Tuesday, July 19, 2011

LA INVIABILIDAD DEL SOCIALISMO COMO CONCEPTO DEMOCRÁTICO. (SEGUNDA PARTE).

Al finalizar la primera parte de este trabajo me referí a la necesidad de “graficar mediante el ejemplo”, la razón de su título. No seré ahora quien se encargue de suministrar las evidencias, lo haré por intermedio de dos artículos de la periodista Myriam Leiva publicados en “Cubanet. Org”.Lamento que se haga algo extenso, pero estudiar y analizar los resultados de lo que significa la mal empleada relación socialismo-democracia en algunos países y por algunos individuos, no deja alternativas. Si lo que a continuación se expresa pudiera resultar rebatible sin caer en el uso de la mentira como recurso que sólo puede anidar en las testas de los abanderados de la demagogia; sería dable la discusión, pero no es así y cualquier intento de enmascarar los hechos, tergiversar datos o paliar mediante argumentos superfluos la realidad, constituyen la prolongación de un acto de ignorancia que sólo sirve para reforzar lo que pienso.

El juicio de valor que se sugiere debe servir para distinguir entre mentiras y realidades; pero sobre todo para que se pueda entender cuál es el verdadero destino cuando se asumen como válidas las promesas de un futuro que no sólo es incierto, pero cuya única definición acontece en el plano de la involución, el estancamiento y el fracaso. ¿Es acaso posible entenderlo en otros términos?

José A. Arias.

LOS NIÑOS SON LA ESPERANZA DEL MUNDO, PERO, ¿JUGUETES PARA QUÉ? Por: Miriam Leiva.
LA HABANA, Cuba, julio, www.cubanet.org -Yumisladys abre sus ojos negros de cubanita, despierta y recuerda que hoy cumple siete años. Es el día que oficialmente perderá el derecho a comprar un litro de leche por la libreta de racionamiento. Por suerte mamá consiguió unos limones para acompañar el agua con azúcar que seguramente le dará como desayuno en lo adelante.
Es el Día de los Niños también, fecha que, según le cuenta abuelita, hace muchos años el Comandante en Jefe ordenó celebrar cada tercer domingo de julio, para acercarlo a los aniversarios de su asalto al Cuartel Moncada en 1953, inicio de su revolución. Dicen que antes los niños se acostaban emocionados muy temprano para esperar el 6 de enero, Día de Reyes, y hasta a los más pobrecitos les ponían algún juguete delante de las camitas, aunque papá hubiera tenido que carpintear un camioncito y un bate, o una cuna para la muñeca de trapo cosida por mamá.
Pero eso quedó en el pasado de diferencias entre los niños ricos y los niños pobres. Después, pusieron los juguetes racionados y los vendían por la libreta: uno básico (o mejor) y 2 adicionales (cosas como una pelota o un juego de yaquis). Tía le cuenta que abuelo quería comprar la única bicicleta que habían traído para vender a la tienda, pero se dio cuenta de que el administrador la estaba sacado por detrás, entonces armó una tremenda discusión y él terminó en el hospital con un infarto. Al año siguiente, por suerte, ya no tuvieron que dormir en la cola para comprar los tres juguetes que le tocaban, porque el turno para comprar se conseguía llamando por teléfono, pero era muy difícil lograr que el teléfono conservara el tono de discar y pasaron horas llamando a la tienda. Tío tuvo su última perreta cuando los abuelos sólo lograron conseguir el turno casi para la hora de cierre del último día de ventas, y ya no quedaba nada que sirviera.
Todo eso se “superó” cuando llegó el Período Especial. ¿Quién podía, entonces, pensar en juguetes? Por aquellos años 90 y pico, el sudor brotaba a borbotones en las furtivas guaguas repletas; casi siempre había apagón en la escuela, el centro de trabajo, las reuniones y la casa, donde había que aprovechar el rato con luz y agua para cocinar los pocos alimentos forrajeados, que además podían echarse a perder por falta de refrigeración. Después la situación comenzó a mejorar un poco y abrieron las “shoppings”. ¡Comida y juguetes!
Yumisladys juega con sus amiguitas a la shopping. Van a la que queda en la esquina, miran los juguetes, los zapaticos y las ropitas, que mamá no puede comprar porque todos son muy, muy caros. Regresan y dejan volar su imaginación. Ella es la administradora, Yoandris, el supervisor que vigila para que no roben, María Carla trae los juegos que le mandó su abuela, ¡de afuera!, y se imaginan la comida y todo lo demás. A la fiesta de fin de curso no sabe si podrán llevarla. Es en casa de un niño que tiene de todo. ¡Hasta piscina! Bueno, ya debe terminar el juego porque la llevarán al parque, donde actuarán unos payasos por el Día de los Niños.
En Cuba, los niños tienen garantizada la instrucción y atención de salud gratuitas. Por supuesto que debe ser así, porque los cubanos han sacrificado 52 años, o sea varias generaciones, para que supuestamente todo fuera mejor que antes de 1959. Sólo que antes de 1959 las escuelas no sólo eran privadas, también las había públicas y en todas partes. Ciertamente en algunas zonas, fundamentalmente rurales y apartadas, no las tenían, pero los que hoy son abuelos fueron hasta las montañas para eliminar el analfabetismo. Algo similar ocurrió con la atención de salud.
Sin embargo, el deterioro de la educación y la salud pública son sólo parte de la crisis que existe en todos los aspectos de la sociedad cubana. Los niños están subalimentados, y en algunas zonas del país la situación es alarmante desde hace años.
Los jóvenes han sido formados en un ambiente de prohibiciones del gobierno e ilegalidades, cometidas por sus mayores para sobrevivir con la bolsa negra, nutrida por el robo y la corrupción; la represión ha impuesto la doble moral, y la añoranza por lograr un futuro de esperanzas en el extranjero, fundamentalmente en Estados Unidos. Otra contradicción, pues al mismo tiempo que siempre los dirigentes les han dicho que si esto no les gusta se vayan, es allí únicamente donde sus parientes y amigos han podido progresar, y desde donde les envían algún dinerito para mitigar la miseria cotidiana. Muchísimos bisoños cubanos no tienen la opción de irse ni de recibir remesas de familiares en el extranjero; a veces inmersos en un ambiente donde “todo vale”, roban. Durante muchos años han tenido que entretenerse jugando al dominó en las esquinas con adultos alcohólicos que beben cualquier mejunje. El alcoholismo pulula en cualquier barrio, desde el Malecón de La Habana hasta las calles de Guantánamo, y la droga ya se extiende.
Increíblemente, los niños y jóvenes cubanos dicen que están aburridos. A pesar de la propaganda que se hace cuando se celebra la Feria del Libro, muy pocos leen. Seguramente el primer obstáculo para que se motiven por la lectura es que no aprendieron a escribir y leer bien, pues hasta recientemente se habían eliminado las clases de caligrafía, ortografía, expresión oral y redacción. Los libros desestimulan porque hasta los comics están atiborrados con propaganda ideológica. Los cines dejaron de atraer desde tiempos inmemoriales, debido al deterioro progresivo de las instalaciones, que en muchos lugares sencillamente fueron cerradas. Las escasas discotecas no están al alcance de los vacíos bolsillos de los jóvenes, que normalmente dependen de padres con muy bajos salario. Tampoco los jóvenes que tienen trabajo escapan de la miseria, porque sus sueldos resultan ínfimos, y cuando el gobierno decretó el despido de 500 000 empleados, los primeros lanzados a la calle fueron los recién graduados o los trabajadores con pocos años de incorporación. Además se les limita su desarrollo al impedirles el acceso a Internet, para privarlos de conocimientos e información.
En fin, el Día de los Niños es todos los días, más allá de las cifras, posiblemente alteradas por las autoridades, que los representantes de algunas organizaciones del sistema de Naciones Unidas u otras organizaciones latinoamericanas, alaban como logros del régimen totalitario.
Es encomiable la dedicación de los artistas y grupos de aficionados dedicados a entretener a los niños, muchos de ellos integrados por niños y jóvenes quienes, con limitadísimos recursos y mucho ingenio, hacen sus propios vestuarios, muñecos y todo lo necesario para su labor. Ellos alimentan la imaginación, incentivan las ilusiones y provocan las entusiastas carcajadas de los niños.
Lamentablemente, su trabajo solo llega esporádicamente a una pequeña parte de nuestros infantes, que necesitan libertad para expresarse, una verdadera educación que ofrezca opciones y prescinda del constante adoctrinamiento ideológico, y más atención de los agobiados padres y la sociedad, para adquirir valores morales positivos. Un futuro mejor es posible.

NO HUBO DIA MUNDIAL DE LA INTERNET EN CUBA. Por: Miriam Leiva.
LA HABANA, Cuba, mayo (www.cubanet.org) – El 17 de mayo se conmemoró el Día Mundial de Internet, pero en Cuba el Día del Campesino y el 50 aniversario de la fundación de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP) acapararon los espacios informativos y las celebraciones.
Comprensible resulta en un país donde el acceso a la red de redes está prohibido en los hogares, y sólo desde 2009 los cubanos pueden acceder a ella en los escasos, lentos, carísimos y vigilados cibercafés; mientras el gobierno procura descubrir cómo recuperar las producciones agrícolas para dejar de importar el 80,0% de los alimentos que no cubren las necesidades reales de la población.
Las autoridades cubanas han mantenido aislada a la población de las fuentes informativas internacionales mediante la hegemonía de su propaganda, irradiada a través de profusos discursos de Fidel Castro, fundamentalmente, y los medios escritos, radiales y televisados, las organizaciones políticas, las supuestas ONG, las escuelas y los mensajes subliminales hasta en los lugares más inverosímiles.
No obstante, los cubanos han evolucionado según avanzaba la tecnología, desplazándose siempre por el filo de la ilegalidad. Escuchar subrepticiamente emisoras de onda corta se fue combinando con los canales de televisión de Florida, cuyas señales son captadas mediante burdas, pero efectivas antenas caseras, conectadas por cables entre los vecinos, a un precio de 10 dólares mensuales, y las carreras que nos colocan al borde del infarto para recogerlos cuando aparecen los inspectores.
Luego llegó Internet para las instituciones oficiales, ciertos funcionarios y personas autorizadas. Nuevamente la iniciativa popular se puso en marcha para lograr que los pocos extranjeros asentados o visitantes ayudaran o vendieran horas de acceso, usualmente en la madrugada. Empezó la cadena de servicio entre parientes y amigos, básicamente para comunicarse con la familia del otro lado del Estrecho de Florida y copiar información posteriormente circulada en memorias flash.
El gobierno, en su habitual afán por hacer creer al mundo que facilitaba lo más avanzado, instauró un programa de aprendizaje de computación en las escuelas y clubes, donde los conocimientos han sido limitados y de poca aplicación, porque los alumnos no pueden conectarse a Internet, sino, en el mejor de los casos, a la Intranet censurada y estrechamente controlada. Niños y jóvenes han jugado hasta el aburrimiento en los horarios de clase, y los adultos sortean obstáculos para sobrepasar los filtros y limitaciones de las computadoras de sus centros de trabajo. En algunas oficinas de correo se habilitaron espacios para el servicio de mensajería, pero los pocos equipos y limitados horarios provocan largas y demoradas colas.
Las autoridades han achacado la limitación del acceso a Internet al embargo económico impuesto por Estados Unidos, como es usual para todos los asuntos en Cuba. Pero ha sido una verdadera vergüenza el retraso en la revolución de la información en un país que fuera tradicionalmente de avanzada en la implantación de los progresos técnicos. Téngase en cuenta que la primera máquina de vapor para la industria azucarera funcionó experimentalmente el 11 de enero de 1797 en el ingenio Seybabo, y aunque fracasó, continuaron los intentos hasta 1817 con la exitosa aplicación a un trapiche horizontal de una máquina de Fawcet, Preston and Company Ltd., en el ingenio Juan Madrazo, de Matanzas. En Cuba hubo ferrocarril antes que en España, la metrópoli, y televisión llegó muy poco después que en Estados Unidos.
Un cable submarino de fibra óptica, que aumentará 3 mil veces la velocidad de conexión a Internet llegó a Siboney, Santiago de Cuba, tendido desde Camurí, norte de Venezuela, el 9 de febrero, y se anunció la entrada en operaciones en julio. “Con este cable que conecta a Cuba con Venezuela se impulsa la integración social, cultural y económica de los países de la región, pero va más allá, se trata de la complementariedad, solidaridad y cooperación entre los países”, expresó en esa ocasión Wilfredo Morales, presidente de la empresa Telecomunicaciones Gran Caribe de Cuba, responsable del proyecto. También abaratará el costo de las llamadas telefónicas, y coincide con el cese de la empresa mixta con una entidad italiana, al comprar la cubana ETECSA todas las acciones; con lo cual posee el monopolio de las telecomunicaciones.
Por su parte, José Luís Perdomo, viceministro de Informática, dijo a la prensa extranjera que “no hay ningún obstáculo político para que los cubanos puedan disfrutar de Internet en sus hogares”, pero que el arribo del cable no supone la extensión inmediata del acceso, porque se requieren fuertes inversiones en infraestructura y tecnología, pues “el cable es un pedazo del sistema”.
Entre los preparativos para la futura conectividad está el incremento de la campaña propagandística contra cubanos industriosos, entre ellos muchos periodistas independientes, que procuran ampliar las informaciones sobre Cuba a través de los blogs. Ellos no sólo afrontan las prohibiciones, el alto costo de acceso a Internet, el bloqueo de sus sitios y la represión; también se emiten programas de televisión y artículos difamatorios en los periódicos con la manida argumentación de que siguen los dictados de Estados Unidos. Simultáneamente, el gobierno abre sitios en Internet, procurando solapar y denostar a los blogueros libres que, desde Cuba, difunden sus escritos por diversos medios como memorias flash, CD y mensajes telefónicos (SMS).
El Día Mundial de Internet fue conmemorado en Cuba por muchas personas esforzadas en lograr que también los cubanos puedan acceder a la red que conecta libremente a los ciudadanos del planeta, para interactuar y elevarse cultural, técnica y científicamente. Hoy por hoy, este también es un derecho humano.
Nota aclaratoria.-Aunque estos trabajos están fechados en La Habana, no son dados a conocer en el territorio nacional por ningún medio oficial, ya que su autora es una periodista independiente y como tal, a más de asumir los riesgos personales por su publicación fuera del país es considerada una enemiga de la revolución, arrostrando con esa acusación los riesgos que la misma implica

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