Para la grey católica, el Papa es su líder y aunque puedan existir matices
en la interpretación de sus palabras, siempre son acogidas con beneplácito y
obediencia; en la sacralidad, el dogma adquiere preeminencia.
Francisco llegó a Cuba con la anuencia del estado socialista y como
"misionero de la misericordia” En ese sentido, su presencia lo convertía en
hacedor del perdón y la compasión en cuanto a las necesidades de los marginados
y los desposeídos, toda vez que el carácter de su visita estaba definido en el
ámbito de lo eclesiástico y ecuménico y en absoluta concomitancia con el
presupuesto del anfitrión oficial. No era probable, ni posible, dado que no
existen antecedentes al respecto, que Su Santidad hiciera alguna declaración
contundente que pudiera parecer incómoda al convidante. Algo que sabíamos.
En Cuba, hace mucho tiempo, la misión de la Iglesia Católica ha quedado
circunscrita a dejar hacer en aras de ganar espacio y avanzar en el orden institucional,
aunque sea lentamente y la batalla por el tiempo se vea convertida en objetivo
de ganancia mutua para los que se enfrascan en ella. Tan lento es el avance
que, a pesar de las características de renovador atribuidas a Francisco, su
presencia o su discurso no se diferenciaron, esencialmente, del de sus dos
antecesores en el pontificado en un territorio que no oculta el desafío de
aparentar un blindaje ante cualquier influencia.
La pregunta es obvia: ¿cómo pretende la Iglesia Católica, dentro del ámbito
de sus macro-objetivos universales, llevar adelante su labor de catequización en la Isla? Hay
respuestas que el Papa hubiera podido proponer sin menoscabo del discurso
eclesiástico y desde su autoridad, en absoluta consonancia con el ejercicio de
la misericordia y mediante el empleo de su magistratura apostólica, sin dejar
de ser “políticamente correcto” Una vez más, mediante sugerencias apoyadas en
interpretaciones bíblicas, el discurso quedó sujeto a la conciliación y a una
suerte de impasse atenido a la esperanza desenvuelta en el ejercicio de la
misericordia de una sola vía.
En respuesta a la intervención del joven Leonardo Fernández durante su encuentro
con jóvenes cubanos –católicos y no católicos- el Papa volvió a referirse a la
esperanza, aunque de manera mucho menos tangible que el ponente; dijo que "es
dolorosa" y que no debe circunscribirse a la idea del alcance de objetivos
materiales e inmediatos y que debe estar representada en “la amistad social”,
separarse del individualismo y la fragmentación, algo sobre lo que volvió en su
homilía del Cobre y en el encuentro con la familia aduciendo que, a través de
la fe como escudo, constituyen problemas acuciantes que deben encarar los jóvenes
de hoy.
¿Es posible que algo así pueda suceder en Cuba? Seguramente y para los tres
últimos Papas, incluido el fallecido Juan Pablo, directamente involucrados en
tal asunto, la respuesta al interior de sus conciencias no pudo ser congruente con
el discurso en medio de la realidad vigente, porque a pesar de lo que se diga o
se trate de argumentar, los diecisiete años transcurridos desde la visita de
San Juan Pablo II (1998) y hasta la fecha, los hechos no demuestran lo
contrario. De no ser esto cierto, ¿de qué habló Monseñor Pedro Meurice –ya fallecido-
en su valiente homilía en Santiago de Cuba durante la visita de Juan Pablo II?
O, ¿a que se ha referido en varias ocasiones –incluida una carta sin respuesta
al “presidente en retiro”- el padre José Conrado, simple párroco diocesano? O,
¿desconoce Su Santidad las declaraciones de su propio nuncio en la Isla –arzobispo
Bruno Musaró- y los cuestionamientos que en su momento generaron?
Lo que se observa en la acción del estado cubano, sabía y maliciosamente
intencionada, es una mera equiparación, sin dar prioridad a grupo alguno en
relación con su porcentaje de representatividad y de la práctica religiosa, a
los creyentes en general. El estado genera así, una especie de aparente apoyo al
libre albedrío religioso y se muestra caritativo sin abandonar su posición vigilante
y controladora; no en balde, cuenta con un departamento que funciona al máximo
nivel dentro de las instancias del Partido Comunista para “servir de enlace”
entre las religiones y sus particulares intereses y cuyo desempeño el Vaticano
conoce perfectamente. Tanto José Felipe Carneado –fallecido- como Caridad
Diego, sostuviron encuentros con representantes de la Santa Sede.
En su discurso, el joven Fernández se atrevió a darle rostro a la esperanza
al decir que los jóvenes aspiran a una nación donde puedan cumplir sus sueños
sin exclusiones, donde tengan cabida los de adentro y los de afuera y sus ideas
sean respetadas sin menoscabo de su contenido. Francisco tomó nota y elaboró
sobre la esperanza, la "amistad social" y terminó globalizando el contenido de su
discurso entre el desempleo y la consecuente marginalidad que entre los jóvenes
del mundo suele generar. Pudiera parecer irrespetuoso, pero en el contexto de
sus palabras, bien se aviene aquello de que mal de muchos es consuelo de tontos
y no parece apropiado, ni posible, que el Papa desconozca, exactamente en el
sentido que apuntaba, la realidad cubana. Los congregados, además, cuando se
refirió a la “amistad social” le dieron el pié a la interpretación: “si nos
dejan” repitieron una y otra vez para que el complemento a la propuesta del
pontífice pudiera ser escuchado ¿Quiénes se lo impiden y por qué?, ¿es viable
que la “amistad social” de que habló Francisco tenga, como debe ser, carácter
biunívoco y pueda darse en el entendimiento
y la reciprocidad?
En un país de algo más de once millones de habitantes; 650 sacerdotes, -cifra
similar a la que existía en 1959 con una población de poco más de seis
millones- un puñado de religiosas que practican la misericordia sin el apoyo
ostensible del estado y en medio de serias carencias materiales y en el que se
presume que la mayoría de los creyentes son católicos; ¿cómo espera la Iglesia
conseguir resultados, además, imperativos y a corto plazo para que el pueblo,
masificado desde hace cincuenta y seis años, pueda conseguir la esperanza y dejar
de ser víctima de la fragmentación?
Expertos, analistas, periodistas; no se trata de entender quién es
Francisco más allá de su investidura, tampoco de agradecerle su presencia y sus
palabras envueltas en la misma retórica del pastor que predica a los fieles por
intermedio de mensajes subliminales. Se trata de encarar al que hace oídos
sordos de la prédica y la asume en silencio para ocultar, tras la apariencia de
la posibilidad y la displicencia diplomática, sus únicas y verdaderas
intenciones por los siglos de los siglos.
José A. Arias-Frá
Septiembre 23, 2015.
Pepe, para serte sincero, creo que todo lo que has dicho lo defines en el segundo parrafo. Por supuesto, no escribimos solo para compartir entre nosotros, sino, dentro de lo que cabe, para tratar de buscar una explicacion a temas concretos por tanto, a veces, es necesario desmenuzar lo que dice de manera que sea digerible.
ReplyDeleteCuando te decia durante nuestra conversacion que me parecia que la oposicion estaba muy desinformada sobre los mecanismos e hilos que mueven al mundo de hoy, pensaba, precisamente, en la iglesia.
Mira lo que tu dices: "Francisco llegó a Cuba con la anuencia del estado socialista y como "misionero de la misericordia”. Tal idea parece copiada de Fidel y la religion no porque tu lo hayas hecho sino porque los postulados de la iglesia catolica son muy similares a los "ideales" del socialismo segun Fidel Castro.
Curiosamente, las teorias economicas y sociales de la iglesia catolica "justifican" el proceder del gobierno de la isla. De ahi lo que dices en el mismo parrafo"
"No era probable, ni posible, dado que no existen antecedentes al respecto, que Su Santidad hiciera alguna declaración contundente que pudiera parecer incómoda al convidante. Algo que sabíamos."
Solo que no estoy de acuerdo con los que "sabiamos". Si la oposicion hubiese sabido todo esto, hubiese actuado de otra manera. No te parece?!
Will: Déjame saber si leíste la entrevista a T. Bruguera que te recomendé; allí hay una magnífica respuesta a lo que, realmente, falta hoy en Cuba además de bienes materiales y sus consabidas parafernalias alienantes, que, sin que puedan dejarse de lado, crean, tangencialmente el desinterés, la abulia a los argumentos abstractos -para ellos- de la política y contribuyen a la solidificación de la ignorancia -en ese sentido, el político- que corroe a la sociedad cubana. ¿Acaso no sabemos todo eso hace ya, bastante tiempo? Si en principio estamos de acuerdo -algo que creo- el último párrafo incluye mi propuesta alternativa. Desde que tengo memoria del problema -incubada durante largos años- me hallo en espera de una respuesta, lógica, honesta y en consecuencia contundente en ese sentido. Lo peor es que creo que he de seguir así, ante argumentos "geométricos" a los que el propio Francisco se refirió con la distancia entre el centro con respecto al cuadrado y la circunferencia. No sé si me explico, pero no encuentro demasiada relación entre la geometría y su efecto y las víctimas de un engendro socio-político disfuncional y alienante. Agradezco tú interés y el comentario. Intercambiar ideas siempre es saludable. P.Arias
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