Thursday, October 13, 2011

LA CAPERUCITA Y EL LOBO: UN CUENTO QUE NO TERMINA.

Acaban de aprobarse por el Congreso norteamericano los tratados de libre comercio con Corea del Sur, Colombia y Panamá. La libertad de expresión que a muchos sirve para llevar a cabo la propaganda reaccionaria de los izquierdistas, enarbola “ipso facto” su versión pomposamente antiimperialista. Parece más un forcejeo de niño majadero que una opinión sensata y digna de ser evaluada; es casi algo menos que un argumento proselitista envolver en fantasías ideológicas lo que certeramente puede demostrarse, veamos.

De los tres países Panamá es el más modesto y no digo pobre, porque en el contexto centroamericano ha evidenciado un despegue real, no como en otros territorios donde siempre resultó frustrado a pesar de cuantiosos e innumerables recursos que no ocultaban su interesada y realmente imperialista razón. La última década ha sido testigo en Panamá de una sucesión democrática de gobiernos de diferente tinte político pero en todos los casos respetuosos del orden democrático. Los panameños dejaron atrás los cuartelarios y castrenses tiempos de Torrijos y Noriega, recibieron el Canal de manos de los norteamericanos, lo han administrado con efectividad y el visible resultado es un Sky Line de Ciudad Panamá que algunos comparan con el de Miami, pero no sólo eso, el ingreso per cápita es de 13,000 dólares al año y el recién aprobado tratado no sólo constituye un reconocimiento al esfuerzo, sino también la incorporación al proceso de globalización económica, el impulso a la creación de empleos y una mejor perspectiva para solventar la situación de crisis por la que atraviesa el mundo hoy.

El otro país latinoamericano es Colombia, territorio en el que por muchos años la izquierda radical y revolucionaria a puesto sus ojos por intermedio de ese flagelo que ha representado la guerrilla de las FARC y el ELN; donde el narcotráfico hizo en su momento su nido más poderoso, creando un caos de intensidad similar, aunque con otros matices, al que hoy se vive en Méjico. Allí tampoco la acción de la narco guerrilla logró conjurar la democracia, sí hubo momentos en que el proceso democrático se vio fuertemente amenazado, hasta la llegada de Uribe a la presidencia y su política de Seguridad Democrática que puso a raya y en repliegue a las FARC. Ahora durante el actual gobierno de Santos, proveniente de las filas del uribismo, y poniendo en práctica su propio estilo de gobernar, llega por fin para los colombianos la ratificación del tratado que proveerá al país con no menos de 70,000 nuevos empleos, ampliará las exportaciones en lo referente a la diversidad de rubros comerciales en ambas direcciones y garantizará la intensificación de la diversidad tecnológica imprescindible en el mundo moderno. ¿Existe en el caso colombiano, fuera de la inverosímil propaganda de los alabarderos de la izquierda, alguna evidencia de dominio imperialista? Los sempiternos necios responderán afirmativamente, pero sería bueno conminarles a que pusieran sus imperceptibles logros en evidencia, reconocieran su ineptitud congénita y dejaran de culpar a los Estados Unidos de su raigal, intrínseca y antonomástica incapacidad.

El otro país es Corea del Sur, una de las economías más fuertes del Asia y que con su propia historia caracteriza lo que representa la libertad política y de empresa para cualquier nación. Con la división de la península en dos territorios después de la guerra en 1952 y en poco más de medio siglo, el territorio del sur goza de niveles envidiables de desarrollo tecnológico, industrial y social que sus rivales del norte están muy lejos de poder disfrutar. Allí la dinastía iniciada con Kim Il Sung empezó a sepultar el país en un considerable atraso, cuyo único engendro devenido en el dominio de la energía nuclear sólo ha sido un permanente elemento de chantaje para aliviar las hambrunas que como plaga endémica azotan a los coreanos del norte, los cuales padecen uno de los regímenes más atroces que el mundo de hoy observa con asombro. El libre comercio con Corea del Sur es quizás, de los tres casos, el que mejor evidencia el contenido novedoso de las relaciones económicas entre países en el mundo actual porque establece y da pié a que la alta tecnología se convierta para los dos países en una total y verdadera relación biunívoca. ¿Y mientras tanto –me pregunto- que hacen los emperadores del norte sino planificar su onerosa sucesión para continuar refundiendo al pueblo norcoreano en el atraso y la miseria?; creo que esta sería otra pregunta interesante para los sesudos defensores del socialismo a ultranza y bajo cualquier perspectiva, incluso las mas inhumanas, descaracterizadas por años de fracasos sin cuento.

Mientras, el genio de los socialistas innovadores del siglo XXI con su líder Chávez al frente e inspirado en el paradigmático ejemplo de los Castro –otra dinastía socialista- y seguida por el grupo del ALBA, pretende presentársenos como alternativa para un futuro mejor.¿ Hasta cuando podrá tener validez una propuesta semejante que parece más que competencia, una broma de mal gusto? Como cualquiera capaz de analizar sin apasionamientos ideológicos esta pretendida competencia, me remito a los datos y las estadísticas y trato de imaginar cuantos años tendrían que transcurrir para que los flamantes y libertarios países del ALBA puedan cumplir índices que los hagan competitivos con el resto del mundo. Ya se que Chávez repite constantemente lo de las envidiables reservas petroleras de Venezuela, pero no debe olvidarse que vendiéndole el petróleo –que incorpora al país al nada envidiable grupo de los mono productores y mono exportadores- a los países del primer mundo, entre ellos a los Estados Unidos que ocupa una buena parte de su mercado de exportación petrolera, consigue los petrodólares que le sirven para fomentar su demagogia en otros territorios y a los "paradigmáticos" comunistas caribeños para mantenerse a flote; es posible que este personaje tan adicto a cierta y pretendida jocosidad a ultranza, no sepa aquello de que “quien da pan al perro ajeno, pierde el pan y pierde el perro”

Como ha quedado demostrado con creces, “el perfecto idiota latinoamericano” tan bien descrito por Montaner, Álvaro Vargas Llosa y Plinio Apuleyo en su libro del mismo título, es tenazmente procaz y empecinado en materia de reconocimiento no solo de su ignorancia, sino también de su culpa; mientras, sigue aferrado a la bitácora casi bíblica de las venas abiertas, del libertario Galeano en un mundo que avanza y en el que los cuentos de hadas del socialismo promisorio son sólo un buen motivo para explicar y entender los fracasos. Quizás si los cubanos –dentro de la Isla- pudieran hablar, serían capaces de dar una contundente explicación. Llevan años votando con los pies, 2 millones se han reinsertado con éxito en los más disímiles parajes del planeta y los de dentro, por simpatía u obligación descubren ahora con asombro que la manera más segura de llegar al capitalismo es el socialismo. Ahí les queda de tarea a los “compañeros de viaje”.

José A. Arias.

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2 comments:

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