CUBA Y LA PERSPECTIVA DE LA INMEDIATEZ.
Conversaba recientemente con un amigo sobre los matices que está tomando la situación cubana tras la celebración del VI Congreso del partido comunista en Cuba. Algunas de las ideas y análisis que expondré a continuación matizaron nuestro diálogo y en muchos aspectos estuvimos de acuerdo.
Las conclusiones que se pueden sacar, que no tienen mucho de novedosas, son las que sin equívoco alguno se han planteado: a saber, que existe una total imposibilidad de que se generen cambios cualitativamente reales y beneficiosos para la población a corto plazo, aún dentro de los exhaustos cánones prevalecientes en el país.
El otro aspecto evidente resulta la permanencia de las mismas personas en las altas esferas de lo que festinadamente pudiera reconocerse como la “vida política nacional”. Con un promedio de edad de 69 años entre los miembros del comité central y el buró político y, donde los más ancianos ocupan los cargos más importantes, creo que es justo y acertado definir ese gobierno como una gerontocracia –no es la aplicación a priori de un sustantivo- en la cual predomina un “consejo de ancianos”.
El problema resulta que el consejo de ancianos no se ve a sí mismo como sustituible, aunque se sabe que los efectos del almanaque y la biología son inevitables. Es precisamente en ese aspecto donde se puede apreciar algo novedoso en la estrategia a seguir a mediano y largo plazo y que entre este grupo de personas se ve como algo capaz de ser eternizado.
La observación y el conocimiento de la intríngulis del entramado político-familiar que ha prevalecido en el país durante los últimos 52 años me induce a pensar que si bien Fidel Castro encarnó al caudillo que alguna vez muchos adoraron, los avatares de su ambiguo carácter y su retorcida personalidad no le permitieron ver, y menos crear una posibilidad de sucesión aún entre su propia descendencia. La familia de Castro es a todas luces una familia disfuncional, afectada por las descompensaciones psicológicas que su propio patriarca le ha infringido; que todo el mundo conoce y que no viene al caso evaluar ahora.
En cambio Raúl Castro, cuya oscura vida política a la sombra de su hermano, y eterno segundón en todas las instancias; parece haber invertido una parte importante de su tiempo en crear una agrupación familiar con características muy diferentes a la de su hermano mayor. Digamos que a instancias de un mecanismo compensatorio y de defensa, los hijos del actual “presidente” tienen una preparación intelectual más sólida, han vivido sujetos a una disciplina familiar más loable en términos de las relaciones padre-hijos-hermanos y eso les ha llevado a crear relaciones personales más estables y duraderas. De ahí que los que han logrado integrar la familia Castro-Espín, estén libando a plenitud y sin obstáculos ni riesgos, las “mieles del poder”.
Ya algunos analistas se han percatado del significado que lo anterior puede tener. A saber, los históricos resultan insustituibles mientras el tiempo y sus facultades se lo permitan pero se hayan dentro e incorporados, los sustitutos potenciales que desde posiciones claves y bajo denominativos muy sui generis tratándose de un sistema como el cubano, se encuentran actuando al frente de proyectos económicos, militares e ideológicos. La herencia del poder es lo más importante que estos señores le pueden ofrecer a sus deudos y eso es, precisamente, lo que los cubanos tenemos que evitar. La acción de Raúl Castro es evidente, y no apunta en otro sentido.
Defenestrado (en medio de cierta discreción coyuntural) Abel Prieto, no queda del grupo de individuos con edades que se ubican dentro de generaciones previas, ninguno entre los poderosos que no sea familia de Raúl Castro, que sin vergüenza y en acto de nepotismo gubernamental sin precedentes, ha puesto allí a sus hijos, sus yernos, sus nietos; lo que el mayor de los Castro no pudo lograr parece estarlo logrando su hermano: transferir esa especie de pseudogenética moncadista a los de su propia familia. Esto ha de resultar preocupante y no ha de tomarse como algo vinculado a las argucias y las superficialidades del poder. Corea del Norte y la China post Mao son referentes de muy mal agüero. Sé que la idiosincrasia oriental constituye una real diferencia, pero la nuestra no nos ayuda demasiado. Como he dicho alguna vez, le temo a la festinación de nuestro carácter y a la inmediata y superficial condición de nuestras conclusiones.
Frente al argumento analizado se manifiesta otro de no menor importancia y con el cual se halla relacionado de manera directa. Es hora de que se empiece a encarar el papel de disidentes y opositores más allá de la poca trascendente actividad focalmente apreciable. También en política suelen evidenciarse los efectos de la acción y la reacción y creo que a consecuencia del semisecular control del estado cubano sobre la información y de cierta confusión conceptual que la defensa de los derechos humanos representa, la reacción de quienes acometen su defensa se produce en ocasiones con la evidencia de cierto infantilismo político. En periodismo, por ejemplo, la prueba documental específica tiene que ser argumento para la crónica pretendida, de no ser así sólo se accede a un rompecabezas en el que siempre faltaran algunas piezas; es ello lo que deja sin respuesta muchas de algunas de las informaciones que solemos recibir.
Todo lo que se ha hecho y se haga dentro de Cuba y que demuestre una manifestación de inconformidad, no es sólo valiente y respetable; también debe ser apoyado. Digamos que ese apoyo tiene que ser directamente proporcional al hostigamiento que el régimen lleva a cabo; pero todo tiene su tiempo y una oposición que se precie de estar organizada –no digo unida- tiene que ir quemando etapas en su desarrollo. Es en éste particular aspecto del problema donde no logro encontrar una respuesta estructurada y consecuente.
Aunque sería muy recomendable que desde la diversidad de criterio que caracteriza el ejercicio de la democracia, se pudiera lograr cierta unidad de acción, no es ni siquiera necesario que así sea. Para mí hay algunas preguntas que aún quedan sin respuesta y cuyas alternativas me gustaría conocer:
¿Por qué al interior de la sociedad y en el país muchas personas no conocen quiénes son las figuras prominentes de la disidencia y la oposición?
¿Por qué estas personas –los disidentes y opositores- pueden proyectar su imagen al exterior con relativa facilidad y no hacia dentro?
¿Cuáles son los ejemplos concretos a través de los cuales se hace posible explicar a las personas en el país los propósitos que tendría el establecimiento de un sistema democrático?
¿Dónde se evidencia la solidez y la argumentación intelectual y conceptual de los argumentos potencialmente presentables al pueblo cubano que lo motive a pensar diferente?
¿Qué impide que las veinte mil (20 000) personas que refrendaron con su firma el Proyecto Varela salgan a la luz pública y dejen de vivir permanentemente en el anonimato?
¿Cómo sacar del conciliábulo interno y eternamente conspirativo los argumentos –que pueden resultar contundentes- frente a las sistemáticamente desgastadas versiones ofrecidas en las diferentes instancias oficiales?
Si bien es bueno graficar la acción pintando consignas en muros o llevando a cabo riesgosas protestas, me parece que pudiera ser bien sensible actuar a partir de los subterfugios demagógicos gubernamentales dados a conocer en la propia prensa en cientos de cartas, quejas y denuncias; no para rebasar la cantidad de lo cuantitativa y cualitativamente publicable por los amanuenses cubanos al servicio del gobierno. Allí está la semilla de la inconformidad que debe hacerse prosperar y sería bueno que los disidentes se dedicaran a registrar las direcciones de quienes remiten esas quejas para demostrarles la imposibilidad intrínseca de resolverlas a partir de la gestión de un gobierno ineficaz.
Si algo es real en un país como Cuba es eso de que allí todo es política, en consecuencia llegar a la demostración de la ineficacia de este corolario, no sólo es posible sino también factible. Pido excusas y ofrezco mis respetos a los que piensen diferente, pero estoy convencido de que esa labor que no genera tanta imagen y que suele tener lugar donde no puede apreciarse es, sin embargo, la más importante. Allí pudiera estar la respuesta al por qué no hay asonadas populares en Cuba y a algunas de las preguntas que ya esbocé. El argumento del terror gubernamental que se conoce, está siempre muy a mano y es real, pero no es posible catapultarlo a la omnipresencia; eso es precisamente lo que quieren los que por su intermedio se representan y benefician.
Ha llegado el momento de deslindar los campos y de saber cuántos y cuan fuertes son ellos para poder evaluar en qué y en dónde radican nuestras posibilidades reales de superarlos. Creo que sin la inclusión del argumento ideológico, nuestra batalla no debe ser de ideas, pero si contra la ideología que bajo el disfraz de las ideas se convierte en instrumento de la mentira y la demagogia. Si no resulta posible entender y superar los errores, no sólo estaremos aceptando la superioridad del enemigo sino también nuestra propia incapacidad aún en el plano del intelecto para contribuir involuntariamente a que los herederos del castrismo tengan la posibilidad de convertir en sus víctimas a sus propios coetáneos.
José A. Arias.
Me parece un trabajo muy bueno y creo que se deberia de enviarse a cuanta persona le interese la problematica cubana. El quedarse solamente leyendo este articulo y no pasarlo es precisamente lo que el Sr. Arias se refiere, darle la presencia total y absoluta del gobierno en todas partes y todo momento ha sido el gran logro de los comunistas si asi se les puede llamar a estos trolos, envie este trabajo a todos y si en en Cuba mejor.
ReplyDeletePepe, como andas? Muy bueno este articulo. Solo queria hacerte un par comentarios "recalcitrantes": Fidel Castro nunca estuvo interesado en crear descendencia alguna. En mi opinion, este Sr. es un desalmado que jamas ha pensado en nadie mas que el mismo. A Fidel jamas le intereso el pueblo cubano y mucho menos que puede suceder despues de su muerte.
ReplyDeleteEn cuanto a Raul, bueno, ya sabes que realmente no son tan hermanos ni nada parecido. Quiza vengan de ahi las diferencias entre ambos en cuanto a la familia se refiere.
De lo anterior deduzco que Raul esta preparando la retirada organizada de sus huestes. Es algo a lo que me referi en mi ultimo escrito. Pienso que un gran dilema a enfrentar en el futuro sera el ferreo control que los "raulistas" mantienen sobre la economia.
Finalmente, la oposcion en su inmensa mayoria es crecida y educada bajo Fidel, por tanto adolece de todos los males que nos inculcan desde que nacemos.