Tuesday, July 12, 2011

VENEZUELA, LA ENFERMEDAD DE CHAVEZ Y LA SITUACIÓN CUBANA.

A continuación tres trabajos de opinión interesantes y de los que pueden sacarse conclusiones a las que el lector puede arribar a través de sus propios juicios. El último de los tres valora, según creo, algunos factores de manera un tanto festinada, por lo que parece reflejar cierta parcialidad al evaluar los argumentos que en consecuencia expone su autor; no obstante, se incluyen elementos que aun en ese caso, deben tenerse en cuenta.

José A. Arias.

Para Cuba, una dependencia ahora incierta
Tras la caída de la URSS, el régimen encontró en Chávez un socio indispensable; pero ya empieza a especular con su ausencia
Domingo 10 de julio de 2011  

César González-Calero
Para LA NACION
"Yo me puedo morir; tú, no." No hay un testimonio político más revelador de la dependencia de Cuba respecto de Venezuela que esas seis palabras dedicadas en 2006 por un quebradizo Fidel Castro a su epígono más destacado: Hugo Chávez.
Antes de que el líder cubano cayera gravemente enfermo, La Habana y Caracas habían conformado ya una hermandad política y económica tan bien engrasada que había dirigentes, como el posteriormente defenestrado Carlos Lage, que hablaban sin tapujos de "un solo país con dos presidentes".
La química entre Fidel y Chávez se remonta a 1994, cuando el joven y temerario oficial venezolano visitó La Habana por primera vez. Acababa de recobrar la libertad tras pasar dos años entre rejas por el fallido golpe de Estado perpetrado contra Carlos Andrés Pérez. Sin conocer todavía la madera de la que estaba hecho su admirador, Fidel le brindó honores de jefe de Estado sólo para enojar a Rafael Caldera, el mandatario venezolano que había recibido en su país a Jorge Mas Canosa, bestia negra de la revolución cubana durante décadas.
Desde el primer momento, Castro vio en Chávez al hombre que -gracias a los ingentes recursos naturales de Venezuela- podía rescatar a Cuba del precipicio en que se encontraba tras el desmoronamiento de la Unión Soviética. Y Chávez suspiró de placer al entrar con alfombra roja en el Olimpo revolucionario de los "dulces guerreros cubanos".
Cinco años más tarde, el teniente coronel llegaba al poder y Fidel, taimado, sonreía desde la primera fila de invitados al acto de investidura de su aplicado discípulo. La Habana había encontrado un nuevo Kremlin sin salir del Caribe.
Con el petróleo venezolano como colchón, la alianza política y económica se fue fortaleciendo. Desde hace unos años, Chávez factura 100.000 barriles diarios de crudo a la isla a precios preferenciales, un bombeo energético suficiente para hacer olvidar los años de apagones en la isla.
A cambio, el régimen cubano ha desplegado en Venezuela un contingente de 40.000 técnicos (la mayoría, del sector de la salud). Caracas es el primer socio comercial de Cuba, con un intercambio superior a 3500 millones de dólares anuales. Entre otros proyectos de cooperación, Venezuela avala con su petróleo la modernización de la desvencijada refinería de Cienfuegos, que financia China. Sólo en la reciente visita de Chávez a La Habana -antes de que el mandatario fuera operado de cáncer-, Cuba y Venezuela firmaron acuerdos comerciales valorados en 1300 millones de dólares.
Pero si la irrupción de Chávez en el tablero político latinoamericano fue milagrosa para la isla, la experiencia de Fidel resultó también decisiva para su socio caribeño. "Ambos tendremos que agradecerle a la vida el habernos conocido", declaró en su día el líder venezolano.
Cuba respira gracias al crudo venezolano, pero la popularidad de Chávez entre los sectores más humildes de su país se debe, en gran parte, a los consejos de Castro sobre la importancia de las "misiones" sociales o la impagable aportación del know how de los servicios de inteligencia cubanos.
Sorprendente déjà-vu
Con la llegada al poder de Raúl Castro, la relación bilateral no varió de puertas afuera, pero el pragmático general percibió pronto que la supervivencia del régimen no podía estar supeditada al chavismo ad eternum. Si Raúl ya era renuente a la excesiva dependencia de Venezuela, la enfermedad de Chávez podría acelerar ahora el calendario de reformas económicas en la isla.
Hace tiempo que Raúl contempla otros escenarios ante una hipotética ausencia de Chávez. Uno de ellos pasa por estrechar aún más los lazos con China, que ya es el segundo socio comercial de La Habana. A Pekín le interesa la isla por razones puramente económicas. El régimen de Hu Jintao no le vende un tornillo a Cuba sin recibir antes un billete verde a cambio. China piensa en grande. Y el sector petrolero cubano, ahora insignificante, puede dar que hablar en un futuro próximo si se confirma la existencia de unos 20.000 millones de barriles en la zona del Golfo de México dentro de la jurisdicción de la isla.
En el sorprendente déjà-vu habanero de junio (con un Chávez imitando casi al pie de la letra la convalecencia de Fidel en 2006), el líder cubano ofició de maestro de ceremonias del equipo médico que trató a Chávez. "El paciente ha librado una batalla decisiva", escribió el comandante en una de sus habituales reflexiones. Y en su fuero interno debió de pensar en aquellas seis palabras pronunciadas hace cinco años.
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Domingo 10 de julio de 2011  

Liza López
Para LA NACION
CARACAS.- Literalmente, Venezuela se descascara.
Bastan unas pocas imágenes para retratar lo que este país sufre hoy en muchos frentes. El jueves pasado, por ejemplo, la autopista Valle-Coche, una de las principales arterias de Caracas, amaneció con un cráter gigantesco de ocho metros de longitud por tres de ancho, lo que paralizó el tránsito durante varias horas. El colapso se debió a la rotura de una alcantarilla envejecida.
Escenas similares ocurren por lo menos tres veces por semana. Si a eso se le suman las huelgas de médicos y de maestros por reclamos salariales, la inflación, los motines carcelarios y las protestas por los apagones de luz, la estadística marca que Venezuela es escenario de uno o más conflictos de relevancia por día.
Esta crisis no es nueva para los venezolanos. De hecho, se acentuó en los últimos meses. Pero lo que cada vez inquieta más al país es saber si Hugo Chávez, enfermo de cáncer , será capaz ahora de hacer frente a un caos que reclama soluciones urgentes. El politólogo John Magdaleno cree que tres grandes incertidumbres reinan hoy en Venezuela: qué tipo de cáncer padece exactamente el mandatario, si esa enfermedad le permitirá gerenciar las distintas crisis y si será candidato para las presidenciales de 2012.
"Si su cáncer lo debilita, él deberá decidir si conviene que, aun así, sea candidato para mantenerse como el símbolo más fuerte del chavismo. Si su enfermedad se trata y logra recuperarse en menos de un año, igual enfrentará una candidatura con limitaciones de salud y tendrá que delegar funciones", afirma a La Nación.
La razón por la que se conjugaron tantos frentes caóticos -y que seguirán emergiendo- tiene una explicación. "Después de 12 años de gobierno, la institucionalización del régimen es precaria y no satisface las principales demandas -señala Magdaleno-. Estos problemas no eran tan visibles antes porque Chávez era el gran amortiguador de las crisis, con su capacidad persuasiva y su discurso carismático."
Pero esa imagen del líder todopoderoso se está derrumbando como se desmoronaron las rutas el jueves pasado. Y eso, definitivamente, cambió el juego político.
"Quedó claro que el líder del proceso revolucionario tiene limitaciones. Volvemos a la política de los líderes finitos", señala a La Nación la historiadora y ex partidaria de Chávez Margarita López Maya.
La ausencia del presidente durante casi un mes por su convalecencia en Cuba evidenció el carácter personalista de este gobierno, según resalta la doctora en ciencias sociales. "Venezuela vivió un proceso involutivo muy fuerte, porque el oficialismo depende del humor y de las decisiones de una sola persona. Pero creo que eso cambiará, pues Chávez ya no está en capacidad de concentrar todo el poder, aunque siga dando señales de que mantiene el control", insiste López Maya.
Este clima de incertidumbre afecta cuantiosamente la gobernabilidad, agrega Herbert Koenecke, politólogo y profesor de posgrado de la Universidad Simón Bolívar. "La condición precaria de salud del presidente disminuye su capacidad de gobernar de manera eficaz y transparente. Eso va a repercutir en cómo la gente aprecia su gestión", destaca.
Para López Maya, la crisis más inquietante es el declive del modelo económico estatista, porque hay un estancamiento del aparato productivo y una extrema dependencia de productos importados.
El país gobernado por Chávez registra la mayor inflación de la región y la segunda entre las más altas del mundo, después de Etiopía. Las autoridades anunciaron a principios de este año que 2011 terminaría con una inflación de un dígito, pero esa promesa está lejos de cumplirse. Según el último informe del Banco Central de Venezuela, rubros como los sectores alimentario, de salud, de transporte o agrícola aumentaron entre el 22 y el 28% en el último año.
Además, la incesante alza de los precios redujo sustancialmente el poder adquisitivo de los venezolanos, que decayó el 14,5% desde 2007. Por otro lado, la deuda pública aumentó en forma considerable a pesar de los altísimos ingresos petroleros (con un barril que ronda los 100 dólares).
Sin sucesor
El director de la escuela de Economía de la Universidad Central de Venezuela, José Guerra, advierte que la deuda externa se triplicó, de 30.000 millones de dólares en 1999 a una que supera en la actualidad los 120.000 millones.
En una de sus pocas apariciones públicas desde su regreso de La Habana, Chávez ratificó en sus cargos a todos los integrantes de su gabinete, acto que tuvo la intención, para los analistas, de aplacar las críticas de sus detractores y dar la imagen de un gobierno unido.
La doctora Clara Salas siguió con atención los capítulos de la enfermedad del presidente en la televisión y quedó impactada con ese discurso . "Al escucharlo ratificar a sus ministros, sentí como si se estuviera despidiendo. La cámara enfocó cuando [Jorge] Giordani [ministro de Planificación y mano derecha de Chávez] estalló en lágrimas. Es peligroso si él muere de repente por este cáncer, porque estamos muy divididos y puede haber una guerra civil", dice a La Nación.
La incertidumbre sobre quién podría ser el relevo dentro del chavismo si la enfermedad del presidente se agrava ronda en todos los ambientes. Sin embargo, los analistas coinciden en que no hay nadie -ni dentro del chavismo ni en la oposición- que se equipare a Chávez en liderazgo y popularidad.
El politólogo Magdaleno señala que hay varios voceros del gobierno que cuentan con un buen nivel de aprobación entre la población, como el canciller, Nicolás Maduro; el vicepresidente, Elías Jaua; el diputado Diosdado Cabello, y el vicepresidente del Parlamento, Aristóbulo Istúriz.
Pero dice que la distancia con respecto a Chávez es enorme. El presidente todavía mantiene un 50% de popularidad, mientras que cada uno de esos posibles sucesores no tiene más de un 2 o 3% de reconocimiento. Esto confirma la frase que ya se ha hecho famosa entre seguidores y opositores: "No hay chavismo sin Chávez".
De ubicuo a ausente
López Maya concuerda con lo difícil que resulta en este momento pensar en un relevo. "Una de las características de los gobiernos personalistas es secar cualquier otro liderazgo. La gestión de sus autoridades ha sido pésima en todos los sectores y no hay ninguno con capacidad de sustituirlo. Su desafío será en cómo demostrar, a esta altura, resultados positivos de gestión para encarar las presidenciales."
Mientras todos estos debates se dan en distintos ámbitos de la sociedad venezolana, el presidente se mantiene al margen con esporádicas apariciones en Twitter o en breves alocuciones televisivas. Nada comparado al líder hiperactivo y omnipresente que aguantaba, varias veces al día, horas de discursos que se transmitían en cadena.
"La debilidad de este líder puso otra vez en primer orden de importancia a la sociedad. Antes, el foco se concentraba en él. Es una oportunidad para que la población venezolana recupere la normalidad de una sociedad civil", concluye López Maya.
UNA NACION GOLPEADA POR VARIOS FRENTES
·         Economía: mientras las economías latinoamericanas crecieron en un promedio de casi el 6% el año pasado, la economía de Venezuela se redujo en un 1,6%, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, de las Naciones Unidas (CEPAL).
·         Crimen: estadísticamente, Caracas es una de las ciudades más peligrosas del mundo. Sus habitantes mencionan el crimen como la principal preocupación cotidiana. La tasa de homicidios oficial del país es de 48 por cada 100.000 personas por año, aunque la oposición dice que es superior.
·         Sistema carcelario: una reciente protesta, que dejó 25 muertos en la cárcel El Rodeo, en las afueras de Caracas, puso de relieve el hacinamiento, el poder de las bandas criminales y el tráfico de armas en las cárceles de Venezuela.
·         Inflación: Venezuela tiene uno de los índices de inflación más altos de la región y del mundo. Se calcula que la inflación anual sería del 23,6 %.
·         Vivienda: con 29 millones de habitantes, Venezuela tiene un déficit de dos millones de casas. Los críticos de Chávez dicen que su desempeño en la construcción de viviendas -menos de medio millón de nuevas unidades desde que asumió en 1999- es peor que el de sus antecesores.
  
·         Servicios: el país no encuentra solución para la debilidad de su sistema eléctrico que opera desde hace años al límite y genera cortes en casi todo el país, con excepción de la capital. Los servicios de agua y teléfono también necesitan una modernización, mientras que algunas rutas están en estado deplorable.
·         Escasez: en el sector alimentario, la escasez llega al 18%, de acuerdo con la consultora Datanálisis. Lo que más escasea es la leche en polvo, el azúcar, el aceite de maíz, la carne y el pollo. Venezuela, que fue el quinto exportador de café del mundo, ahora importa café de Nicaragua.
·         Democracia: el estilo autoritario de Chávez es una fuente de controversia en todo el mundo y la sociedad venezolana está polarizada políticamente. Sin embargo, los sondeos muestran que el debate democrático no es una de las principales preocupaciones de los venezolanos.

Toda la prensa en Cuba está bajo control estatal.
 

Cuba puede sobrevivir sin Chávez

Artículos de Opinión | Stephen Wilkinson | 12-07-2011 | facebookyahootwitter
Acabo de regresar de una visita a Cuba donde el tema principal del día es, como era de esperar dadas las dudas acerca de la salud del presidente de Venezuela, Hugo Chávez, si Cuba pudiera o no sobrevivir si de pronto Venezuela desapareciera como su principal aliado. Desde el anuncio de la grave enfermedad que afecta al líder venezolano, poco se ha hablado de otra cosa en bares, cafés y cenas en toda la isla. Se me planteó de la siguiente manera en una cena a la que fui invitado por unos amigos cubanos: “Stephen, tú eres una persona que ha pasado mucho tiempo estudiando a Cuba”, me preguntaron. “¿Cuál es tu opinión? ¿Habremos trasladado nuestra dependencia de la Unión Soviética a Venezuela? Si Chávez cae, ¿nos encontraríamos en la misma situación que al comienzo de la década de 1990?”
Cuando la pregunta se hace de esta manera, sin duda la respuesta es no. Si mañana desapareciera Venezuela, Cuba tendría dificultades, pero sobreviviría. He aquí las razones:
Primero la dependencia hoy de Venezuela sencillamente no es tan grande como la que Cuba tenía de la Unión Soviética y de los ex países socialistas. Cuando estos colapsaron, Cuba perdió de la noche a la mañana prácticamente el 85% de su comercio exterior. Aunque Venezuela es con mucho el principal socio comercial de Cuba en estos momentos, la proporción del intercambio entre los dos países nunca ha llegado a la mitad del total del comercio exterior de Cuba. Debido a que no toda relación con Cuba desparecería de inmediato, el choque inicial al sistema cubano no sería tan grande.
En segundo lugar, a diferencia de 1989, cuando casi todo el comercio exterior de Cuba era con países del bloque soviético, Cuba ha diversificado enormemente a sus socios comerciales. China Viet Nam, Canadá, Brasil, España e incluso Estados Unidos (bajo una excepción al embargo de venta de alimentos) son socios significativos. Estos pudieran llenar las brechas dejadas por Venezuela. Mientras que en 1989 Cuba tuvo que redireccionar todas sus relaciones económicas para enfrentarse a una realidad totalmente nueva, en la actualidad ya ha hecho ese reajuste. Por lo tanto, la recuperación del choque debido a la ausencia de su socio principal sería más rápida.
Esto lleva a un tercer punto relacionado: Cuba también ha diversificado su economía. En 1989, aproximadamente el 90% de sus ingresos por exportaciones provenían de la venta de azúcar al bloque soviético. Ahora Cuba ya no depende de un cultivo en solitario y cuenta con una variedad de industrias que no se verían grandemente afectadas por la ausencia de Venezuela. Una mirada al desglose de los ingresos de Cuba por exportaciones muestra que el níquel, los productos biotecnológicos y el turismo conforman una porción mayoritaria de sus ingresos. En 1989, Cuba no podía contar con ninguno de ellos, así que el país se encuentra en mejores condiciones que entonces para enfrentarse a la adversidad.
La principal amenaza del colapso de la relación de Cuba con Venezuela provendría de una caída de la importación de petróleo barato y un descenso de los ingresos por la exportación de servicios médicos a Venezuela. Ese país suministra a precio preferencial como la mitad de las necesidades de petróleo de Cuba, y la compra de los servicios de los médicos cubanos equivale aproximadamente al 20% de los actuales ingresos anuales de la isla. La pérdida de estos negocios sería un golpe significativo para el país, pero no sería catastrófico –y seguramente no tan desastroso como la pérdida de la sociedad con el bloque soviético en 1989.
En aquel entonces, todo el petróleo usado por Cuba venía de la Unión Soviética a precio preferencial, y el efecto de tener que comprar petróleo en el mercado mundial fue que las importaciones de petróleo de Cuba cayeron en 75%. La consecuencia fue un severo racionamiento de electricidad, súbitos apagones y el cese casi completo del transporte automovilístico. Una crisis a esa escala no sucedería ahora. Por una parte, Cuba podría comprar más petróleo de lo que pudo hacer en 1989, debido a que sus ingresos en moneda convertible son mayores en la actualidad. Por otra parte, la mitad de sus necesidades de petróleo están cubiertas por su propia producción y es autosuficiente en cuanto a producción de energía eléctrica. Aunque el precio de la gasolina aumentaría inevitablemente como consecuencia de la desaparición de Venezuela, no habría una escasez de electricidad porque Cuba genera toda la necesaria a partir del petróleo que ella misma produce.
Nada de esto significa que Cuba no se enfrentaría a un problema si cayera el gobierno de Chávez en Venezuela. Seguramente sería así. Habría unos 29 000 trabajadores de la salud que tendrían que regresar a la isla, los que se sumarían a los profesionales a los que se les dificulta ejercer. Habría escasez de petróleo y una inevitable austeridad impuesta a una población que ha sufrido décadas de dificultades. Pero la Cuba de hoy ha cambiado enormemente del país que era en 1989. Decir que tiene un amigo y aliado en Chávez es indiscutiblemente cierto, pero decir que la revolución cubana necesita de él para sobrevivir es evidentemente falso. Fuente: The Guardian
 
 
 


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