Monday, December 7, 2015

VENEZUELA: EL SIGNIFICADO DE LA VICTORIA


Muy importante resulta el triunfo de la oposición en Venezuela frente al chavismo (que es, a quien realmente se le ganan estas elecciones) porque Maduro, su principal representante, se ha convertido sin otras posibilidades de conseguir lo contrario, en hacedor del desastre (ahí están las estadísticas)  Durante los dos primeros años de su mandato -por designación de su predecesor- y desde las elecciones que supuestamente ganó frente a Capriles, que tuvieron un carácter muy dudoso y un margen tan apegado a la disputa; empezó a transitar por el camino de la derrota. Un camino al filo del precipicio al que acaba de caer, libremente.

La derrota es contundente, no solo por el margen con que la MUD gana 112 curules en la Asamblea Nacional –mayoría de 2/3 sobre el total de 167 delegados- sino también por la absoluta disparidad entre la maquinaria gubernamental y la oposición. El gobierno, como de costumbre, apeló a su base cada vez más reducida y según apuntaban todas las encuestas realizadas antes de los comicios. Lo hizo, además, con el desdén y la más absoluta prepotencia, utilizando el poder de los medios bajo su control y hasta la repartición de dádivas materiales, un Consejo Nacional Electoral sometido a la voluntad del ejecutivo y el poder del dinero para gastarlo sin reparos en una campaña marcadamente tendenciosa, según ha sido su  costumbre desde los tiempos del difunto Chávez.

Todo lo anterior les produce a los venezolanos y a otros partidarios de la democracia con diferentes orígenes nacionales, una anhelada y muy merecida satisfacción. Hasta ahí, el júbilo inmediato representa la cancelación de una etapa de confrontación en que por diversos motivos los venezolanos opositores debieron enfrentar derrotas –algunas de ellas muy dudosas- y armarse de paciencia a la espera de un nuevo enfrentamiento con el poder, encontrando (o tratando de hacerlo) en las urnas, la salida. El triunfo revaloriza y nos sitúa a todos (también al oficialismo y muy a su pesar) frente a una gran lección: el totalitarismo no admite la participación democrática (ni en la crítica, la existencia del pluripartidismo, o por intermedio de la participación de la sociedad civil en uso de sus derechos reales) porque se ve a sí mismo como opción única y fuera de cualquier otra alternativa que anatematiza, cuando menos, como innecesaria.

Pero ahora viene la etapa más difícil, donde el triunfalismo no ha de ser óbice para perder la cabeza y contribuir a distorsionar la visión del objetivo final a conseguir: crear las condiciones para la rehabilitación de un país que ha sido devastado por la acción de un gobierno inefectivo e incongruente, dilapidador de los recursos de la nación, corrupto y nepotista, servil y dúctil a esquemas superados; allí, bajo el enajenante nihilismo de la entelequia representada por el socialismo del siglo XXI, que no es otra cosa que una especie de último producto salido de las cabezas calientes de los representantes del socialismo marxista para América Latina.

No nos ocupa ahora ventilar el análisis de la afirmación anterior; pero lo que sí es importante es encontrar las alternativas más inteligentes y apropiadas para que la minoría representada en el voto chavista y obtenida por el PSUV, pase a ocupar el lugar que le corresponde en consecuencia de la voluntad popular expresada en los comicios. Maduro, al reconocer la derrota de su partido, se apuró en decir que “la guerra económica” es la causa fundamental de la derrota y que lo que aquí se ha producido es "una victoria de la contra-revolución" Aparte de la importante labor legislativa que la nueva Asamblea deberá llevar a cabo a partir de su toma de posesión el próximo enero (2016), la MUD,-representante de una unidad que es ahora indispensable- y con un apreciable arsenal de elementos con que puede y debe contar, habrá de influir e insistir en la conformación de un criterio, realmente político, de la falacia que envuelve el pretexto madurista, con el que, como quien prepara un guiso –en este caso, más bien un desaguisado- se inhabiliten los argumentos tendenciosos y que el pueblo encuentre en ello, una respuesta convincente.

Sabemos (sé por experiencia) cómo manejan los socialistas marxistas la cuestión de las dicotomías, ora a su favor, ora en contra. Cuando les resulta conveniente, suelen dar prioridad a la cuestión económica sobre lo político y, en un plano más abstracto, pero no menos redituable para ellos, a la relación entre lo que ellos consideran la invulnerabilidad de su filosofía, a la que no separan del argumento ideológico, mediante el destino final e inalterable de la conquista y el uso del poder. Los “consejos” (esa “solidaridad”, aun en la derrota) de sus adláteres, ya sabemos de dónde viene y quiénes la alientan, siempre mediante el empleo de argumentos muy sofisticados y que aparecen, aún cuando constituyen la negación de la praxis.

Ahora, recorriendo una vez más el camino de los vericuetos ideológicos, aparecerán los inefables teóricos de siempre argumentando por intermedio del historicismo amañado, que esto no es más que “un paso atrás, para luego dar dos hacia adelante” (Lenin); ya parecen haber comenzado, solo hay que escuchar a Maduro, que por suerte; no es teórico de nada y muchos menos adorna su nebulosa prosapia con el brillo del intelecto. Se procederá a resucitar fantasmas sepultados por la verdadera Historia y que cuentan en su haber con una muy discutible valía de más de un siglo de antigüedad que pervive en la memoria, en nada popular, de sectores del intelecto, en contra o a favor . Es cierto que la endeble conformación ideológica del chavismo-madurismo (ahora sí) es una especie de engendro de raigambre populista (*) en extremo abusada en este caso y cuya influencia ha mermado considerablemente –algo que era fácil de advertir- entre sus propios seguidores y desde otros países, pero aunque pisen un terreno desconocido y donde el totalitarismo se ve debilitado; el chavismo no se ha encontrado aún con el destino que merece. De ahí la importancia de informar, educar, politizar y explicar a la población, la invalidez y las contradicciones de los argumentos que se esgrimen desde el poder para justificar la derrota. El tiempo disponible no es mucho y por ello debe ser racional y eficazmente empleado, sin merma que afecte el interés de otros propósitos ineludibles.

Otro de los riesgos del triunfalismo puede ser entenderlo como óbice de una actitud de retaliación frente a los derrotados y para evitarlo, deberá tenerse muy presente que hacer lo que no resulta apropiado que me hagan (o nos), puede ser utilizado con la perfidia de los que manejan las argucias políticas como si usarán un proyectil de acción retardada para luego convertirlo en boomerang en contra de sus opuestos.

Todo parece indicar que el discurso de Maduro para la aceptación de su derrota estaba preparado de antemano. El acudir a una serie de ejemplos con anclaje histórico fuera de contexto (Brasil de Goulart, Guatemala de Jacobo Arbenz, los coroneles en Grecia, y la cancelación del gobierno socialista de S. Allende en Chile) deja entrever que desde la precariedad intrínseca del expositor, parece ser algo demasiado sofisticado en su caso. Sin embargo, el hecho de combinar tales versiones –en algunos casos no carentes de máculas- deja entrever ciertos propósitos espurios tendenciosamente rehabilitados para crear la confusión. Los tiempos de la guerra fría ya no tienen nada que ver en este caso y son tan improcedentes tales referencias, como querer introducir en el debate la teorización vinculada al dogma marxista. Algo que, de seguro, harán; desde afuera y desde dentro.

Maduro, aún es presidente; no sé hasta qué punto su talante diezmado (que no prestigio, eso nunca lo ha tenido) pueda resistir el embate de una actitud inteligente proyectada por y desde la Asamblea Nacional (perder allí su influencia –la de Cabello, el segundo hombre y un crecido número de los diputados chavistas –que ya se sabe lo que son y han sido) es un duro golpe que lo sitúa a él, personalmente, y a sus seguidores por extensión; contra las cuerdas. De ello debe concluirse que la estrategia y el uso táctico del poder que el pueblo ha conferido a la Asamblea debe ser inmaculado, sofisticado en su argumentación, aunque sin caer en complejidades innecesarias, para que ese remedo de proyecto que es el chavismo, quede definitivamente convertido en lo que nunca dejó de ser: aliento de un socialismo a destiempo, insostenible desde sus propias contradicciones y evidencia de que “la dictadura del proletariado” es también dictadura, no ha carecido de representantes de triste recordación y en consecuencia, antítesis de la verdadera democracia.

José A. Arias-Frá

12/07/20015 
(*).-Inicialmente, no pensé en incluir ninguna nota aclaratoria; en este caso, más bien una referencia al lector. Al respecto es ilustrativo el contenido de la evaluación que hace Enrique Krauze en su obra "Redentores" en el ensayo dedicado a Hugo Chávez.
Krauze, Enrique.-"Redentores: Ideas y Poder en América Latina" Vintage, División de Randon House Inc., 2011 Pgs: 479-550.  

Saturday, November 14, 2015

PARIS 11/13: ¿OTRA VICTORIA DEL TERROR?


 

 

Viernes, 13 de noviembre, 2015. Algunos que se dejan afectar por la influencia de lo supersticioso, encontrarán una fatal coincidencia con lo sucedido la noche de ayer en Paris. No importa cuándo, ni cómo llegue la noticia a otros confines del Planeta, por desgracia, los efectos no dejarán de ser impactantes y demoledores.

Habrá quienes digan que siempre hay muertos y traten de explicar, mediante la elaboración de hipótesis basadas en la “experticia”, las posibles causas de lo sucedido. Volveremos a escuchar académicos, teólogos y hasta teócratas e imanes –que no se quedarán callados- decir que no todos los musulmanes son terroristas, algo cierto, pero también lo es, que todos los extremistas que usan el terror como arma y recurso de intimidación fundándose en la religión y en lo que ahora nos concierne, sí lo son. Algo en lo que  no suele ponerse demasiado énfasis.

En ocasiones como esta, se va demasiado lejos cuando se trata de interpretar los hechos basándose en posibles causas aleatorias como la marginalidad, la discriminación y la indiferencia social en cuya raíz se observa la interacción del fanatismo ideológico-religioso imbricado con factores inmediatos y ostensibles. No se puede opinar festinadamente y el ejercicio de informarse debe ser condicionante principal de cualquier opinión al respecto. He aquí, un ejemplo:

 “Al oír que un orador, islamista inmigrante, le decía a un público de musulmanes que todos estaban «obligados a desear, y siempre que fuese posible, participar en el derrocamiento de cualquier gobierno no islámico — en cualquier parte del mundo — para sustituirlo por otro islámico», un converso, americano de nacimiento, recuerda haber protestado con espanto que ello le llevaría a la traición política. «Sí, así es», fue la despreocupada respuesta del conferenciante (Jeffrey Lang, Even Angels Ask: A Journey to Islam in America, 1997.)” (1)

El Islam es, de todas las religiones monoteístas la menos inclusiva, no admite inflexiones y llega a mostrar su severidad en grado superlativo, aún entre sus fieles. Lo dogmático se vuelve cruel y siempre ha sido así; no importa si se trata de condenar a alguien por cuestiones de hacer valer una jurisprudencia barbárica, sentenciar a un escritor como en el caso de Salman Rushdie por “Los Versos Satánicos” (2) o cometer una masacre de inocentes en el contexto de una guerra asimétrica. La extrapolación y la equiparación del fenómeno valiéndose del término “filosofía religiosa” –manera de evadir la relación “ideología-religión”- es lo que puede observarse en casos como el que nos ocupa y, aunque no olvidamos, el terror empieza a sedimentarse en nuestras conciencias y a formar parte de nuestras vidas. Ese es el propósito.

No entender que franceses de segunda generación, así como españoles, alemanes, italianos; cuyos ancestros fueron acogidos en los territorios en que decidieron hacer vida o, los otros; los que ahora llegan empujados por el auge de la violencia en sus propios países de origen; continúen manifestando hostilidad, a contrapelo de la necesidad de integrarse y por ello, se conviertan en la evidencia de una actitud de rechazo y en consecuencia, de la ortodoxia religiosa de quienes así se comportan, puede convertirse en riesgo de la confianza. En Francia, los musulmanes –crecientes en número- se agrupan en ghetos (los de Lyon y Marsella son un buen ejemplo) y, no nos engañemos; nadie se inmola a consecuencia del efecto de la discriminación social o por tener un empleo mal remunerado o no deseado. Pareciera difícil de entender, pero en la intríngulis, radica el asunto de un canon de fe distorsionado. Entonces: ¿no se hace inevitable encontrar en ello la explicación de que los extremistas radicales, encuentren pasto reverdecido para alentar y llevar a vías de hecho, sus planes macabros?

Todo parece indicar que la cuerda, tensada en extremo, cede por su parte más desgastada. Francia, ha sido el objetivo y su capital, París, el escenario. La “ciudad luz” oscurecida hoy bajo los efectos de terribles experiencias es, además, un baluarte de la civilización occidental al que sin ambages, el islamismo radical ha querido dar un escarmiento y lo ha conseguido. Hay en ello un fin estratégico en la visión sui generis que los extremistas quieren ofrecer de su “justicia” y, antes de las veinticuatro horas, ISIS se apresuró a reivindicar los atentados de ayer, incitar a más violencia y advertirnos que sólo se trata del comienzo. ¿El final?, no se sabe, entretanto y para ellos: el sometimiento absoluto, mediante su eliminación a cualquier costo, de la “herejía de los infieles”

En el escenario político de la República francesa se debaten los socialistas (ahora en el poder) y hacen campaña los centristas (Sarkozy y los republicanos) enfrentados a su vez, y en competencia, con la derecha moderada de Juppé y los ultra-conservadores de Marie Le Pen; mientras, existen legalmente –y en uso del derecho- al menos, dos partidos estrictamente musulmanes –el PIJ y el UDMF- ambos, cuya influencia mínima es sólo de carácter regional aunque sus aspiraciones rebasen tales límites. (3)

Ante la situación, se hace en extremo difícil tratar de congeniar posiciones tan encontradas como la expresada por Sarkozy, cuando refiriéndose al problema alegó: “…la cuestión no es saber lo que Francia puede hacer por el Islam, sino lo que el Islam puede hacer para convertirse en el Islam de Francia” y la de Le Pen, quien aboga por la expulsión inmediata y absoluta de todos los musulmanes radicales del territorio francés “…los conocemos bien -alega Le Pen- debe haber una estricta aplicación de la ley de 1905 (*) Por encima de financiamientos directos o indirectos de mezquitas (más de 3000 en territorio francés n.de a.) Por encima de una financiación extranjera. Salvo en los casos concretos de un acuerdo de reciprocidad. Quiero que un Estado financie una mezquita en nuestro país, si no prohíbe sobre su territorio el financiamiento de las iglesias o de cualquier otro culto” (4)

De acuerdo, o no, con los criterios expuestos, lo resultante es que queda abierta la brecha para que los extremistas desarrollen y consoliden sus planes en uso de la afinidad político-religiosa y en contubernio con grupos como ISIS y Al-Qaeda. Después de la masacre de Charlie Ebdó muchos se hicieron eco de una consigna: “Je suis Charlie”; en el mundo musulmán la respuesta no se hizo esperar y desde los territorios palestinos hasta los estados árabes menos comprometidos con el islamismo radical, la respuesta fue: “todos somos Muhammed” ¿Cómo entender que mediante una retaliación condicionada por los avatares de la guerra convencional, semejantes problemas puedan ser resueltos? Hasta hoy, lo acontecido no se traduce en respuestas convincentes y las soluciones alternativas a fin de despejar la incógnita, no han aparecido.

Ya Hollande lo ha dicho: seremos implacables e iremos hasta las últimas consecuencias. ¿No parece que, ante los hechos y la permeabilidad de la sociedad francesa por el extremismo islámico, la decisión es tardía? En evitación del pase de cuentas y un nuevo aliento a esta “guerra asimétrica”  una actitud previsora debió ser lo indicado. Entretanto, el terror, bajo cuya influencia tenemos que vivir, nos obliga al macabro espectáculo de tener que presenciar el entierro de más víctimas. Ya muchos fueron “Charlie”, ahora, Paris. ¿Dónde será el próximo golpe?, ¿Acaso deberemos seguir rumiando nuestro conformismo entre consignas?

José A. Arias-Frá 

Notas.-

(1).-Citado por Daniel Pipes en: "Conquistaremos América: los planes para Estados Unidos"

En: danielpipes.org  Original en Inglés: "The Danger Within: Militant Islam in America", November 2001.


(2).- En este caso, harto conocido, sobre el escritor pesa la sentencia de una "fatwa" -condena a muerte que no tiene fecha de caducidad porque el ayatola Jomeini, quien dio la orden, es fallecido- y emitida por una "Bunyad" iraní -especie de tribunal  islamita con jurisdicción extraterritorial auto-concedida. Por su cabeza, se ofrece una recompensa aumentada en 2012 a 3 millones de dólares americanos. Los editores de su obra, el japonés Hitoshi Igarashi y el noruego William Nygaard, fueron víctimas de sendos atentados en que el primero fue asesinado y el otro gravemente herido.

(3).- Al respecto se puede encontrar amplia información en diversos sitios de Internet.

(4).-Entrevista concedida al diario "Le Monde" por la presidenta del FN (Frente Nacional) Marie Le Pen en 2010.
En: Le Monde digital, archivos.

(*).- La ley de 1905 establece oficialmente la separación del estado de las religiones y constitucionalmente tiende a reforzar el cumplimiento de lo establecido por la letra en ese sentido.







 

 

 

Saturday, October 31, 2015

EL VALOR DE LO COTIDIANO. (Versión actualizada)


 

Suele sucedernos que el tedio hace presa de nosotros. Humanos nos decimos, diferentes de todo y de todos, hasta de nosotros mismos; pero los seres irracionales se conforman con su libertad inmediata que disfrutan hasta el último de sus días. Nosotros no.

En nuestra dimensión, a veces miserable, y en dependencia de nuestra propia racionalidad, nos perdemos y dejamos de  lado el sentimiento amplio del amor, vinculándolo a la pasión motivada por lo que habita de Eros en cada uno de nosotros. Mientras, lascivia y sexo ocupan un lugar demasiado preponderante contribuyendo a soslayar otras motivaciones. Perniciosamente nos equivocamos cuando limitamos la conciencia a los relativos sentimientos del placer efímero.

Lo que realmente sobredimensiona al hombre como la especie diferente que es, debe ser su capacidad de interpretar el mundo en que vive en connivencia con su mundo interior. De ese presupuesto, surge la posibilidad de un ejercicio pleno, donde el sentimiento amoroso se verifica a través de un amplio y plural diapasón.

La gnoseología innata que poseemos se sobrepone al contenido académico de la explicación de nuestra humanidad por intermedio del argumento filosófico y comienza a materializarse en nuestra relación con los demás. Lo lógico, aunque no lo más común, debiera ser que la mencionada relación fuera perfecta; pero no siempre es así. Ahí se origina el objeto de la confusión mediante la elaboración teórica que enfrenta el racionalismo cartesiano a una más convincente perspectiva, genérica y naturalmente proyectada; menos rígida y más natural (teoría de Chonsky sobre el lenguaje y sus manifestaciones)

La sociedad, concepto de múltiple factura, impone tendencias no solo culturales y políticas; también obliga a asumir comportamientos categorizados como normas que reflejan en su aplicación una actitud sobrehumana y fatal, en nada vinculada a la plurivalencia de la humanidad, el sentimiento de amor y una espontánea y benévola actitud ante la vida.

En el difícil contexto de la cotidianidad, y ante la ausencia de una bien entendida racionalidad que la falta de tiempo nos impone, nos vamos alejando de los lugares comunes al intelecto y muchos se convierten en víctimas de su propia humanidad y en lo que debiera ser lo opuesto. En ese caso la relación con los demás se hace difícil, automática y poco próspera; se empieza a desandar ignoto y lo violento se proyecta como una muestra del individualismo anti-social y a priori, integrante y parte de un mecanismo de defensa psicológico. De ese modo, dejamos de ser entendidos, mientras nos desentendemos de nosotros mismos.

En este punto el concepto de moral se hace ambiguo e inconveniente, es por añadidura el contrario de la existencia materializada en la presencia de un existencialismo que no se justifica y de una violación del componente ético que debe subyacer en el concepto de toda moral individual, que genéricamente vista no ha de significar ni moral religiosa, ni probidad política. El ser humano pierde así sus valores y se descalifica para confrontar los retos de la cotidianidad.

Si a la crisis de valores que todo lo anterior representa, agregamos los falaces pero placenteros estímulos que comportan el entramado del mundo moderno, tendremos entonces una contundente razón para el fracaso. El sentimiento puro –y esto no es simple prédica- del amor familiar, pongamos por caso; irá desapareciendo. Pero el espacio en la conciencia no queda vacío, es ocupado por otros sentimientos perniciosos y antónimos al del amor como la ira, el odio, la codicia y la venganza. A todos sus intangibles efectos, quedan vinculados los resultados negativos que han de ser para muchos razón de sus padecimientos y lo que es aún más trágico; de la pervivencia durante la existencia.

Muchas veces queremos comprender lo tedioso –al menos así solemos categorizarlo- de nuestra cotidianidad. La respuesta puede adaptarse aun a las creencias; pero lo que no podemos hacer es pensar que nos enfrentamos a una vida sin sentido. La importancia exagerada de pseudo-valores, contribuye al reforzamiento de la atomización del ideal que da preeminencia a la existencia de la sociedad como núcleo, e impulsa su desarrollo. Son muchos y polivalentes los verdaderos valores y evitar confundirlos, el albedrío de una individualidad concebida en justa y bien encaminada decisión que no está sujeta a cánones mediante la impostura.

 

Wednesday, October 28, 2015

El ESCURRIDIZO PROBLEMA DE LA INTERPRETACIÓN


 

Nota introductoria.- Este artículo de opinión fue publicado originalmente en 2011; por su vigencia, he decidido volverlo a exponer a la consideración de los lectores después de considerar algunos cambios en su contenido original. J. Arias.
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Se me hace difícil entender, y a veces hasta soez, la extraña vocación que algunos experimentan por el conservadurismo genérico e inflexible; indiscutible arquetipo ideológico en cualquier caso. Debo aclarar, que no es de mi predilección elaborar en el sentido de temas  de opinión, y que la vocación personal suele –al menos para mí- mostrarse vinculada al oficio, que es la investigación histórica y el análisis de hechos en su  coyuntura, con el propósito de arribar a conclusiones lógicas.

Pero el origen, que es motivación en sí, no siempre puede soslayarse, y como ahora, me compele a opinar. Bendita posibilidad la del que puede decir lo que piensa, ser aceptado o criticado, inclusive denostado, con o sin razón, y continuar caminando entre la gente sin encasquetarse un gorro en la mollera, incapaz al fin, de desvirtuar su identidad para ponerlo en solfa y cuando menos, ridiculizarle sin otro propósito que fusilar el pensamiento. Las ideas deben expresarse libremente, pero lo que no se puede es coartar el origen; ni por la censura, o la conveniencia del silencio auto-impuesto.  

Es sencillo; cuando lo anterior sucede, no importa en qué momento de la vida empezamos a conocer la libertad y a través de sus magnos preceptos seculares, debemos aprender a vivir democráticamente. Lo difícil es que, en ocasiones, no funciona como lógicamente debe ser.

Para quien ha conocido las dos caras de la moneda, la experiencia resulta extraordinariamente educativa. Si sumamos el tiempo vivido y los recuerdos del pasado (nuestro pasado) y lo comparamos con el presente, los motivos de regocijo son aún mayores. ¿Por qué no para todos, si de alguna manera y estemos dónde estemos, aún somos víctimas? Ese análisis es la base de lo que debe ser la unidad espontánea en la diversidad y además su única premisa válida y original.

El empeño de querer mantenerse anclado en un convulso y tormentoso pasado, contribuye a soliviantar la psiquis enferma y lo que es peor, cauteriza en el cerebro la confusión y el embotamiento. Sé que no es fácil entender la intención y lo más socorrido es la crítica a priori y sin cuartel, al puro estilo de los marxistas contumaces y ortodoxos que, con razón, caracterizamos como enemigos, no solo nuestros, sino de toda la humanidad según la Historia reciente en la post-modernidad ha demostrado y en lo que parece haber concordia.

Teniendo en cuenta lo anterior, los matices se convierten en una proposición secundaria y para los que no distinguen entre lo básico y las argumentaciones que del objeto se derivan, el propósito adquiere magnitudes contractuales y las ideas dejan de serlo para favorecer la inercia. Los confundidos, terminan convirtiéndose en víctimas del inmovilismo (el más caro propósito de los ideólogos de tribuna y las ideologías de enfermizos y oscuros orígenes) y el impacto de las ideas, viento en contra de las velas. Por último, el argumento moralizador; que tiende a confundirse con un cuasi papismo religioso, tampoco tiene sentido si la política está precedida por su propia ética que, lógicamente, no es sectaria. No hay discrepancia en lo inherente a rechazar una absurda y mal montada campaña para vender ideas obsoletas, ni los avatares de los que se reviste.

El tiempo y los hechos refuerzan la valía de la argumentación y fuera del enquistamiento panfletario en el contexto, no se hace posible demostrar lo contrario. Aquí, lo penoso resulta que un país casi tenga que dejar de existir, para convertirse en epitafio de una revolución innecesaria. Las revoluciones no suelen ser democráticas, remitámonos a sus propias historias para colegir qué puede haber de coincidente entre ellas, sus resultados y el mundo de las ideas, porque si en la motivación original, alguna vez se hicieron presentes, en su desarrollo –ex profeso degenerado- van a terminar en las antípodas del presupuesto. Valga el ejemplo de un país –Ecuador- donde el gobierno y su presidente alegan llevar a cabo “la revolución democrática” haciendo de la frase su slogan favorito; ¿existe allí una verdadera democracia?

Hoy, quizás, se hace probable –y posible- concluir que aquello que no fue dable ganar de otra manera, está siendo ganado sin hacer cruenta la batalla. Cuando el enemigo, que no es el pueblo, se atrinchera en su ideología absurda y extemporánea y acude a los maniqueícos y arcaicos argumentos de los que siempre se ha valido, no hace otra cosa que darnos la razón. Lo único que debemos hacer, es no caer en su trampa.
 
José A. Arias-Frá
Octubre 2015

 

Wednesday, September 23, 2015

FRANCISCO EN CUBA: LA ESPERANZA ES DOLOROSA.


Para la grey católica, el Papa es su líder y aunque puedan existir matices en la interpretación de sus palabras, siempre son acogidas con beneplácito y obediencia; en la sacralidad, el dogma adquiere preeminencia.

Francisco llegó a Cuba con la anuencia del estado socialista y como "misionero de la misericordia” En ese sentido, su presencia lo convertía en hacedor del perdón y la compasión en cuanto a las necesidades de los marginados y los desposeídos, toda vez que el carácter de su visita estaba definido en el ámbito de lo eclesiástico y ecuménico y en absoluta concomitancia con el presupuesto del anfitrión oficial. No era probable, ni posible, dado que no existen antecedentes al respecto, que Su Santidad hiciera alguna declaración contundente que pudiera parecer incómoda al convidante. Algo que sabíamos.

En Cuba, hace mucho tiempo, la misión de la Iglesia Católica ha quedado circunscrita a dejar hacer en aras de ganar espacio y avanzar en el orden institucional, aunque sea lentamente y la batalla por el tiempo se vea convertida en objetivo de ganancia mutua para los que se enfrascan en ella. Tan lento es el avance que, a pesar de las características de renovador atribuidas a Francisco, su presencia o su discurso no se diferenciaron, esencialmente, del de sus dos antecesores en el pontificado en un territorio que no oculta el desafío de aparentar un blindaje ante cualquier influencia.

La pregunta es obvia: ¿cómo pretende la Iglesia Católica, dentro del ámbito de sus macro-objetivos universales, llevar adelante su labor de catequización en la Isla? Hay respuestas que el Papa hubiera podido proponer sin menoscabo del discurso eclesiástico y desde su autoridad, en absoluta consonancia con el ejercicio de la misericordia y mediante el empleo de su magistratura apostólica, sin dejar de ser “políticamente correcto” Una vez más, mediante sugerencias apoyadas en interpretaciones bíblicas, el discurso quedó sujeto a la conciliación y a una suerte de impasse atenido a la esperanza desenvuelta en el ejercicio de la misericordia de una sola vía.

En respuesta a la intervención del joven Leonardo Fernández durante su encuentro con jóvenes cubanos –católicos y no católicos- el Papa volvió a referirse a la esperanza, aunque de manera mucho menos tangible que el ponente; dijo que "es dolorosa" y que no debe circunscribirse a la idea del alcance de objetivos materiales e inmediatos y que debe estar representada en “la amistad social”, separarse del individualismo y la fragmentación, algo sobre lo que volvió en su homilía del Cobre y en el encuentro con la familia aduciendo que, a través de la fe como escudo, constituyen problemas acuciantes que deben encarar los jóvenes de hoy.

¿Es posible que algo así pueda suceder en Cuba? Seguramente y para los tres últimos Papas, incluido el fallecido Juan Pablo, directamente involucrados en tal asunto, la respuesta al interior de sus conciencias no pudo ser congruente con el discurso en medio de la realidad vigente, porque a pesar de lo que se diga o se trate de argumentar, los diecisiete años transcurridos desde la visita de San Juan Pablo II (1998) y hasta la fecha, los hechos no demuestran lo contrario. De no ser esto cierto, ¿de qué habló Monseñor Pedro Meurice –ya fallecido- en su valiente homilía en Santiago de Cuba durante la visita de Juan Pablo II? O, ¿a que se ha referido en varias ocasiones –incluida una carta sin respuesta al “presidente en retiro”- el padre José Conrado, simple párroco diocesano? O, ¿desconoce Su Santidad las declaraciones de su propio nuncio en la Isla –arzobispo Bruno Musaró- y los cuestionamientos que en su momento generaron?

Lo que se observa en la acción del estado cubano, sabía y maliciosamente intencionada, es una mera equiparación, sin dar prioridad a grupo alguno en relación con su porcentaje de representatividad y de la práctica religiosa, a los creyentes en general. El estado genera así, una especie de aparente apoyo al libre albedrío religioso y se muestra caritativo sin abandonar su posición vigilante y controladora; no en balde, cuenta con un departamento que funciona al máximo nivel dentro de las instancias del Partido Comunista para “servir de enlace” entre las religiones y sus particulares intereses y cuyo desempeño el Vaticano conoce perfectamente. Tanto José Felipe Carneado –fallecido- como Caridad Diego, sostuviron encuentros  con representantes de la Santa Sede.

En su discurso, el joven Fernández se atrevió a darle rostro a la esperanza al decir que los jóvenes aspiran a una nación donde puedan cumplir sus sueños sin exclusiones, donde tengan cabida los de adentro y los de afuera y sus ideas sean respetadas sin menoscabo de su contenido. Francisco tomó nota y elaboró sobre la esperanza, la "amistad social" y terminó globalizando el contenido de su discurso entre el desempleo y la consecuente marginalidad que entre los jóvenes del mundo suele generar. Pudiera parecer irrespetuoso, pero en el contexto de sus palabras, bien se aviene aquello de que mal de muchos es consuelo de tontos y no parece apropiado, ni posible, que el Papa desconozca, exactamente en el sentido que apuntaba, la realidad cubana. Los congregados, además, cuando se refirió a la “amistad social” le dieron el pié a la interpretación: “si nos dejan” repitieron una y otra vez para que el complemento a la propuesta del pontífice pudiera ser escuchado ¿Quiénes se lo impiden y por qué?, ¿es viable que la “amistad social” de que habló Francisco tenga, como debe ser, carácter biunívoco  y pueda darse en el entendimiento y la reciprocidad?

En un país de algo más de once millones de habitantes; 650 sacerdotes, -cifra similar a la que existía en 1959 con una población de poco más de seis millones- un puñado de religiosas que practican la misericordia sin el apoyo ostensible del estado y en medio de serias carencias materiales y en el que se presume que la mayoría de los creyentes son católicos; ¿cómo espera la Iglesia conseguir resultados, además, imperativos y a corto plazo para que el pueblo, masificado desde hace cincuenta y seis años, pueda conseguir la esperanza y dejar de ser víctima de la fragmentación?

Expertos, analistas, periodistas; no se trata de entender quién es Francisco más allá de su investidura, tampoco de agradecerle su presencia y sus palabras envueltas en la misma retórica del pastor que predica a los fieles por intermedio de mensajes subliminales. Se trata de encarar al que hace oídos sordos de la prédica y la asume en silencio para ocultar, tras la apariencia de la posibilidad y la displicencia diplomática, sus únicas y verdaderas intenciones por los siglos de los siglos.

José A. Arias-Frá

Septiembre 23, 2015.

  

Sunday, September 13, 2015

¿DIFERENDO FRONTERIZO O MADURO VS. SANTOS?


Para tratar de crear justificaciones siempre hay argumentos, sobre todo si se cuenta con el control absoluto del poder y explorar el lado más vulnerable de la coyuntura se ofrece como garantía de un resultado aparentemente redituable. Esa es la conclusión del gobierno venezolano al introducir, una vez más, el asunto del sensible tema de la frontera con Colombia.

Sensible, porque se trata de un límite geográfico sobre el que ambas partes han mantenido una falta de control que ha hecho porosa y vulnerable la actividad que, en lo económico, es vital en el caso de los dos países y en condiciones de normalidad debería resultar armónicamente provechosa. Mucho antes de permitir que el asunto se viera politizado en extremo y se halle –como es el caso- convertido en argumento de rivalidad por Venezuela, debió imponerse la previsión y el gobierno colombiano sentirse compelido a asumir sus responsabilidades en el asunto. Aquí, permitir el margen al “dejar hacer” favorece la malsana intención de Maduro y su gobierno.

Sensible, además, porque se trata de una confrontación en que la visión ideológicamente  totalitaria no permite opciones a la hora de componer las cosas y culposamente utiliza los compromisos para manejarlos a su antojo. En consecuencia, Maduro ha tomado la iniciativa y abiertamente presiona a Santos: “…estoy dispuesto a dialogar, pero las condiciones las pongo yo” ha dicho Maduro. Sin embargo, tras haberse celebrado dos encuentros oficiales entre cancilleres en Cartagena de Indias y Quito, -más uno extra-oficial en Costa Rica- en el escenario de los acontecimientos las cosas no parecen haber cambiado.

La reunión en Quito tuvo carácter privado; pero el canciller ecuatoriano, Ricardo Patiño, se permitió hacer declaraciones a la prensa exaltando el “buen tono” para el entendimiento y la posibilidad concreta de que se produzca una reunión entre los mandatarios de ambos países. Posiblemente en los próximos días, quede determinado dónde y cuándo. Para el gobernante venezolano, más que para Santos, significa arribar al punto culminante de su estrategia.

El diferendo actual es, según alega Maduro, el resultado de la copa derramada por la gota que la colmó – la agresión a tres militares y un civil por un grupo de “sicarios paramilitares” procedentes de Colombia en San Antonio del Táchira. La determinación del agredido; cerrar varios kilómetros de frontera y decretar estado de emergencia en ellos y otras diez poblaciones fronterizas. De inmediato el “agredido” se convirtió en agresor y amparado en la búsqueda –aún sin resultados concretos- de los ejecutores del crimen, ha trocado el hecho en una cuestión en defensa del honor patrio; algo muy conveniente para él ante el desgaste interno del gobierno del PSUV y visa vi las elecciones del próximo 6 de diciembre para diputados en la Asamblea Nacional. Manifiesta ha resultado la intención de querer atribuir a los problemas internos de Venezuela, un origen foráneo. No es de absoluta garantía que pueda lograrlo, pero detrás de la hipocresía diplomática que caracteriza a los organismos regionales –OEA y UNASUR- el “irrestricto respeto a la autodeterminación de los pueblos” sigue siendo un argumento válido a la vez que intangible, un argumento de la demagogia y las campañas de las ONG, agua que se vierte en un canasto. Para Maduro, es más fácil desarmar autodefensas que combatir criminales.

Aunque Santos ha endurecido su discurso con frases como “la revolución bolivariana se está autodestruyendo” o “…hay alguien empeñado en echar pólvora al conflicto...”, sabe que otros caros propósitos de su gobierno como las próximas elecciones regionales de octubre y el más importante: las conversaciones de paz con las FARC en La Habana, Cuba; se pueden ver afectados tangencialmente como resultado de la presión ejercida desde Venezuela. La opción que Maduro pergeña es la de ganar-ganar; ganar tiempo, tratar de legitimar sus propósitos envolviéndose en la bandería del chauvinismo, desplazar el vórtice de la catástrofe de su gestión a un conflicto de carácter internacional y tratar de revertir en lo posible el fracaso evidente de su mandato. Lo que busca son resultados a corto plazo, enmarcados en un “timing” que, según entiende, se proyecta en su favor. Es seguro que cualquiera que pueda ser el resultado, el resto de su guión ya está escrito.

Habrá acuerdos, apretones de mano e interpretaciones a futuro de polémicas cuasi seculares basadas en el derecho internacional y que serán remitidas a las instancias pertinentes. En cualquier caso, Maduro verá cumplido su objetivo porque a diferencia de Santos y por razones obvias, la “legalidad” en Venezuela está determinada por él y con espetar cualquier adjetivo capaz de minimizar la opinión disidente y según ha sido la costumbre, reafirmará su imagen entre sus seguidores. Habrá que esperar al resultado de una contienda electoral donde los vaticinios no suelen coincidir con la realidad y abundan los émulos de Houdini.

Mientras, los colombianos y venezolanos en la frontera cargarán, de la misma manera que han hecho con los precarios enseres rescatables, el pesado fardo de la culpabilidad que se les ha impuesto.

José A. Arias-Frá

Septiembre 12, 2015.

Sunday, September 6, 2015

GLOBALIZACIÓN, EMIGRANTES Y FRONTERAS.


En el mundo global en el que se habla de fronteras que desaparecen, distancias que se acortan a consecuencia de la influencia de las comunicaciones y la indiferencia ante el desarraigo pospuesto ante la importancia de la propia vida, no siempre se cumplen los sueños dorados de los emigrantes y huir, a veces sin tener conciencia plena del destino, revitaliza el concepto político de los límites geográficos. ¿De qué huyen los que emigran y por qué lo hacen?

Al parecer, las causales no son siempre las mismas pero en el meollo de la cuestión hay argumentos que constituyen un denominador común. La pobreza y una visión, a veces inconsciente, del futuro que se proyecta estático e irreductiblemente atenido a la inercia y en consecuencia contrapuesto a la esencia de la interpretación individual, termina por manifestarse colectivamente de manera espontánea. Salvar lo  que se poseé -poco o nada- y que en el ejercicio de la humanidad misma crea la conciencia de que mientras exista la vida habrá esperanza, se convierte en catalizador de la decisión.

Si ante la confluencia de tales factores se manifiesta la presencia obstinada y cruel de agentes sólo capaces de demostrar la ineficacia de su gestión por intermedio de la demagogia, habría que aceptar y aun justificar, que las razones del emigrante sean económicas. Nunca ha sido diferente; pero cuando las cosas cambian a consecuencia de la situación política, según sucede, la decisión del emigrante adquiere otra dimensión donde la libertad conculcada ya no es sólo el deseo de mejorar económicamente y de lo que se trata es de hacer prevalecer la independencia del ser sobre el estado totalitario. No es casual que oleadas de personas se muevan, bajo severas condiciones de riesgo, de los lugares donde impera el totalitarismo hacia donde intuyen y creen que pueden hacer valer sus decisiones personales.

Del Magreb o el África subsahariana, el este y  el sudeste de Asia –donde China no es excepción- América del Sur, en fin; de todos los territorios culposamente maltratados por el populismo de socialistas y compañeros de viaje bajo la conceptualización tercermundista – en lo político- y el uso del término subdesarrollo –en lo económico- las personas manifiestan, ya por mucho tiempo, una invariable propensión a querer escapar. Con el facilismo de la pueril actitud que les caracteriza, la crápula de tiranos, dictadores y políticos corruptos que suelen repartirse el poder como si se tratara de una eterna dádiva providencial, culpan al "otro mundo" de todos los males e inmersos en la verborrea de una función periódica pura –donde matemáticamente el cero es infinito- prometen y se comprometen a cambiar las cosas. ¿Cuánto tiempo ha de transcurrir para que tales promesas se hagan realidad? Ante la inmediatez de las vicisitudes, la respuesta parece ser inexistente y la reacción evidente .

Para quien sabe lo que supone el desarraigo a contrapelo, algo sobre lo que no es necesario argumentar, está muy claro que la vida tiene un límite sobre la magnitud indefinida del tiempo a sabiendas de que el que se ha perdido es irrecuperable e irreversible; menos, si de salvarla se trata como en el caso de quienes la sienten amenazada por sus creencias y en medio de la horripilante sucesión de cabezas que ven rodar ante el espanto de sus miradas. Detrás de todo siempre está la voluntad omnímoda del represor a quien no le tiembla la mano para abrir o cerrar la puerta del predio, creando lo que suele definirse como una “situación humanitaria” y en lo que vociferan e inculpan a terceros con el afán de justificar su demagogia y su presencia ad infinitun en usufructo del poder.

Luego todo se convertirá en una discusión bizantina dirimida en foros, organizaciones, comités de “solidaridad” y lo peor, en estadísticas sin nombre de los que no consiguen el propósito de huir a pesar de intentarlo. Siempre habrá alguien dispuesto a hablar de "éxodos masivos" basándose en los parámetros sociológicos y presentarlos como algo inevitable mientras la riqueza esté concentrada en pocas manos y sean muchos los que viven en pobreza. ¿Y quiénes se encargan de la distribución de tal riqueza en los territorios de donde suelen venir los emigrantes?, ¿no es contradictorio que en muchos de esos lugares se autodefinan como soberanos e irrestrictos defensores de “la libre determinación de los pueblos”? Entonces, ¿qué es lo más cercano a la verdad?

El propósito no es tratar casos específicos. Los vectores que apuntan a explicar el fenómeno migratorio en la contemporaneidad fueron enunciados y es factible comprobar que siempre se trata de las mismas razones. El Planeta se ha hecho más pequeño en función de la tecnología y su incesante desarrollo, pero también se han achicado los reductos tras esos límites que llaman fronteras para dar cabida al creciente número de personas que pretenden escapar. Piense usted, lector, en cada caso; quizás en el suyo propio y en el de todos los involucrados en eso que festinada y tibiamente suele verse como una "trágica situación humanitaria” algo que sería mucho más certero definir como el peor de los problemas del siglo en curso.

José A.Arias-Frá

Septiembre 7, 2015.   

Wednesday, August 19, 2015

DONALD TRUMP: UNA REALIDAD INCÓMODA


A más de un año de las elecciones del 2016 entender lo que está sucediendo con Donald Trump es fácil porque en gran medida es un reflejo de la propia situación del Partido Republicano. En una larga campaña por venir para los contendientes de dicho partido -17 en total- el magnate de la construcción, los campos de golf y los casinos, es un candidato único y sin llegar a ser ideal, representa una opción afín con el “tempo” en contexto. Nadie puede negar que su proyección se aviene con lo que en política se define como “timing

Desde la última campaña en que participó y en la que no mostró ni por asomo la misma habilidad que ahora, Trump ha sabido manejarse y es obvio que quienes le asesoran lo están haciendo muy bien. Lo primero que refleja su nueva y agresiva estrategia es la forma en que han orientado la batalla en los medios de comunicación y a todos los niveles, aún, internacionalmente. En una larga carrera como la que enfrentan los precandidatos republicanos, el costo mediático se convierte en preocupación cuesta arriba; para Trump, ello no es un problema –tiene suficiente dinero- y está consiguiendo acaparar la atención. No hay un solo día en que su nombre no se mencione y su imagen aparezca por doquier para alabarlo o demonizarlo.

Cuando se dice que Trump no es un político, algo cierto, y que ello puede tornarse desfavorable para la imagen que proyecta, se comete un error. Precisamente lo que le diferencia del resto de los contendientes y entre su base de apoyo, es la figura del empresario que no ha tenido que enfrentarse, con o sin éxito, a los avatares de la política que inevitablemente desgasta al poner en la palestra pública a los que profesionalmente están o han estado involucrados en ella  ¿Acaso no es evidencia de ello que el doctor Ben Carson esté subiendo en las encuestas y se encuentre ya entre los cuatro primeros de su partido? Carson es el único capaz de compararse a Trump en lo relacionado con su inexperiencia política, pero carece del carisma y del “name recognition” del magnate y a pesar de ello, se ha granjeado las simpatías de un  grupo de conservadores, algo que ni siquiera otros han podido lograr

Los críticos de Trump le acusan de egocéntrico, abrupto, autosuficiente y hasta de mal educado e indiscreto. En cierto modo es así, pero lo que ha dicho y sigue diciendo ha calado entre los votantes republicanos y lo cierto es que aunque lo piensen,  el resto de los pre-candidatos con alguna opción –varios, algo que también favorece a Trump- ni se atreven, ni pueden decirlo sin dorar la píldora; entienden que para ellos están en juego demasiados factores que valoran como fundamentales visa vi sus campañas. Hasta ahora el único que parece haber aceptado los retos verbales de Donald Trump es Scottt Walker, pero en el juego de Trump todos son rivales y no pretende ni quiere alianzas.

Cuando apareció  situado en el centro de los contendientes en el debate de FOX News, no dudó en levantar el brazo para dejar saber que les declaraba la guerra y que no habría tregua: “…si no me tienen en cuenta, entonces no dudaré en postularme como independiente…todos los que están aquí, saben que en más de una ocasión he colaborado con ellos monetariamente…” Tal desafío no es inédito (Perot en el 92) pero sí sugestivo para los votantes agobiados por las querellas, las discusiones y las pretenciosas argumentaciones de los políticos conocidos que ni están por, ni para las “catilinarias” del Senador Cruz.

En el espectro que dentro del republicanismo se mueve desde el centro hasta las posiciones más radicales del libertario Rand Paul o del Tea Party, Trump representa lo novedoso con el añadido de que puede decir sin compromisos lo que piensa; ¿bueno, malo? En su caso y hasta ahora, nadie puede negar –ni siquiera sus contrincantes- que le ha dado resultado. Ahí están sus números sostenidos al frente del grupo de precandidatos y tales cifras, de las que tempranamente se ha hecho acreedor, se las proporcionan votantes que no lo van a abandonar; sería iluso pensar que fuera de otro modo. De hecho, los demás tendrían que estar pensando cuántos independientes que suelen inclinarse por el partido republicano le darán el voto. Ello puede servir a Trump al observar lo que sucederá antes de la Convención de Ohio y mientras continúe siendo un pre-candidato de su partido.

Es cierto que los estrategas de sus contendores deberán estar a la espera de cualquier error que Trump pueda cometer en razón de su inexperiencia en estas lides, pero mientras ellos se enfrentan a una base fragmentada, atomizada al máximo, la batalla de Trump deberá enfocarse en obtener el voto entre independientes e indecisos con afiliación –que no es lo mismo. En los números que hoy marcan una distancia de dos dígitos (24% contra 13% del más cercano) entre Trump y sus rivales republicanos hay un escollo de por medio que aleja al resto en medio de la estrategia que deberán poner en práctica: antes de conseguir su influencia entre el sector de votantes potenciales y aludidos, tendrán que encontrar la manera de deshacerse de Trump. Para mí, no está muy claro como lo van a conseguir.

He escuchado, ya de manera redundante, que Trump habla, promete, dice cosas, pero no explica como logrará alcanzar lo que propone. He ahí, otro error de apreciación. Él y sus asesores han escogido el tema de la inmigración indocumentada como el aspecto más enfático de su campaña, saben que ha sido el talón de Aquiles de demócratas y republicanos en los últimos años y es por ello que encausan en ese sentido la polémica. Luego se ha de ver lo que hará con otros asuntos importantes e ineludibles -el económico y las relaciones internacionales- ahora, la voluntad de mantener los números entre su base de apoyo responde al argumento que puede resultar más sugerente entre sus electores potenciales. Posiblemente su lado más débil sea el de su inexperiencia en materia de política exterior; pero tampoco es posible concluir que en la posición para la que postula, los previos inquilinos de la Casa Blanca hayan sido demasiado versados al respecto.

En materia económica es otra cosa. Eso de que Trump haya logrado salir airoso de bancarrotas en su carrera como empresario y se muestre hoy como un tipo exitoso en el mundo de las finanzas, es también atractivo entre sus seguidores. Sencillamente piensan que el tipo es un buen administrador y aunque sabemos que ser presidente de los Estados Unidos es otra cosa, tal nivel de sofistificación analítica no prevalece entre votantes y aquí la imagen, junto a la percepción inmediata,  puede ser determinante.

Trump sabe que lo único que puede perder son unos cuantos millones de su cuantiosa fortuna y parece no estar preocupado por ello. Además, guerra avisada, no mata soldados; si no consigue lo que se ha propuesto al contender de la manera sui generis en que lo está haciendo, la carta bajo su manga –que no está oculta- es la postulación independiente: una reedición del caso Ross Perot en el 92, con el añadido de un agresivo e intempestivo discurso que no parece desagradarle a muchos. Lo que en aquel entonces sucedió es historia conocida.

Trump ha puesto la “pica en Flandes” y fuertemente asido a ella se propone alcanzar otras alturas, por el momento, su reto es contra él mismo. Veremos que le aconsejan y si será capaz de escuchar, eso parece ser lo más caro y lo más difícil para un individuo como él. En el terreno minado que está pisando, la batalla por el control de los medios debe ser fundamental, sobre todo faltando un largo camino por recorrer y los patinazos que ha dado, no han conseguido vulnerarlo en lo que, entre disculpas mutuas, se han diluido sus efectos. De ganarle el pleito en cortes a Univisión, algo que es probable –existe ruptura de contrato por causas ajenas, contrapuestas y legalmente difíciles de contextuar- entonces ya se imaginaran… De momento, ni siquiera esta cadena puede evitar el ofrecimiento de la noticia representada en los porcentajes de su enemigo legal. Debe ser algo difícil para ellos.

Para el momento en que se celebre la Convención Republicana en Cleveland que dará inicio en julio 16 del próximo año y por razones que ya el propio Trump ha decidido, seguirá siendo protagonista bajo cualquier circunstancia. Ese es el gran problema de los republicanos y al que no parece fácil que puedan encontrarle solución.

Nota.- Al momento de terminar este artículo, la diferencia que separa a Trump de la potencial candidata demócrata Hillary Clinton es de seis puntos en las encuestas para una elección nacional y con respecto a él. Mucho menor que la que separa a Trump de sus más cercanos contendientes Scott Walker y Jeb Bush –en ese orden- a quienes aventaja por dos dígitos. ¿Qué significa esto? Pues que ya Trump debe empezar a preocupar a los estrategas de la Clinton, empeñados en solventar muchos cuestionamientos en contra de la demócrata –he aquí, de nuevo, el desgaste de los políticos- algo por lo que Trump no tiene que preocuparse.

José A. Arias-Frá

Agosto 19/ 2015

 

 

Sunday, July 19, 2015

EVO, FRANCISCO Y "EL CRISTO DE LOS VOTOS"

BREVE INTRODUCCIÓN:

El trabajo a continuación es resultado de la opinión solicitada por un amigo -en realidad, hermano- de tal cuenta de años que garantizan la solidez de esa relación. Él me sugirió mi opinión relacionada con la controversia desatada en torno al "obsequio" de Evo Morales al Papa Francisco en ocasión de la visita del Pontífice a Bolivia. Fue entonces que decidí elaborar, con detenimiento, mi respuesta.
 
En principio, pensé en editar, en razón de hacerlo menos extenso, el contenido; luego decidí presentarlo íntegramente y sin el menoscabo que, a la larga, cualquier edición implica. En medio de un preámbulo sobre conceptos personales que mi recipiente conoce perfectamente, va incluida mi opinión y el análisis sobre lo acontecido.
 
No pretendo, ni he pretendido antes, herir sensibilidades de ningún lector porque respeto cualquier conceptualización u opinión en la misma medida que las mías reciban el mismo tratamiento. Tampoco es mi propósito polemizar, en tanto considero que los argumentos conceptuales -y personales en cualquier sentido- ocultos, postergados o disfrazados de opiniones ajenas sólo son entendibles, al menos desde mi punto de vista, como una suerte de autocensura y algo así me parece denigrante.
 
De antemano, me excuso por la extensión, pero prefiero y siempre pretendo situar los hechos en contexto, no escribo para quienes, como el propio Evo Morales alguna vez reconoció, les cuesta leer más de dos páginas y es por ello que cualquier esfuerzo de mi parte está encaminado a los que, en discrepancia o acuerdo, desean llegar al final del resultado expuesto.
 
Gracias, José A. Arias-Frá



MI RESPUESTA A LA SUGERENCIA

Lo primero que me gustaría reafirmar puede parecer un argumento ajeno al tema, pero como verás, no lo es. Sabes que soy agnóstico y cada día me convenzo más de que tal filiación es lo que mejor me va porque me hartan y aborrezco, desde la perspectiva de un criterio filosófico, cualquier ortodoxia –término mucho más aplicable al asunto de las religiones que a otros menesteres- y, desde que leí “La Rama Dorada” de la autoría del antropólogo inglés James Frazer (algo que hice en Cuba, porque al socaire de las aberraciones materialistas y seudodialécticas de la revolución, fue publicada  allá en los tardíos 60 por “Ediciones R”) empecé a tomar conciencia de que todo lo que compromete la actitud del hombre ante la vida mediante el seguimiento de cauces basados en rituales,  termina siendo una invasión al raciocinio. Además, y casi por razones académicas también leí, aun antes, –era prácticamente un adolescente- “El Origen de las Especies” de Charles Darwin (poco más de 800 páginas de un volumen considerado como una de las teorías basales del siglo XX, aunque fuera escrito en el XIX- publicado en 1859). Hoy pueden parecer nimiedades del intelecto, pero en aquellos tiempos constituía un ejercicio homologable al de hallar la clásica “aguja en el pajar”

Como verás, mi concepción derivada en el agnosticismo no tiene una fundación ni revolucionaria, ni socialista, ni marxista; en tanto ese fue el complemento a través del cual se trató de encausar el pensamiento post-moderno en el marco del fundamento teórico del marxismo leninismo, base de la teoría revolucionaria. En un libro de Joseph A. Shumpeter –“Diez Grandes Economistas: de Marx a Keynes” encontré –también aun en Cuba, en los 70; era una edición “bolsilibro” de Alianza Editorial- una genial explicación acerca del carácter “religioso” del marxismo-leninismo; en ese volumen el economista austríaco hace una brillante comparación entre el marxismo y la religión (ensayo dedicado a Marx) y, después de argumentar al respecto, termina concluyendo que para los marxistas contemporáneos C. Marx es como un dios y su teoría, el marxismo, una religión. Creo que no tendría que argumentar demasiado al respecto –sobre todo tratándose de ti- el por qué estoy plenamente de acuerdo con semejante afirmación, más que hipótesis, tesis que la contemporaneidad se ha encargado de demostrar con creces.

De lo anterior se intuye fácilmente que el marxismo –y sus derivaciones, todas- constituyen una ortodoxia, por añadidura, contrapuesta a mis principios político-religiosos (debo recordarte que el agnóstico profesa su propia fe basada nada menos, que en la máxima de un Santo apóstol que no carecía de fe; Santo Tomás: “hasta no ver no creer” y que no somos ateos, prerrogativa de la que nos separa una concepción mucho más elaborada y menos simplista) al identificarse con lo que desde mi posición critico. Yo me considero un liberal –más bien al estilo europeo que, aclaro, no es lo mismo que un socialdemócrata o un socialcristiano- y soy además un libre-pensador, no como los que optan por esta tendencia del pensamiento como una manera de ubicarse en “la cerca” para, según sople el viento, asumir cómodas posiciones políticas. El paso de los años y las ineludibles experiencias personales me han conducido por la senda de otra bibliografía aun mucho más explícita al respecto y leyendo, por ejemplo, a Nietzsche me he encontrado con cosas tan interesantes como convincentes: “Aquí se anuncia, acaso por vez primera un pesimismo más allá del bien y del mal, aquí se anuncia aquella perversidad de los sentimientos contra la que Shopenhauer no se cansó de disparar de antemano sus más coléricas maldiciones y piedras de rayo –una filosofía que osa situar, rebajar la moral misma al mundo de las apariencias (en el sentido de ese terminus technicus idealista- sino entre los “engaños”, como apariencia, ilusión, error, interpretación, aderezamiento, arte. Acaso donde mejor pueda medirse la profundidad de esta tendencia antimoral es en el precavido y hostil silencio con que en el libro entero se trata al cristianismo, -el cristianismo en cuanto es la más aberrante variación sobre el tema moral que la humanidad ha llegado a escuchar hasta este momento. En verdad, no existe antítesis más grande de la interpretación y justificación puramente estéticas del mundo, tal como en ese libro se las enseña, que la doctrina cristiana, la cual es y quiere ser sólo moral, y con sus normas absolutas, ya con su veracidad de Dios por ejemplo, relega el arte, todo arte, al reino de la mentira, -es decir, lo niega, lo reprueba, lo condena” (1).

En otra parte de la misma obra Nietzsche se expresa por sí mismo –no solo comentando a Shopenhauer- y expone su criterio: No hay nada más terrible que un estamento bárbaro de esclavos que haya aprendido a considerar su existencia como una injusticia y que se disponga a tomar venganza no sólo para sí, sino para todas las generaciones (creo que te parecerá obvio el por qué de las “negritas” n. de a.) Frente a tales amenazadoras tempestades, quién se atreverá a apelar con ánimo seguro a nuestras pálidas y fatigadas religiones, las cuales han degenerado en sus fundamentos hasta convertirse en religiones doctas: de tal modo que el mito, presupuesto necesario de toda religión, está ya en todas partes tullido, y hasta en este campo ha conseguido imponerse aquel espíritu optimista del que acabamos de decir que es el germen de aniquilamiento de nuestra sociedad” (2)

De tal suerte, la identificación desde una supuesta antípoda del marxismo y su consumación leninista –en sí misma y por otras razones, puramente económicas, contradictoria- es también un mito. La conocida frase: “la religión es el opio de los pueblos” (3) no se separa en esencia del carácter mítico del marxismo como una ideología ortodoxa y excluyente que, haciendo un uso desafortunado de la dialéctica hegeliana, convierte a sus seguidores en fieles, e hiperboliza un dios mundano y terrenal como lo fue Carlos Marx para sus seguidores. ¿Por qué la necesidad de “revisar” el marxismo y hacerlo accesible a una especie de interpretación más apegada al uso y los menesteres populares? Los propios alemanes, Adorno, Habermas, Marcuse y compañía se encargaron de la renovación del mito, adecuándolo a las necesidades de la contemporaneidad en la post-guerra (Escuela de Frankfurt -en su última etapa) pero olvidaron, quizás, que el estalinismo era demasiado poderoso y su malsana influencia tan basta, que en el apogeo de la Guerra Fría alcanzó las playas de una pequeña isla en el Caribe en la que, obviamente, nadie estaba preparado para esa especie de tsunami socio-político mediante la aplicación de una concepción basada en la imperatividad de una ideología de la que, ni siquiera sus propiciadores, tenían conciencia plena de su alcance. Entonces comenzó la historia y aunque te pueda parecer una exageración; está en ello la respuesta de su “fortaleza” y su duración; la idea es: la persistencia, más allá del derrumbe estrepitoso del socialismo marxista, se basa en la relación directamente proporcional entre ignorancia y comunismo, influencia ideológica y, por qué no; una especie de ortodoxia genéricamente religiosa. Si no, ¿cómo entender la larga vida de un mito, por demás, carente de bases filosóficas in situ, en su momento y, extraterritorialmente superado? Los propios revisionistas, aclamados como estulticios voceros de lo aplicable sin ser explicable entre ajenos, terminaron siendo injustamente refrendados como “enemigos de la tradición” –al menos para los millones de seres que padecían los horrores del comunismo- en tanto; han pasado de moda y dejado de ser paradigma, excepto para quien se empeñe en defender lo indefendible tratando de congeniar falacias, sofismas e inexactitudes motivadas por sus propias especulaciones (ergo: los intelectuales cubanos marxistas, defensores de la revolución, “sus conquistas” y de Fidel –el mito que encarna relativos estadios conceptuales como patria, nación y una larga lista de adjetivos alabanciosos.

Si hasta aquí estamos “en concordia” –y nos entendemos- entonces podemos abordar el problema del dogma religioso en Latinoamérica. Absolutamente en todos los países del continente (Méjico y Centroamérica incluidos) con excepción de Guyana, donde entre cristianos protestantes e hinduistas, desplazan a los católicos- la religión predominante es el catolicismo –el rasgo más indeleble, junto a la distribución de la propiedad territorial, de la herencia colonial lusa y española. Habría que recordar que los conquistadores para amparar el latrocinio consistente en la usurpación de la riqueza, lo revistieron con el manto de la catequización y para ello, hasta los más eximios representantes de la Iglesia Católica –apostólica y romana- se vieron sometidos al marasmo de la confusión (la cruz de la fe al lado de la espada y la Inquisición, que ya en Europa contaba con una larga data de funestos acontecimientos en su haber) Tropezaron además, con una mitología aborigen basada en el politeísmo –mundano y censurable desde el punto de vista de los católicos- y tratando de eliminar la tradición, le pasaron por arriba mediante la catequización. Pero ha supervivido hasta hoy la tradición indígena –el propio Evo es un ejemplo- y desde que las ideas filosóficas del Iluminismo empezaron a invadir a la América Española, los vectores sociales que de tal situación se desgajaron trataron de arrimar la sardina al bracero para conseguir la independencia –la inmensa mayoría de los líderes revolucionarios anticoloniales eran masones y la conspiración en contra de España, se gestó en las logias; algo demasiado evidente para ser casual.
De manera que una vez conseguida la independencia (1826 –como fecha general) el indigenismo siguió, y sigue siendo, un “estandarte” de la lucha de los desposeídos contra los poderosos, –y es aquí cuando se vierte, sobre el acrisolado mejunje, la pócima envenenada que los marxistas ofrecen como parte de su filosofía política: la teoría de la lucha de clases- pobres contra ricos, oprimidos versus poderosos y el colofón: la reconquista del poder para los “desclasados” –término que asumido en su valor polisémico, tiene un significado bastante limitado. Que mejor manera que tratar de aunar los mitos (catolicismo, politeísmo indigenista) con la realidad en cada caso. Los “pensadores” de izquierda –socialistas- en los albores del siglo XX, sabían más de estas cosas que propiamente de marxismo, pero al cabo se percataron que existía un hito comunicativo propiciado por la fe en las doctrinas y, su práctica social, encontró un fuerte asidero en las circunstancias históricas inmediatas; el peruano José Carlos Mariátegui, el uruguayo José Enrique Rodó (recordar El Ariel) y de cierta manera y poco después, el otro peruano creador del APRA, Víctor Raúl Haya de La Torre.

Pero eso todavía persiste y las evidencias de la Historia no pueden ser borradas. Como una suerte de hilo conductor de corrientes de alto voltaje, en la segunda mitad del siglo XX, aparecen los curas arropando bajo sus sotanas revoluciones, alzamientos y cualquier cantidad de reyertas que lanzan a sus seguidores (católicos, indígenas, chamanes y folclóricos personajes de ocasión) a la “conquista de sus derechos bajo el influjo de otro mito: la religión (aquí con apellidos) católica, apostólica y romana, bajo el sui generis apelativo de “Teología de la Liberación” originada en el Perú (4) y canonizada por el cura guerrillero colombiano Camilo Torres, que, si bien recuerdas, murió “como un héroe” aferrado a un AK-47. El cardenal Jorge Mario Bergoglio –el otro personaje, junto a Evo de esta historia del crucifijo - es el primer Papa no europeo, latinoamericano y, más allá de su investidura, “los fieles” en esta parte del mundo lo ven como una especie de redentor, aunque…siempre no fue así; cuando era cardenal en su Argentina natal, estaba conceptualizado como un conservador y algunos recuerdan sus vetos institucionales y sus diferendos con algunas políticas públicas, pero Bergoglio, era, además; un defensor de los mapuches –indígenas de la pampa suramericana.

De manera que para la jerarquía de Roma –vaticana- Bergoglio no es, ni ha resultado ser del todo Francisco y, para mí, está claro que el erudito de Benedicto –ahora bajo la extraña categoría de “Papa Emérito” tras seis siglos de interdicto- le dejó al resto de sus colegas en el concilio cardenalicio una verdadera papa caliente. Ni tan enfermo estaba Benedicto, aún sigue ahí en su retiro monacal vivito y coleando, pero comprendió, más bien avizoró; que los urgentes problemas que estaba confrontando e iba a confrontar la Iglesia, escapaban de sus posibles empeños y virtuales compromisos para poder resolverlos; el papa Joseph Ratzintger (primero alemán y no italiano en la contemporaneidad) se escapó de lo que le venía encima y, un purpurado como él que había estado al frente, nada menos que de la Congregación para la Doctrina de la Fe, no era el más indicado para sentenciar curas pedófilos, enfrentarse al asunto de los matrimonios gay y explicar por qué las monjas son víctimas de ese machismo eclesiástico que las condena a ejercer la piedad cuidando viejitos, huérfanos, leprosos y ejercer los peores oficios como parte de la caridad católica institucionalmente amparada y justificada.

Para los latinoamericanos, sobre todo, aunque no exclusivamente; Francisco es un Papa revolucionario y en consecuencia muchos tienden a verle como a un político, sin que a él, la idea parezca desagradarle. Ya lo ha demostrado en múltiples ocasiones cuando transgrede los límites del discurso pontificio y se mete en temas que no le conciernen a la Iglesia (en su discurso en Bolivia –creo que en la homilía de una de las misas- defendió “el derecho” de Bolivia a encontrar una salida al mar poniéndose de ese lado y ante los intereses chilenos (la respuesta de la cancillería chilena no se hizo esperar y fue explícita en el sentido de aludir que tal asunto no debía ser de la incumbencia de “Su Santidad” Pero fue más lejos, la historia del crucifijo –rápidamente improvisada- comenzó el día anterior al que Evo le colgara todas las gangarrias que lucía en el momento que la prensa recogió lo sucedido. Con la euforia que hoy caracteriza a los medios de comunicación, casi siempre matizada de una dosis de inmediatez que tiende frecuentemente al hierro y que antepone “el palo periodístico” a la noticia tamizada más allá de lo visible, palideció la esencia ante las apariencias refrendadas a través de lo ignaro. El día antes de la ceremonia el Papa visitó la serranía en que fue hallado el cadáver del sacerdote jesuita –la misma orden a la que pertenece Francisco- víctima de 14 disparos y con visibles huellas de tortura y cuya historia, sin dudas conocía. Luis Espinal Camps, español de origen y catequizador de fieles indígenas, que dicen ser creyentes sin que entiendan propiamente el castellano. Para ellos la misa, me imagino, debe ser un ritual sin sentido porque hasta donde sé, si no es en español –dejó de ser en latín hace tiempo- y los sacerdotes no pueden expresar sus conceptos litúrgicos y sus homilías en dialectos aborígenes, estos fieles adoradores de la pachamama –madre tierra- no entienden absolutamente nada y solo la imaginería religiosa hará presa de su moldeable y por naturaleza místico espíritu; ello también es parte de cualquier ceremonial en que el mimetismo de las cosas, resulta antepuesto a una realidad basada en la interpretación de los hechos.

Espinal Camps fue víctima de las hordas paramilitares en los ochenta cuando en el país –Bolivia- se inició de nueva cuenta el sinuoso período de las dictaduras militares (en su segunda versión, la primera había tenido lugar a finales de los sesenta bajo la férula de generales que en algunos casos repitieron el asalto al poder aprovechándose de la inestabilidad política –río revuelto, ganancia de pescadores y, amén de que en el 68 “El Ché” –a quienes muchos aun “veneran” por esos lares, naufragó en el “río”; su socio político Castro no le ayudó a achicar el agua de la barca- y del apoyo norteamericano a través de la CIA mediante la formulación de aquella macabra estrategia denominada el “Plan Cóndor” –recuerdas la película de los Tupamaros, el caso del agente CIA Dan Mitrioni en Uruguay y su “ajusticiamiento” Fue una producción bajo los auspicios del llamado “cinema-nuovo” también para reivindicar la “justicia” contra los “desmanes del imperialismo” que había comenzado a confundir los avatares de La Alianza para El Progreso con el ejercicio de la represión. El State Deparment pagó por ello un elevado precio en una coyuntura en que la correlación de fuerzas a nivel internacional se dirimía aún en el contexto de la Guerra Fría. Lo cierto es que Francisco, fue al lugar del hallazgo del mítico cadáver y allí, según era de esperarse, hizo unos rezos, esparció bendiciones y pensó que era suficiente.

Evo, seguramente bien asesorado, se propuso dar una especie de golpe de efecto que, fuera de la propaganda y lo que los neófitos puedan considerar, le dio resultado, el muertito jesuita, estando en cautiverio había tenido la idea de crear un crucifijo controversial, único, pero que según pensaba debía promover el diálogo entre todos los sectores políticos de la sociedad boliviana, marxistas incluidos y por ello se sintió iluminado y profeta al tallar en un pedazo de tronco lo que Evo le entregó a Francisco, que no es el original –este se halla en posesión de un amigo (otro cura jesuita, llamado Xavier Albó y que no quiso deshacerse de lo que considera una reliquia heredada de su difunto amigo) Hasta ahí la historia es creíble y puede parecer justificada desde el punto de vista sentimental, pero; ¡El Cristo de los Votos –nombre por el que se conoce la talla original, forma parte de una condecoración que el Estado Boliviano otorga a quienes cree merecedores de tan alta distinción! De manera que cuando Evo le entregó la réplica que mandó construir para la ocasión, ya Francisco tenía colgado en el pecho el mismo objeto, en otra perspectiva y otra dimensión. Luego, antes de despedirse de los bolivianos y en ceremonia privada, dejo todos los presentes a los pies de la virgen de Copacabana, patrona del pueblo boliviano. Algo que si constituyó un desacierto, propio de la acostumbrada e impúdica ignorancia, fue que Evo le entregara condecoraciones a Francisco, desconociendo –aparentemente- que los Papas no las reciben de ningún Estado.

Esa es la verdadera versión de lo acontecido, allende la tormenta desatada en la que Evo, presidente de un país con un 78% de católicos (en ese medio, crisol de numerosas vocaciones vinculadas al integrismo forzado por eso tan antiguo y manido que llaman sincretismo), además socialista (del siglo XXI), adorador del difunto Chávez –otro bonzo del sincretismo indígena-religioso que perdona a los odiadores de oficio según lo que sean capaces de expresar en determinadas circunstancias, acertó con su regalito; o ¿acaso el cura muerto por los paramilitares no defendía una noble causa por la que entregó su vida siendo un guerrero jesuita, hijo de San Ignacio de Loyola, preboste y fundador de la orden a la que también Francisco pertenece?. Ojo con lo que superficialmente se analiza; en cierto sentido, Francisco se lo buscó y el diletante oportunista de Evo, bien asesorado –sin dudas- supo aprovechar la oportunidad. Creo que con lo que le importa a estos personajes (los “líderes…y lideresas de los países del socialismo del siglo XXI) la opinión pública en general, consiguió el objetivo de mostrarse desafiante ante sus carnales aimaras del altiplano y aunque no sé si llegó a conseguir que Francisco mascara hojas de Coca, lo primero que hizo cuando el Pontífice se bajo del avión fue colgarle una carterita en que los indígenas acarrean su dotación diaria de hojitas de la medicinal plantica con que se han hecho santos, Escobar Gaviria, los Arellano Félix, Amado Carrillo, Servando el de los Caballeros Templarios –por el momento preso hasta que consiga quien le cave un buen túnel –algo más difícil que pagarle a los funcionarios políticos y de prisiones que, ante la demanda de los traficantes, deben estar bajando su cotización personal. El tuti di capo del Chapo Guzmán –para muchos, en el mismo camino de la herejética santidad de sus colegas- no solo ha puesto a los políticos en ridículo, los ha descaracterizado y puesto en vilo su verborrea sentenciosa y para nada fiable de “haz lo que digo pero no lo que hago” Tocante a este último comentario no creo que resulte discutible lo que representa la imagen de estos narcos, vivos o muertos, presos o en fuga; entre amplios sectores de una sociedad en que el concepto de justicia social adolece de una degeneración interpretativa que termina por coincidir con otras interpretaciones tradicionales a ese mismo nivel. Es de notar que importantes medios televisivos contribuyen a través de seriales, telenovelas, reportajes y la inmunda bagatela proyectada en función de los “raitings” al refuerzo de lo que afirmo. ¿De quién, quienes ven todo esto?, me pregunto.

Concluyendo, mi querido hermano, creo que entenderás lo difícil de mi posición. Para los neófitos de derecha, beatos y santurrones por naturaleza, soy un hereje y para mis enemigos que hace un montón de años me endilgaron el mote de traidor, ¡también lo soy! ¿Entonces, dónde me pongo –como decía Pepe Biondi? Entiendo que mi discurso, y mis cavilaciones, no son aptos para las supercherías convencionalistas de uno u otro bando. Imagínate: entre la derecha extrema, catalogar a Francisco de revolucionario y socialistoide (esto no lo estimo yo solamente –hace poco Montaner, pluma conocida, escribió sobre ello) y; con el agregado de que esa derecha ultraconservadora va a misa de domingo como si se tratara de un cónclave sectario y hasta algunos pertenecen al Opus Dei –con flagelación, grilletes de púas y toda la parafernalia imaginable que según estiman, les concede el derecho de encasillar el pensamiento ajeno y; del otro lado, donde tengo prohibida la entrada –algo que no me interesa- por no haber querido “comulgar” con las ruedas de carreta, que el papá –no Papa- Fidel y su cohorte nos ofrecían y con la que tantos a lo largo de tantos años se atragantaron y aun se atragantan, parezco estar sometido a una especie de “vil garrote” que se encarga de descoyuntarme intelectualmente. Creo que aquello del chino Kuchilán puede ser, para mí, la mejor opción: seguiré pensando igual; “…si dios quiere y el diablo no se interpone…”

Un comentario necesario:

Creo que te quedará claro el por qué de todo el largo preámbulo. Podía haberme ceñido a los hechos y responder a tú escueta encuesta. Después de leerme, y si llegas al final sin que el sueño propiciado por la “pereza mental” te venza, entenderás las razones. ¡Ah!, muy importante; aun está por ver como el Papa de las multitudes (como algunos comienzan a llamarle) y además revolucionario –en el concepto más genérico del término- se proyectará en su próxima visita a Cuba. No olvidemos que en su último encuentro con Raúl, éste le prometió volver a rezar…me imagino que para pedirle a Dios y a la virgencita que Obama le resuelva los problemas antes de las elecciones del 16; lo cual no significa que el nuevo presidente (a) USA vaya a cambiar nada, al final los Papas son vitalicios…como los Castro (mera coincidencia de los destinos para uso y disfrute de cualquier categoría que se vea reforzada mediante pretensiones ideológicas: léase religión –aquí también entran los musulmanes, por supuesto- socialismo marxista –disfrazado o desembozado- o cualquier manifestación tendenciosa que le ponga, como decía Octavio Paz, un corsé al pensamiento.

Notas.-

(1).-Nietszche, Frederick.-El Nacimiento de la Tragedia. Alianza Editorial, Madrid, 1973. Pag. 32

(2).-Nietszche, Frederick.- Ob. Cit. Pag. 147

(3).-La frase no es de “Das Kapital” –El Capital- como muchos creen, o del Manifiesto Comunista, fue mencionada en “La Contribución a la Crítica del Derecho de Hegel” (1844) y ya tenía antecedentes con implicaciones similares en Bauer y Feuerbach.

(4).-El autor intelectual de la “Teología de la Liberación” es el sacerdote y teólogo peruano Gustavo Gutiérrez Merino, además, Premio Príncipe de Asturias 2003 de “Comunicación y Humanidades”