Sunday, July 15, 2012

LOS ATRIBUTOS DE LA DESLEALTAD


Su prosa es magnífica; pulcra, delicada y sensible aunque un tanto decimonónica y, para los versados, incluye un aliento clásico y burgués –expresión de un catecismo revolucionario que no comparto- y que no parece formar parte del vasto anclaje intelectual de su autor.
El panegírico histórico en el que se envuelven sus palabras fluyentes de una sabiduría sin cuento es magnético; inspirado por el aura de Clío –según su propio decir- y su oratoria que confiesa ser superior a su capacidad de escribir, no lo es menos. Leal es, entre los que he conocido literariamente, el mejor artesano de la transgresión para una historia contada por y para sus creadores y en absoluta concomitancia con los intereses de estos.
En la sobrecubierta de la recopilación de escritos y conferencias suyas, publicadas con el título La Luz Sobre el Espejo (Ediciones Boloña, Opus Habana, 2004. –aunque la original vio la luz en 1996) puede leerse:
“A vertiginoso ritmo mental, nunca escrito, arriba a conclusiones lógicamente impecables y dialécticamente absolutas…
“El autor comprende al hombre porque él es un hombre sencillo y de profunda conciencia humana; no dice lo que no piensa, no piensa lo que no siente, ni hace lo que no crea. Y porque piensa, siente y hace, asume un magno compromiso con el tiempo que le ha tocado vivir” (1)
En la argumentación obvia e intrínsecamente alejada de la conceptualización dialéctica que se le atribuye, subyace el propósito de secuestrar y comprometer el intelecto con la complicidad de quien lo posee; lo que en un medio como el cubano hace impredecible e imposible, decir lo que se piensa y hacer lo que se cree. La obra y el discurso nacen allí taradas por la infausta comunión entre realidad y poder e independientemente de cómo se nos presenta, su contenido nos dice la última palabra.
Así, y dentro del rigor que presupone para el investigador cotejar y dilucidar lo que queda oculto tras el paso del tiempo, se hace imprescindible galvanizar, a tono con las circunstancias, el quehacer intelectual; es la única manera de arribar a “conclusiones lógicamente impecables y dialécticamente absolutas”
En el caso que nos ocupa, ni la dialéctica ni la impecabilidad constituyen atributos de la realidad. ¿Cómo se explica, entonces, ese procedimiento que conduce a la “galvanización” de la actitud personal? Sapiencia y esencia protagonizan, bajo la anterior circunstancia y en una relación de inversión proporcional, un caso excepcional que no debe, ni suele ser la norma. Veamos: “Estas nupcias de la idea con el poder político son profundamente antimodernas: las democracias de los siglos XIX y XX son sistemas que no postulan ninguna ideología que esté más allá de la discusión y la crítica. Mejor dicho: la única ideología del Estado moderno, al menos teóricamente, es la de garantizar la existencia y la libre discusión y crítica de todas las ideas. La ortodoxia del Estado burgués es la ausencia de ortodoxia” (2)
Y más adelante:
“La confabulación del poder político y la ortodoxia ideológica se resuelve invariablemente en sociedades que tienden, sin lograrlo nunca del todo, a la inmutabilidad. La historia intelectual de las ortodoxias (….) es la historia de la momificación del saber” (3)
En la historia de las sociedades aludidas suelen existir representantes de elevado intelecto convertidos en voceros de lujo; es una necesidad para imponer e impostar la falacia basada en la tautología. En el caso que me ocupa (en la práctica muy distante de la mitológica inspiración de Clío)  el resultado no es otro que el de producir la galvanización de un personaje.
¿Exitoso?, por supuesto. El contenido de sus ingredientes evidencia en calidad y cantidad un avasallamiento de los corifeos en su propio retablo y está por encima de la conciencia del propio yo. Pero siempre hay un límite marcado por el espacio intangible donde termina la verdad y comienza la fantasía. La alternativa a su desconocimiento, al irrespeto, es dar a la fantasía categoría de verdad absoluta. Es el intento sutil y vacuo de producir “la momificación del saber”
Veamos un ejemplo:
“Si fuese posible meditar en los símbolos y en los nombres por los cuales hemos luchado por más de un siglo, recordamos que los cubanos han luchado con cuatro consignas unitarias y definitivas: “Patria y Libertad”, “Libertad o Muerte”, “Patria o Muerte” y “Socialismo o Muerte”
“Quitemos por un instante la alternativa de la muerte, que es compañera necesaria y amiga de la vida, y quedarán solos, vitales y luminosos, los tres valores por los cuales estamos dispuestos a vivir: ¡Patria, Libertad y Socialismo!” (4)
¿Es el anterior discurso uno para la galería que condona y permite? Entre el auditorio que le sirve de marco, que acepta y aplaude; la respuesta es afirmativa y en consecuencia, de altos réditos para el orador.
Pero ese mismo orador reconoce y acepta que:
“En la calle está ya, y decir otra cosa es mentir y no ver los signos de los tiempos, la generación que habrá de someter a juicio la obra realizada por nosotros.
“Habrá valido la pena vivir para ver tal día, porque la Revolución Cubana, en la que creímos y por la que hemos luchado, la de Céspedes y Martí y la de Fidel, no se hizo en nombre del odio: se convocó en nombre del amor” (5)
¿Entienden acaso, los de esa generación “no comprometida” –a la que me he referido en mi trabajo anterior- la simplificación en la propuesta de Leal? Quizás vendría al caso preocuparse por la aféresis mortuoria “compañera necesaria y amiga de la vida” y de la que propone prescindir a pesar de haber sido el colofón permanente de diatribas y discursos.
La entrega es finísima, impecable, poética; pero al “rasgar la seda pálida del sueño” la libertad permanece en entredicho.
José A. Arias.
Citas bibliográficas:
(1).-Suárez, Raida Mara. Presentación y juicio en la sobrecubierta de la contraportada de la edición del 2004 de "La Luz en el Espejo"
(2).-Paz, Octavio: Sor Juana Inés de la Cruz o Las Trampas de la fe. Editorial Seix Barral S.A., 1982. Pag. 49.
(3).-Paz, Octavio: Ob. Cit. Pag. 339.
(4).-Leal Spengler, Eusebio: La Luz en el Espejo. Editorial Boloña, Opus Habana.
Escandón Impresores, Sevilla, España. Ver: "El 24 de Febrero" Pag. 26.
(5).-Leal Spengler, Eusebio: Ob. Cit. Ver: "El Concepto de Patria" Pag. 120


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