Friday, February 26, 2016

LA CAMPAÑA 2016: UN TERRENO PELIGROSO.

He vivido varias campañas políticas en Estados Unidos y debo coincidir con la mayoría de los que opinan al respecto. Esta del 2016 es atípica y a la que, sin embargo, y a mi modo de ver; se le distraen las causas y los efectos y nos arrastra, a nosotros, ciudadanos; a una coyuntura demasiado incierta y cuyo desenlace es aún, poco predecible. Eso no es saludable para la democracia y los que así piensan corren el riesgo de la equivocación.

La campaña republicana se produce en medio de una situación irregular donde el partido enfrenta cuatro candidatos entre sí y hasta ahora, contra el quinto: Donald Trump, que va ganando las primarias de su partido sin que los demás parezcan encontrar la vía idónea para deshacerse de su influencia y al que el propio “establishment” se niega a apoyar dando la impresión de que mientras más se empeñan en crear un estado de opinión entre sus votantes en contra del magnate de bienes raíces, más apoyo consigue entre los electores de base.

El Washington Post se ha hecho eco de tal conflicto en una serie de editoriales consecutivos (cinco en total), poniendo de relieve y sin ambages lo que considera una crisis a nivel interno en la entidad partidista y que según afirma, puede conducir a una quiebra de la institución política. Quizás se exagere, pero lo que sí es inédito es el carácter dual de una lucha por el control que desvirtúa lo que debiera ser el espíritu de cualquier campaña a este nivel: la competencia equilibrada de todos por un liderazgo único.

Tras el fracaso de la campaña de Jeb Bush y sus pobres resultados después de New Hampshire, todo parece indicar que la visión a corto plazo para el 1 de marzo (supermartes) es cerrar filas en torno a la candidatura de Marco Rubio pero, con muy poco tiempo –poco más de quince días- antes de las primarias en Florida, la tozudez de candidatos como Ben Carson y John Kasich que persisten en sus intenciones, parece ser un argumento cuesta arriba el propósito de transferir votos que siguen dispersos, al elegido del “establishment”

Eso, lo sabe Trump y los que manejan su campaña y es evidente que el aumento de los porcentajes a su favor después del caucus de Nevada deben seguir favoreciéndolo mientras el resto, Rubio incluido, se vean obligados a conformarse con segundos y terceros lugares –excepción de la victoria de Cruz en Iowa y del quinto puesto de Rubio en New Hampshire- entre porcentajes atomizados frente a los resultados obtenidos por Trump. He ahí, la única realidad tangible hasta ahora y a pesar de los numerosos y variados argumentos que se escuchan a diario. El republicanismo se sigue debatiendo en una perspectiva de todos contra todos y uno frente al resto, que suma votos a favor de Trump mientras supera a los demás, aún frente a los intereses manifiestos de su propio partido. ¿No parece esto algo así como un callejón sin salida?

Entre los demócratas, la situación se acerca un poco más a la normalidad; sobre todo porque la competencia se dirime entre dos candidatos y eso hace más viable y digerible la campaña para los votantes a nivel de base; pero ninguno de los dos  es típico si se piensa en campañas observadas con anterioridad entre los propios demócratas; un izquierdista de posiciones extremas que siguen el paradigma de la socialdemocracia europea, Bernie Sanders, y una mujer que, aunque se lanza al ruedo en un segundo intento, motiva aún las dudas de una versión presidencial de género que mantiene abierta la pregunta –especie no dilucidada del todo- de si el país está preparado para una dama en la Oficina Oval y como comandante en jefe.

Podrá pensarse y según he escuchado, no sin razón, que Sanders en la democracia más conservadora de Europa pudiera parecer un candidato de centro derecha, pero no estamos en Europa y aquí, en América, su hoja de servicios y sus propuestas, fomentan su atipicidad entre los electores demócratas y sus porcentajes, no obstante, consolidan la impresión de que su base de apoyo entre los jóvenes llamados “milenios” ponen en evidencia la polarización de opinión de ese sector a favor del candidato, contradictoriamente, el de mayor edad (74) ¿No es esto algo que parece, al menos, raro?

La campaña de Hilary Clinton, bajo asedio por el “trending” alcanzado debido a las versiones por las investigaciones que nunca concluyen pero que según los números han terminado por socavar su credibilidad, algo muy importante para cualquier candidato, es lo que la tiene tan cerca de Sanders, mucho más cerca de lo que estuvo en determinado momento en que sus números la alejaban de su más inmediato contendiente, Barack Obama en 2008 y con el que sin embargo, perdió la nominación en esa ocasión. La ex primera dama, ex senadora y ex secretaria de estado, tampoco puede estar durmiendo tranquila, su campaña no es camino trillado, ni crónica de una victoria anunciada.

¿Qué es lo que todo parece indicar?

1.-Que en los dos partidos se está produciendo una polarización de la opinión entre los votantes de base que puede ser potencialmente peligrosa.

2.-Que los resultados obtenidos hasta ahora por los candidatos que realmente muestran opciones de posibilidad concreta no evidencian necesariamente una “actitud inteligente” por parte del votante al momento de ejercer su derecho. El votante no es tan sofisticado como muchos analistas pretenden, más bien se proyecta a través de un pragmatismo basado en la inmediatez de las circunstancias.

3.-Lo anterior demuestra el desgaste de las opciones demasiado políticas y tradicionales y queda, para un sector minoritario, la capacidad de fundamentar en el conocimiento histórico de los vaivenes de la política norteamericana las razones del voto en el crucial momento del sufragio, lugar donde se manifiesta verdaderamente el encuentro entre el elector y su conciencia.

4.-Ya es evidente el mal que ha engendrado en la opinión pública nacional los últimos ocho años de enfrentamiento sistemático entre el Ejecutivo y el Legislativo, tanto así, que si se habla de números negativos a la gestión del ejecutivo, esos números son aún peores cuando se refieren a la gestión del legislativo. En ambos casos conforman y reflejan la reacción de los electores a nivel de base (republicanos y demócratas)

En agosto del 2015, publiqué un artículo en este mismo blog bajo el título “DONALD TRUMP: UNA REALIDAD INCÓMODA”; no pretendía ser un vaticinio, que en política los oráculos no rebasan los términos de la peor especulación. Ahora sólo me ciño a lo que observo y después de varios debates, sobre todo en el caso de los republicanos, parece ser que el “domador” ha terminado por someter los tigres a su voluntad al llevarlos al terreno de la disputa soez. Del otro lado, entre los demócratas, y aunque las cosas parecen más fáciles; todavía hay demasiadas preguntas sin respuesta y un sinnúmero de especulaciones.

Sin dudas, esta campaña no tiene precedentes y el abandono de los paradigmas fomenta su atipicidad haciéndola moverse en una suerte de “twightlight zone” ¿O me equivoco?

José A. Arias-Frá
2-26-2016.

  

Thursday, February 4, 2016

ÉXODO 2015-16: OTRO ESLABÓN DE LA MISMA CADENA.

Escucho una andanada informativa en los medios locales de mi entorno y de alguna manera me obliga a decir lo que pienso. El tema: el “nuevo éxodo de cubanos” Primero, decir que es nuevo es erróneo y sería más acertado verlo como una especie de cacofonía histórica; los cubanos –en número anormal, aún porcentualmente concebido- se marchan de su país desde que la “revolución” llegó al poder. No importaban leyes especiales (no existían) y hasta el 1966 (ley de Ajuste Cubano) ya se habían largado 350 000. Cierto es que existieron hitos que produjeron escándalo: Camarioca, Mariel, el éxodo del 1994; en cualquier caso, el gobierno en la Isla quiso que fuera así y permitió que se desatara una crisis, en cada una de esas ocasiones, para medir fuerzas y crear problemas a quien siempre han querido atribuir las causas presentes, pasadas y futuras de su propia ineficacia: Estados Unidos.

Pero, ¿acaso a lo largo de más de medio siglo, el drenaje nacional de personas que escapan se ha detenido alguna vez? Nadie con un poco de cordura mental y en aplicación de una pequeña dosis de raciocinio se atrevería a decir que sí. Por ello, los acuerdos, las negociaciones, las cuotas de visas especiales otorgadas y ahora, esa especie de camino a lo desconocido que los nuevos emigrantes cubanos se han decidido a emprender, no es otra cosa que otro eslabón de la misma cadena.

Que si los recién escapados tienen otras motivaciones, me vale madre –como diría un cuate- parece absurdo y hasta ridículo que tal especie se lance sobre nuestras propias testas; nos puede caer encima como una pesada piedra capaz de sepultar nuestro propio y más acendrado anticastrismo de “históricas enjundias” Eso es precisamente lo que quieren allá, del otro lado, donde engañan a la gente sin pudor ocultando comunicados oficiales en versiones de reporteros, tras los espesos bigotes de un vocero. Dividir, dividir y dividir; cuanto se regocijan estos discípulos de Cortés que hace mucho tiempo quemaron las naves y pretenden enrolarse nuevamente entre las dadivosas manos del “decadente imperio”

¿Y quién no se fue de Cuba porque no había comida, agua, elecriidaad, ropa, zapatos, vivienda? Señores, todo el mundo no fue combatiente de la clandestinidad, peleó en Bahía de Cochinos, estuvo en las guerrillas anticomunistas del Escambray, fue preso político o  un adalid del antisovietismo estalinista desde una posición encumbrada y descollante; no a todos –inclusive desde acá- les parecía muy apropiado que los primeros “disidentes” (Bofil, los Arcos Bernes, María E. Cruz-Varela, E. Sánchez –aún adentro), se cansaran de agarrar palos y visitar mazmorras para venir a dar con su humanidad desgastada a estas tierras u otras en pos de la libertad (concepto de muy amplio diapasón, no sólo reservado para los que se consideran “patriotas”) Todavía recuerdo las diatribas en contra de Payá, porque se atrevió a tener lo que otros no, y presentarse a la Asamblea Nacional del Poder Popular con un cajón lleno de firmas que recogió entre la gente de a pie y exponiéndose a todo. Eso, lo pagó caro, le costó la vida.

¿Saben qué pasa? Pues que los políticos no viven para otra cosa que hacer política y en el desempeño de tales menesteres, los extremos se tocan. Es bien sencillo; Cuba ha sido, es y seguirá siendo un régimen totalitario, dictatorial, unipartidista e ideológicamente fundado en una argamasa de entelequias disfrazadas de una filosofía decadente y en descrédito, en consecuencia, ¿quién no quiere arriesgarse a escapar de tal entorno? Lógicamente, siempre habrá partidarios enceguecidos a perpetuidad por la “luz del sol” de que hablaba R. Dalton, estimados sociólogos, no sé en que porcentaje, tampoco me interesa; lo único cierto es que todo el problema, en cualquier tiempo y escala, se genera allí donde un proyecto fracasado y sin futuro exhibe sus desvergüenzas por el mundo sin que parezca importar demasiado a quienes, como ahora, tienen que sufrir las consecuencias: países pobres, sin grandes recursos y con una población en la que muchos persiguen el “american dream”

Pero no se equivoquen los analistas, las causas son muy diferentes y si no; comparen al potencial migrante mejicano, centro o suramericano –generalmente gente pobre- con los médicos, ingenieros, abogados, técnicos que se escapan de quienes los “formaron” porque se dan cuenta de que no tienen futuro. Es cierto, hay de todo, pero en el vórtice de la tormenta la razón es eminentemente política. No lo saben, se lo callan, lo quieren ocultar, han perdido la brújula, pero bastaría con preguntarles si quieren regresar. Es como querer invocar la cruz frente a la imagen del vampiro. Tal embrollo no es soluble desde la perspectiva de reformar una ley –algo que puede suceder o no- ello no cambiaría absolutamente nada.

Por último, escucho con frecuencia –casi hasta el cansancio- el argumento de que no hay un “clima de acogida” en el exilio, similar al de anteriores ocasiones. Parece comprensible si se pensara un poco más en lo siguiente: Primero, este último éxodo coincide con la política de Obama del restablecimiento de relaciones y el gobierno federal, visiblemente se desentiende de sus efectos –los del éxodo- haciendo la vista gorda y dejando entrar a todos por la frontera sur porque no le conviene atizar el fuego al que Cuba le echa leña para crear el conflicto en contubernio con gobiernos como los de Ecuador y Nicaragua –manejándose en cada caso según los deseos y los objetivos de su aliado isleño. Segundo, si se tratara de una administración en abierta y manifiesta oposición al régimen cubano, ya el gobierno federal hubiera tomado cartas en el asunto y algunos alcaldes locales no se estuvieran quejando de "falta de recursos y de respuestas" Lugares para albergar masivamente a refugiados, no faltarían, ni el presupuesto tampoco y el exilio estaría haciendo campañas para recoger donaciones de dinero, ropa, alimentos y enseres para “ayudar a sus hermanos cubanos” En fin, que muchos que fueron “ayudados” de tal forma, también han abarrotado durante años el aeropuerto de Miami para regresar en cuanto les fue posible y si cambiaran las cosas, aquello de viajar a Cuba mediante el escamoteo geográfico de usar “terceros países” se volvería a poner de moda.

De manera que la única realidad inmediata es que el “timing” de estos que emprenden un recorrido inédito e incierto, sobre todo por el alto índice de peligrosidad y riesgo que entraña, conspira contra ellos y pone en evidencia que no hay nadie, aún, capaz de decir en alta voz y como se debiera las razones de todo lo que está aconteciendo. Es mejor, “políticamente correcto”, dejar de hacer a los culpables la pregunta de rigor, sencilla de por más: ¿por qué pretende escaparse tanta gente del supuesto paraíso de donde vienen? Y si tal pregunta no fuera respondida, quizás habría menos opositores a eliminar el embargo y más a favor de reformar e inclusive, eliminar la famosa “Ley de Ajuste”


José A. Arias-Frá.