sus días, narra la historia de la nación cubana en forma de autobiografía, como si la historia del país cupiera dentro de la historia de su yo. Sólo que ahora, a diferencia de hace medio siglo, Castro no está interesado en presentar la Revolución como fin de la historia de Cuba sino en retrasar la historia de Cuba posterior a él.
 
Estos libros poseen, aunque pronunciados, todos los vicios de las historias oficiales de cualquier dictadura moderna. En ellos no se reconoce la diversidad de actores sociales y políticos que se enfrentó a la dictadura de Fulgencio Batista, ni la fractura de la comunidad cubana luego del triunfo revolucionario, ni los perjuicios económicos y culturales que tuvo la integración al bloque soviético y la adopción de las peores políticas centralizadoras, ateas, machistas, homofóbicas, racistas e intolerantes. Estos libros no son la memoria crítica de un revolucionario: son la justificación de una vida en el poder. La historia que lo “absuelve” no es la Historia sino el relato que él y sus seguidores escriben.
 
Una justificación que intenta movilizarse, por adelantado, contra el juicio que las futuras generaciones de cubanos deberán emitir y contra la ascendente visión plural de la historia del siglo XX que se abre paso entre los jóvenes historiadores, dentro y fuera de la isla. Basta leer a los autores más fieles a la línea oficial y a los periodistas y blogueros que amplifican la ortodoxia del partido único para constatar la ansiedad y hasta la desesperación que les produce la heterogénea conectividad de la era global. Las memorias de Fidel Castro, editadas por la editorial Abril de la Unión de Jóvenes Comunistas de Cuba, aspiran infructuosamente a ser lectura de cabecera para jóvenes cubanos del siglo XXI.
 
Benedicto XVI puede declarar Venerable de la Iglesia al padre Varela en su viaje a la isla.
Luego de más de medio siglo el peor efecto de ese persistente culto a la personalidad no es la simplificación histórica del periodo revolucionario o el vaciamiento de contenidos ciudadanos de la experiencia cubana posterior a 1959: es la reducción del pasado prerrevolucionario cubano a mera pincelada en la memoria de Castro. Una pincelada en la que grandes y complejas personalidades del siglo XIX, como Félix Varela y José Martí, tienen valor en la medida que funcionan como antecedentes del propio Castro.
 
Sobre la caricatura de José Martí en la historia oficial cubana se ha escrito mucho y bien, pero sobre la de Félix Varela menos, a pesar de que su importancia es tanta como la del primero ¿Qué tan conocido es el pensamiento de Varela, cuya venerabilidad delibera actualmente la Congregación de la Causa de los Santos en Roma, por la ciudadanía de la isla? Si, como muchos esperan, Benedicto XVI declara Venerable de la Iglesia al padre Varela, durante su próxima visita a La Habana, no estaría de más que el clero cubano o alguno de sus miembros aclaren si la visión de Varela que sostienen los teólogos vaticanos es la misma que defienden Fidel Castro y las instituciones culturales y educativas del Gobierno cubano.
 
Filósofo moderno, crítico de la escolástica tomista, primero partidario de Fernando VII, luego liberal gaditano, más tarde republicano anticolonial y abolicionista y, al final de su vida, sacerdote entregado a las penurias de su feligresía en Nueva York y San Agustín, Varela no puede ser considerado precursor intelectual de un régimen de partido único, basado en la ideología marxista-leninista. A lo sumo podría aceptarse que la fuerza que posee la idea de justicia en su obra, como sostuviera Cintio Vitier en su clásico ensayo Ese sol del mundo moral (1974), es un elemento de la tradición republicana del siglo XIX que, en efecto, retoman las ideologías revolucionarias del siglo XX cubano.
 
Pero entre esa observación de Vitier y el estatuto de Varela como precursor de Fidel Castro y su marxismo-leninismo en Cuba hay un trecho que no se puede saltar con un mínimo de rigor histórico. No hay manera de conciliar la Constitución liberal de Cádiz de 1812, que tanto admiró, estudió y comentó Varela, con las constituciones comunistas de Cuba de 1976 y 1992, que rigen aún la vida pública de ese país caribeño. Varela fue una buena prueba de que liberalismo y catolicismo, en contra de lo que auguraban las voces más estridentes de ambas tradiciones, eran conciliables. El siglo XX, por su parte, demostró que marxismo y cristianismo tampoco eran corrientes de pensamiento incapaces de dialogar.
 
Los diálogos entre diversas tradiciones ideológicas han probado ser tan necesarios como fecundos. Con frecuencia, las mezclas doctrinales logran acomodar más eficazmente las ideologías a la realidad que los purismos filosóficos. Pero por mucha flexibilidad que empeñen, las ideas políticas no pueden eludir contradicciones fatales como la del comunismo y la democracia, el partido único y los derechos de asociación y expresión, el totalitarismo y la libertad. Si de ideas políticas se trata Félix Varela y Fidel Castro no están del mismo lado.
 
Rafael Rojas.

Saturday, February 18, 2012

LA REELECCIÓN DE EVO MORALES Y EL CULTIVO DE LA HOJA DE COCA.

Cuando en 1997 arribé por primera vez a tierras bolivianas quedé sorprendido por las singulares diferencias entre las poblaciones del llano y de las zonas montañosas. Me dije: son dos países. Fue mi primera síntesis antropomórfica más elemental.
Después de una brevísima escala en la ciudad de La Paz, entre las ciudades más altas del mundo (3610 mts sobre el nivel del mar), arribé a Trinidad, capital del departamento del Beni, uno de los 9 departamentos en que está dividida Bolivia. Al salir del aeropuerto departamental me llamó la atención un grafiti pintado en una fachada que decía EVO, NARCOTRAFICANTE. Este fue mi primer encuentro con el futuro presidente de Bolivia y con el fenómeno del narcotráfico.
En realidad, con posterioridad, fui aprendiendo que la coca no es cocaína y que es un cultivo inherente a los hábitos dietéticos de los indígenas andinos. Los grandes sacos plásticos repletos de hojas de coca se podían ver por doquier, dentro de los mercados y fuera de ellos. Las cualidades analgésicas de la hoja de coca son reconocidas científicamente, también sus propiedades estimulantes, terapéuticas, y mitigadoras del apetito, la sed y el cansancio, que se logra a través de la masticación (chacchar) y/o el cocimiento.
Se ha escrito que la hoja, que prolifera fácilmente en las aéreas húmedas de los Andes, era de uso exclusivo por la casta superior en época del Imperio Inca. Según afirman muchos estudiosos, el uso de la hoja de coca fue extendido por los españoles para someter mejor a los indígenas de la región. La coca se convirtió así, al igual que lo que ocurrió con el opio en la China, en un instrumento de enajenación.
En el presente, la hoja coca se consume en todos los hogares, sin distinciones de clase social. Para el mal de altura (apunamiento) un buen mate de coca es el mejor recurso para combatirlo. A mí me alivio bastante cuando me encontré por primera vez en mi vida a alturas de más de 3000 mts.
Sin embargo, es tonto pensar que toda la coca que se cosecha en Bolivia tiene un fin terapéutico. Evo no puede ocultar la verdadera razón que hay detrás de sus argumentos. Entre 500 y 1000  millones de dólares se mueven en Bolivia gracias al tráfico de cocaína.  Según estudios de las Naciones Unidas las hectáreas dedicadas a este cultivo se han incrementado en un 20% desde que Morales ganó la presidencia. Un analista boliviano asegura que, el 67% de la coca va hacia el narcotráfico. El 95% del total proviene del Chapare, sede de las seis confederaciones cocaleras que preside el señor presidente de la república.
Evo no es el único político boliviano que ha estado relacionado al narcotráfico, su diferencia estriba en que le ha dado un matiz de reivindicación social a la lucha por lograr y preservar un status de total tolerancia hacia los productores de la hoja coca, convirtiendo el asunto en una lucha por un “socialismo” que él no alcanza a definir coherentemente. Como si los cocaleros, muchos de los cuales poseen enormes SUV de lujo,  grandes mansiones en las principales ciudades y se han construidos condominios con fines de renta o venta, fueran trabajadores o jornaleros.

En realidad los prósperos cocaleros utilizan mano de obra que trabaja en condiciones de semiesclavitud,  este es un fenómeno muy peligroso que se expande por Suramérica.
La mayoría de los llamados movimientos sociales están corrompidos por el dinero proveniente del narcotráfico.
Mientras tanto, Bolivia sigue generando cuantiosas riquezas con base en la coca y sus derivados. Los cárteles mexicanos y colombianos, sin el acecho de la DEA, se establecen más tranquilamente en territorio boliviano. Que sucederá en este hermoso, pero dividido país, durante los próximos cinco años. Ojalá sus gobernantes, entre ellos el confiado Evo Morales, estén conscientes del peligroso terreno que están pisando.
Mario Morales.

NOTA.- En el trabajo anterior, bajo el título ¿Mis Nietos, no son Cubanos?; encontraran una reseña sobre el autor, de este "post", escrito a finales del 2009 y principios del 2010.

José A. Arias.







¿MIS NIETOS, NO SON CUBANOS?

                                  

Gaby y Rauly son simpatiquísimos, hermosos y ocurrentes. Gaby amorosa y Rauly tierno y muy pendiente de su hermana, en todo lo que ella hace. Ellos pronto serán bilingües. Son mis nietos del alma. Los únicos por ahora. Pero ninguno de los dos es cubano de nacimiento. Ella nació en Cochabamba, Bolivia y él vino al mundo en Miami, EE. UU, tres años después.
¿Qué sucedió?  ¿Por qué esa enorme distancia geográfica entre los lugares de nacimiento de uno y del otro?  No fue el deseo de mi hija procrearlos así, en medio de un recorrido tan escabroso.  Eso sí, ella me había dicho una vez:
-Papi no tengo deseo de que mis hijos nazcan aquí, en Cuba. Quisiera algo mejor para ellos.
Fue muy triste asimilar esa decisión de ella. Las nuevas generaciones se muestran reacias a procrear en la tierra de sus padres, porque a diferencia de nosotros no tienen nada que soñar, no tienen ningún futuro que dibujar. No hay nada detrás del horizonte visible. Ahí termina todo. Salvo que si te paras justo de frente al norte, más allá, a lontananza, permanece una posibilidad todavía, muy difícil, pero alcanzable, Estados Unidos.
Yo vivía preocupado y llegue a pensar que mi hija tenía algún problema con su pareja que impedía que pudiese quedar embarazada. Qué alegría aquella noche cuando leí un e-mail de Lissette donde me anunciaba que por fin traía una nueva vida en su vientre. Ella estaba en Cuba y según sus propósitos tenía que acelerar su partida. Empezó la carrera contra el reloj.
¡Qué curiosidades tiene la existencia! Cada sorpresa que recibes es el resultado de los actos de la vida, de los cuales en muchos casos, uno ni se acuerda qué fines tenía. Mi hija, con siete meses de embarazo, fue a parar a Cochabamba con su esposo y su mamá debido a fallas en sus planes de llegar a Estados Unidos por la frontera con México. En esta hermosa ciudad boliviana, a unos 2600 mts de altura, nació Gaby, a más de 5,900 Km (3,700 millas) de Reynosa, la ciudad fronteriza mexicana por donde 10 meses después, finalmente, alcanzarían los cuatro el codiciado territorio estadounidense.  
Todavía guardo en mi mente las imágenes de aquella despedida desde la terraza del aeropuerto Jorge Wilsterman de Cochabamba, cuando Mario Javier se apretó a mi cuerpo y me balbuceó, aun tenia la voz chilloncita de su adolescencia:
-Papi, ¿volveremos a ver pronto a Gaby y Lissette, y también a Raulito? ¿Papi, tú crees que podamos estar en Miami cuando cumpla su primer año?
Tenía los ojos cargados de lágrimas, pero no brotaba ninguna. El siempre había sido así, muy machito. Cuando aquella horrible fractura en su brazo izquierdo mientras jugaba futbol en el patio del  colegio en Cochabamba, tampoco había podido llorar.
En ese instante, ante pregunta tan espinosa, no sabía que responder, mi cuerpo vibraba por el frio que había en la terraza, mientras buscaba unas consoladoras palabras. Entramos a un saloncito con una temperatura más cálida y agarrándolo por los hombros le dije:
-Mayi pronto estaremos juntos y tu podrás visitar a tu hermana, a Gabi y a Raulito. Lo mejor es reunirnos todos en Miami, para qué vivir separados. ¿No crees? La familia es lo más importante. Afirmación trascendente.
Y así fue, después de un aventurado viaje, con prisión incluida en México, llegamos a Estados Unidos unos seis meses después que la “expedición” de Lissette y compañía.
Finalmente vinimos para la “YUMA”, llegamos sanos y salvos, Mayi, Mary (su mamá), y yo, (el abuelo). Después de 45 días de nuestra salida de Bolivia, tras una calurosa y emotiva despedida de nuestros amigos en ese bello país, atravesando riesgos insospechados, soportando la prisión y el aislamiento de los tres, y  por sobre todo, gracias a la protección de una gran amiga guatemalteca y de una media prima residente en México con su amable esposo, podemos hacer el cuento ahora y pronunciar la frase célebre “la familia es lo más importante”.
Y esa es una de las lecciones más trascedentes que se sacan de estas peripecias a la que nos hemos visto obligados miles de cubanos durante cinco décadas.
Sin embargo, no todas las familias cubanas que se fragmentaron han tenido la suerte de reagruparse de nuevo. Miles han perdido sus vidas antes de alcanzar ese sagrado propósito, otros miles fueron superados por la dureza del sacrificio y sencillamente crearon otras familias. No pocos han sido capaces de crear nuevos hogares y, por tanto, nuevos núcleos familiares con personas de otras razas y costumbres donde en cada plato, infusión y refresco se puede hallar la huella nuestra.
Mis vivencias me provocan pensar en Cuba, mi tierra. No poseo una evidencia importante que demuestre que mis experiencias son similares a la de miles de cubanos, pero me voy a atrever a adelantar una conjetura y quizás con la participación de los que me lean pudiera enriquecer mi punto de vista.
Estamos ante una verdadera crisis de la cubanía. Cuba, como país, está sufriendo un desgajamiento humano muy grande. Sus principales fuerzas civilizatorias se han debilitado al extremo.  Nuestra nacionalidad languidece, evidente. La familia mayor, la nación, está en el camino de una extinción lenta, y por ello más destructiva y dolorosa. La nación ya no es joven y vigorosa. Una de las pruebas más fehacientes está en los datos demográficos oficiales que ilustran el envejecimiento de la población cubana.
“La población cubana decreció por tercer año consecutivo en 2008, al bajar a 11,24 millones, casi 700.000 menos que en 2007, informaron hoy fuentes oficiales. Medios informativos estatales destacaron que la reducción se produjo como resultado de un aumento de la mortalidad y a pesar de que los nacimientos crecieron en 2008. Según la Agencia de Información Nacional (AIN), es un hecho natural que guarda relación con el envejecimiento de la ciudadanía, cuya edad promedio se ha incrementado hasta contar con aproximadamente dos millones de habitantes que superan los 60 años de edad” (casi la mitad de ellos con más de 70). En la historia de Cuba hay sólo dos momentos anteriores de disminuciones poblacionales: en 1899, tras acabar la guerra de independencia de España, y en 1980, por una emigración masiva….”,  agrega la agencia oficial.  Son espeluznantes y asombra el cinismo con que el oficialismo cubano maneja los argumentos para explicar este desastre. Pero, sobre ellos escribiré más adelante.

Mario Morales.

NOTA.-El autor de éste trabajo, viejo amigo y mi compañero de claustro hace algunos años, tiene un doctorado en Historia de la Universidad de La Habana y fue profesor titular de esa especialidad en el Instituto Superior Pedagógico Enrique José Varona. Actualmente reside en Miami.

En interés de los seguidores de éste "blog" me congratulo en anunciar que contaré, a fin de elevar la calidad de sus contenidos, con su participación y la de su esposa; la también profesora María Teresa Betancourt. Agradezco a los lectores de Collage Cubano su atención. Para mí la contribución al ejercicio de una labor educativa y seria constituyen una prioridad insoslayable. Gracias.

José A. Arias 



Wednesday, February 15, 2012

VENEZUELA, LA OPOSICIÓN Y EL COMBATE CONTRA LA APOLOGÍA DE LA JUSTIFICACIÓN

He insistido en el concepto porque esa es la vía mediante la cual se sacraliza el ejercicio del poder por parte de quienes lo usufructúan para evadir y demoler la verdadera democracia. Parece que no existe ninguna manera de hacer congeniar la vía electoral con la entronización del totalitarismo. El argumento entonces, único posible en estos casos, es desvirtuar el concepto y presentarlo revestido de una supuesta pureza ideológica. En estos dos primeros lustros del siglo actual, algunos pretendidos y pretenciosos “líderes” se han dado a la tarea de hacer valedera esta tesis.
Escuché a Álvaro Uribe comentar en una ocasión, que le era difícil comprender esta amalgama de conceptos al referirse al llamado “modelo chino”, el ex presidente colombiano exponía serias dudas con respecto a la posibilidad de combinar un desarrollo económico capitalista con la presencia del unipartidismo clásico de los más conservadores proyectos socialistas de corte marxista. Antes, y dentro del mundo comunista de la postguerra, en los países de Europa del este ya habían existido ensayos de implantación de lo que se conoce como capitalismo de estado en el socialismo. Uno de los ejemplos más conspicuos fue el de la República Democrática Alemana. Como era de esperarse y bajo la férula de un comunista contumaz como fue Gustav Husak y de la Estasi, la supuesta flexibilización pretendida, estuvo condenada al fracaso.
Y es que hay cuestiones en este engendro político-económico que originalmente pueden considerarse inviables. Los principios del libre mercado, la liberalización de las fuerzas productivas, la libertad económica y la libre empresa no tienen relación alguna con la falta de libertad, que genéricamente vista, se pretende hacer coincidir con la falta de libertades en el orden jurídico, social y político. De lo anterior se infiere que el concepto de democracia con apellidos, por ejemplo: las llamadas democracias populares y socialistas, no son más que una verdadera entelequia. Por supuesto que el concepto democracia tiene que tener una base popular, amplia además; pero esa amplitud solo es posible a través de la competencia por el poder y de su vigencia aún después de conseguirse.
Cuando las ventajas de la verdadera democracia son utilizadas para implantar el totalitarismo, su contenido esencial desaparece. Sobreviene entonces una etapa en que comienza a establecerse una especie de cerco basado en la ideología y su consecuencia inmediata siempre es el desvirtuamiento de la verdadera democracia. Aún en el caso chino, al que Uribe se refería y donde estos procedimientos parecen haber tenido más éxito y haber llegado más lejos, la flexibilización económica apreciada, hubiera merecido la condena y el ostracismo, cuando menos, de los actuales dirigentes chinos en épocas de Mao Tse Tung. En la actualidad, el tiro en la nuca, tras pretendidos procesos judiciales sumarísimos, o la reducción al ostracismo mediante largas condenas, siguen siendo la forma de excluir a los opositores.
Además de ese proceso de “cerco ideológico”, acompañado de medidas como las expropiaciones, en algunos casos mal llamadas nacionalizaciones, que pueden ser interpretadas de otra manera y en virtud del establecimiento de un control de los recursos naturales del estado nacional, y no con fines exclusivamente políticos, el establecimiento de una censura tendiente a reforzar la autoridad personal del “líder” y la execración total del pluripartidismo, y finalmente; la creación de alianzas de exclusivo matiz y afán polítiquero basadas en “modelos” afincados en la tenebrosa historia anterior a la post modernidad;  huelgan los ejemplos del desatino y el desenfreno de los que quieren validar su gestión por esas vías. En acuerdo con semejantes presupuestos, los resultados nunca son buenos.
Los que conocemos en detalle, no solo por experiencia, sino también por la gnoseología temerariamente ortodoxa de estos regímenes – a la vez que se implementa la continuidad no puede hablarse de gobiernos- entendemos lo que significa, por ejemplo; cosas como estas (y cito) “…jamás volveremos a permitir que nadie arrebate a nuestro pueblo su libertad, su independencia…” esto no representa lo que en sentido recto pudiera ser interpretado como un acto de justicia y si lo vemos a través del contenido semiótico de la frase entenderemos que: quien únicamente puede arrebatar la libertad y la independencia a una nación es el tirano que alienta, o al menos pretende hacerlo, y justifica su prepotente liderazgo, excluyendo a sus propios seguidores. No es casual que los tiranos se desentiendan de la posible e imponderable suplantación de su poder personal y actúen siempre siguiendo el mismo patrón: el de quitar del camino a quienes puedan menoscabar o hacer sombra al ejercicio de ese poder.
A consecuencia de lo anterior el unipartidismo se resume en un grupo de personas que respaldan la gestión del líder y se auto declaran incapaces de sustituirle. Cualquier otra pretensión entre ellos los hará desaparecer de la escena política. Semejante concepción es lo más alejado que puede haber de una democracia de verdadera base popular y participativa. Existe, sin embargo, un peligro que en el caso de los países de nuestro continente y que han caído en el vacío de la implementación de esta estrategia; resulta difícil de rescindir: el efecto de la demagogia que adjetiva los procedimientos, esencial e intrínsecamente espurios de estos radicales personajes.
Desgraciadamente la falta de educación -en gran medida nuestra peor culpa- es el pasto reverdecido para el ejercicio de la demagogia. Tampoco lo es menos la innegable existencia de una previa competencia partidista corrompida por el abuso de la democracia. Una de las principales consecuencias de la combinación de ambos elementos es el advenimiento de la tiranía. Y no es óbice, solamente, de la acción promovida por las llamadas izquierdas radicales; también lo ha sido para la justificación de regímenes dictatoriales ultra reaccionarios y vinculados a la extrema derecha en el espectro político. En América Latina, por ejemplo, la concomitancia entre el ejército y las oligarquías nacionales generaron tiranías de muy triste recordación y criminal expediente para los pueblos que les ha tocado padecerlas. Digamos que en este sentido los extremos se tocan y se materializan a través de un mismo resultado.
Pero en esta fórmula que se pretende exponer bajo el flamante título de “Socialismo del Siglo XXI” hay resquicios que aun permiten la competencia. Hace poco escribí un trabajo bajo el título “LOS VOTOS SON NUESTROS, LAS BOTAS SON DE ELLOS”; en él explicaba la importancia del voto como arma más eficaz con que cuenta la verdadera democracia. Estoy convencido que ese voto es una espina clavada en el costado de los tiranos y sus aprendices. El ejemplo que nos acaba de ofrecer, con su acción, la oposición venezolana volcándose masivamente a las urnas, es más que una respuesta, es el colorario de la imposibilidad de que puedan coexistir la democracia y el totalitarismo y puede constituir la némesis de lo que llamo apología de la justificación.
Hay, en consecuencia, una especie de patrón de comportamiento que ya hemos visto antes, y que a manera de reacción, frente a la acción, ponen en práctica los tiranos: la radicalización de su actitud, aún en el plano personal. Aparece el discurso, atemporal y manido en donde se alude a una supuesta voluntad basada en principios de pretendida moralidad y de falsas implicaciones histórico- políticas: “…yo siempre he sido un revolucionario, un socialista, un izquierdista, un radical y mi ejemplo es Bolívar”. Semejante actitud hace mella en los sectores más radicales dentro de la base de apoyo de quienes pronuncian estos pseudo patrióticos y auto alabanciosos discursos. Para responder a ello, hay que ser mesurado e inteligente, además de convincente y valiente y, con esas armas; enfrentarse a la diatriba degenerante y excluyente de quienes los pronuncian. Pero lo más importante: no caer en la trampa de este sucio juego.
Si esto se puede lograr, las barricadas se derrumban por si solas. Lo importante es evidenciar en cada caso, la inconsistencia del discurso con la realidad que se esconde tras su débil estructura, y existen muchas maneras de hacerlo. La oposición venezolana acaba de anotarse un triunfo trascendental, y su candidato, el joven Henrique Capriles Radonski, que es el producto de una unidad real, parece estar poseído de las virtudes para defenestrar la apología de la justificación. Le he escuchado referirse varias veces a la situación actual de su país en términos muy convincentes al decir, por ejemplo: (y cito), “…en Miraflores no se reúne un gobierno, se reúne un partido…” o “…el pueblo quiere paz, está cansado de vivir bajo los efectos de la inseguridad…” o “…los venezolanos se merecen un futuro donde puedan re encontrarse con su verdadera identidad nacional…” Este discurso, no solo constructivo; pero que además de llamar a la concertación queda pronunciado por una persona que  por su edad, o por su participación anterior en la vida política de su país, le vale o le crea compromiso alguno, parece ser desconcertante para los ursurpadores. Esperemos que los venezolanos, aún los que en algún momento apostaron por Chávez, lo hagan suyo y le den un voto de confianza. De no ser así el epitafio que Chávez acaba de esbozar para enterrar definitivamente la democracia en Venezuela se convertirá en una patética realidad: “…nadie podrá arrebatar la libertad y la independencia a éste país…”; habría que agregar: yo soy el único que lo ha logrado.
José A. Arias.

    

Thursday, February 9, 2012

LO OBJETIVO Y LO IRREAL EN EL TRATAMIENTO DEL TEMA HISTÓRICO


Repasaba recientemente diferentes versiones de un mismo hecho y me sorprendía la diferencia contenida en las conclusiones  a que llegaban los distintos expositores. La relatividad puede hacer maravillas, sobre todo si la intención pretende servir de escudo a la deslealtad. Quizás sea por ello que esa supuesta objetividad de la labor que los periodistas pretenden atribuir a su función parezca en ocasiones, más una quimera que una concreta e indiscutible realidad; sólo aplicable al tratamiento de la noticia, no así al análisis.

A veces la pretensión del objetivismo se basa en la defensa de un argumento justo; aunque el concepto de justicia en sí, entraña también una escala de interpretación que se mueve entre la que le sirve al acusado y la que lo condena por intermedio de quien le señala levantando el índice. La justicia, cuando se trata de aplicarla socialmente, muy raras veces encuentra asideros comunes. Lo justo para quienes la imparten, casi nunca lo es para quienes la reciben.

De lo anterior se infiere que gobiernos justos, justicieros, imparciales; capaces de satisfacer cualquier demanda por ridícula, perentoria y hasta necesaria; sencillamente no existen. Donde el problema se agrava es en esos predios de condición exclusiva en que los tiranos se roban la toga de la justicia y se arropan con ella: la tiranía se convierte en un acto de invaluable  justicia a perpetuidad, y los que la representan suelen crear un ambiente en que la acusación es una versión unívoca del poder y que no está sujeta a interpretaciones ulteriores.

Basta sólo leer con detenimiento los cientos, miles de argumentos que esos llamados historiadores que representan una “corriente de pensamiento” dentro de un sistema cerrado a las más comunes interpretaciones, hacen de una información periodística que, basada en medios que no admiten la reprobación, como el reportaje gráfico –al que puede eliminarse el sonido, y aún sigue sugiriendo la misma idea- deforman; con el sólo propósito de crear estados de opinión, que por irreales, son además incorrectos, inciertos e improbables.

¿Resulta posible acaso entender que, después de ver fotografías y reportajes de lo que acontece en Siria, alguien pueda decir que el gobierno de Assad es justo y que merece respaldo? He aquí un buen ejemplo de lo que trataba de explicar al respecto. Pero lo absurdo de la actitud que asumen nuestros inveterados defensores de todos esos proyectos de igualitarismo e inmaterial connivencia que nunca –quienes la promueven saben de su imposibilidad- se llega a producir, es que conforman el grupo de los que se manifiestan en apoyo de un criminal internacional como el tirano sirio y en cuyo caso la historia contribuye a evidenciar.

La ininteligible explicación que nos dan es que por muchos años han demostrado su patriarcal preocupación por el pueblo que gobiernan y que, quien está imbuido de tan pura intención no puede hacer el mal, ni se puede equivocar. La humanidad, en diferentes momentos, ha sido testigo de los crímenes cometidos por estos individuos en “defensa” de los intereses de sus conciudadanos y, si pensáramos en algunas situaciones –no pocas por cierto- en que la necesidad de un desenlace militar se ha hecho indispensable para frenar su sedicia; la acusación sigue siendo un índice levantado por los malhechores contra quienes pretenden contrarrestar el efecto de su acción.

La “apología de la justificación” (término que he utilizado y que me parece muy gráfico al respecto) no tiene que ser para nadie una bandera en disposición de ser utilizada a la medida  y en función de las circunstancias. Alguien con quien conversaba y comentaba ideas en una ocasión, me dijo: la ideología no es criticable porque está contenida en todos los argumentos y quienes los elaboran  en  contraposición  a los nuestros, la utilizan tanto como nosotros. Esta manera de pensar es precisamente lo que trato de definir como la apología de la justificación que considero además, un grave error. En la mayoría de las ocasiones se expresa por intermedio de una opinión fanática y distorsionada que en consecuencia no suele ser real, ni siquiera cercana a una posible realidad; sino todo lo contrario, una interpretación tendenciosa, intangible e idílica.

Pero cotidianamente nos enfrentamos a situaciones que parecen no tener una explicación lógica. Muchos adelantan conceptualizaciones sobre lo que la política puede significar; desde largas y complejas interpretaciones pretendidamente conceptuales que no rebasan la categoría de panfletos bajo títulos alentados por consignas, hasta “estudios” presentados bajo cierta pulcritud investigativa en cuyo caso puede resultar más creíble lo que se expone técnicamente avizorado. Lo recomendable, en cado caso, sería el ofrecimiento de una explicación convincente y desapasionada; pero es lo menos común; ello sugiere del objeto de la historia -siempre el hombre- una respuesta interactiva desde el punto de vista cognoscitivo que es muy difícil obtener, lo que suele hacer fácil la tarea de los mercaderes de la información y en todos los casos aquellos para quienes llevan a cabo su labor.

¿Con qué hemos de tropezarnos al final? Unos alegan que con la historia contada por los vencedores, otros festinadamente opinan que ha de venir expuesta por hombres cuya intrínseca debilidad moral los hace parciales, otros que no logran deshacerse de sus ideas ideológicamente comprometidas y se ven en los demás como en espejo. Nada de lo anterior encausa la realidad a pesar de que suelen ser respuestas, lugares comunes para los comisarios, benévola y maliciosamente conocidos en algunos casos como “instructores políticos”, siempre encargados de hacer prevalecer la nulidad mental de quienes suelen agruparse, según ellos, bajo el insustancial apelativo de “masas”

Ante las circunstancias expuestas, escapar de cualquiera de esas categorías nunca será fácil, aunque tampoco imposible. Es por ello que la educación resulta tan importante y, si no fuera así, el éxito de los inocuos de soez verborrea –como alguien acotó- no habría sido posible. Cuando hablo de estas cosas me viene siempre a la mente aquella frase de un tirano que a pesar de su insensatez, encontró en su momento un desenfrenado respaldo: “…elecciones para qué”; y me pregunto: ¿en cuántos predios del planeta, y en ese mismo momento, bajo circunstancias históricas similares, semejante pregunta habría tenido sentido? El epítome de la respuesta parecía comprensible, la intención: sustituir una dictadura por otra que dura hasta hoy; muchos, desgraciadamente, la han aceptado.

Con la referencia que la simple observación suele proveer y una pequeña cuota de interés por lo que debe conformar nuestro entorno, debiera ser suficiente para no dar crédito a las falsedades, alejarse de la demagogia y hacer que el valor de la sociedad, como sucede en muchos casos, esté basado –realmente- en la cultura y no en superficialidades de oscuro origen y malsanos propósitos. La experiencia de vida individual, en gran medida conformadora de la experiencia social, tiene que evadir cualquier interpretación deformada de la realidad. Esa debe ser la única y verdadera Historia. Lo demás, por muy abultado que sea el volumen, son cuentos de tartufos para imberbes e ignaros receptores.
José A. Arias