Saturday, April 23, 2011

REFRESCANDO EL COLLAGE II

HONOR  A  QUIEN  HONOR  MERECE.
La próxima semana el Berklee College of Music de Boston concederá la investidura de Doctor Honoris Causa a dos grandes de la músuca cubana contemporánea. Respectivammente recibirán la laudatoria categoría padre e hijo: Bebo y Chucho Valdés. Ante todo hay que tener en cuenta el nivel de requerimiento de una institución como Berklee que es una de las pocas que combina los métodos clásicos en la enseñanza musical, con los arquetipos menos convencionales de la sonoridad contemporánea más cercana a la música popular y tradicional.
Berklee creada bajo el nombre de Shilinger House of Music en 1945, adoptó su actual nombre en 1954 cuando la amplitud de su radio de influencia se internacionalizó, logrando alcanzar la fama y el prestigio con que hoy cuenta. Creo que como cubanos hemos de sentirnos orgullosos de que junto al ya galardonado y conocido músico también cubano, Paquito D´Rivera, a quien se le confirió la misma distinción, hayan sido considerados en esta ocasión  estos dos  geniales creadores, cuya historia personal los redime y los destaca en el quehacer de la creación y la interpretación musical.
Bebo Valdés inscribe su nombre por derecho propio. A sus 92 años aún se mantiene activo y sus últimas presentaciones que lo han dado a conocer entre las generaciones más recientes, han llegado a merecerle, entre otros premios, un Gramy por su magistral desempeño en el disco “Lágrimas Negras” junto al Cigala bajo el auspicio de Fernando Trueba y Nat Chediak. La historia de Bebo es mucho más larga: uno de los pioneros del mambo y quizás su más tradicional exponente desde el punto de vista de las raíces musicales expresadas en su cubanía.
Bebo fue el creador del ritmo “Batanga”, una especie de alternativa al mambo tradicional frente al más internacionalizado y conocido de Dámaso Pérez Prado; su trabajo creativo estuvo vinculado desde sus orígenes y durante la fabulosa década de los 40 a la influencia del jazz en la música popular cubana mediante la integración de sus sonoridades con las autóctonas. Encaminado en ese entorno  dirigió importantes orquestas con formato de “big band” o “jazz band”. Sus ágiles y maravillosos dedos han sido, sobre el teclado, el abrigo de numerosos y conocidos intérpretes a través de su larga y prolija carrera incluido el singular y más conocido de nuestra música popular, Beny Moré.
Bebo, ya retirado, aunque con presentaciones esporádicas y tras vivir muchos años en Suecia; reside ahora en Málaga, España. Abandonó su país de origen, Cuba, en 1960 al producirse el éxodo de una gran cantidad de figuras deL mundo musical y las artes en general. Después de una larga y voluntaria ausencia de los escenarios y a instancias de Paquito D´Rivera, Bebo regresó con la juvenil jovialidad que le caracteriza y una de sus últimas realizaciones es la del fabuloso compacto” Juntos Para Siempre” junto a su hijo Chucho, bajo el auspicio de CBS y grabado en Nueva York. Bebo es, sin dudas, merecedor del  honor que se le dispensa y un baluarte de la música cubana.
Chucho Valdés nacido por coincidencia el mismo día que su padre, 9 de Octubre, pero de 1941; está catalogado hoy entre los 5 mejores pianistas de jazz latino en el mundo. Para nuestro orgullo, en ese mismo grupo está también otro magnífico ejecutante de ese instrumento de origen cubano: Gonzalo Rubalcaba. Chucho, al igual que su padre, se ha destacado por ser un gran compositor y arreglista además de  intérprete de su propia música y la de otros no menos importantes creadores.
A pesar de contar con una larga carrera; su más conocida y emblemática actividad ha sido con el fabuloso grupo Irakere, cuyo debut en 1973 debe ser considerado como uno de los pocos momentos realmente cimeros, sobre todo en el ámbito internacional, de la música cubana en el actual período y después de 1959. Pasando por varios momentos de cambios sustanciales, como el exilio de algunos de los músicos que conformaron el grupo original, Irakere continúa siendo una agrupación de fusión del “Latin Jazz” con las raíces musicales del folklore afrocubano más sobresaliente. El aporte de Chucho a la sonoridad característica de Irakere y la incorporación de una ilimitada capacidad de improvisación de sus músicos le han proporcionado a la agrupación  un sonido inconfundible y particular.
Muy a mi pesar, y aunque no se trata aquí de ello, tengo que reconocer que la pasión musical de Chucho y su valía, se ha visto empañada por un tipo de adhesión al proceso político vigente en Cuba que ni su propio padre ha compartido. Habría que respetar, aunque no las comparta, sus razones; nada justifica, sin embargo, que su nombre aparezca rubricando espurios documentos para apoyar irracionales y criminales actitudes abiertamente condenables. Es una verdadera lástima que cosas así ensombrezcan ante los ojos de muchos el brillo de su extraordinaria obra musical.
Como amante de la música de jazz y del jazz latino en particular, me emociona y me complace saber que donde un acto de reconocimiento como el que tendrá lugar, habrá de producirse; se inscriban los nombres de dos grandes representantes del género y de nuestra música.

José A. Arias.

No comments:

Post a Comment