No se puede ser insensible a la noticia, lo que se impone es ser analítico. Primero el CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños), ya se había fundado en Méjico en Febrero 23 de 2010, allí se decidió, con la participación de algunos ministros de relaciones exteriores, que la reunión primera de la entidad a nivel de presidentes y primeros ministros se llevaría a cabo en Venezuela, y es precisamente eso lo que acaba de ocurrir.
Como de costumbre, los atizadores profesionales de la confrontación que pululan por doquier, han querido confundir a la opinión pública para sacar partido de los acontecimientos. Primero tendiendo a crear la expectativa entre sectores de opinión –fundamentalmente latinos- de una ineptitud funcional y en consecuencia gubernamental de los Estados Unidos para encarar el hecho; basándose sobre todo en la cacareada exclusión de ese país y Canadá del nuevo grupo regional.
Del otro lado y capitalizando el hecho de que la primera reunión en la cumbre haya tenido lugar en Venezuela, los representantes de ALBA, que con Chávez a la cabeza y conformando ahora una suerte de subgrupo, el de los países del “socialismo del siglo XXI"; se dedicaron abiertamente a dar un matiz político al evento.
La política de creación de bloques, esencialmente económicos, coincide con lo que ha representado la globalización y el liberalismo en materia de funcionamiento en general en el mundo de hoy. El acortamiento de las distancias vinculadas al tiempo para el traslado de mercancías y bienes de consumo, el desarrollo de las comunicaciones, la modernización de las instituciones financieras en materia de concesión de créditos y pagos y otros factores de inmediata influencia que no son el objetivo de éste análisis, imponen la necesidad de la vinculación.
Si aun existen quienes pretenden hablar de sustituciones, por ejemplo de la O.E.A. por una entidad como el CELAC; para quien realmente sepa de lo que se trata, así como para quien pueda pensar en el éxito de esos afanes, constituye un error de apreciación carente de meollo y sustancia razonables. Para quienes puedan creer,y según manifestaron de viva voz, que reunirse en Quito, Caracas, La Paz, Managua o La Habana puede ser sinónimo de triunfo sobre “el imperio yanqui” solo sería necesario recordarles algo que saben de sobra: para el 2050 -39 años por venir- el producto interno bruto (PBI) de la región será equiparable al de los Estados Unidos. En esa misma fecha y teniendo en cuenta que del CELAC, según ha quedado conformado, algunos países como Brasil (7ma. Economía a nivel mundial), Méjico, Chile, Colombia, Argentina y Venezuela, y en ese mismo orden de importancia están formando parte, los propósitos de los tribunos del populismo, carecen de sensatez a cualquier plazo.
El único país del ALBA,ahora convertido en subgrupo dentro de CELAC cuya conformación tiene un matiz predominantemente político entre los mas influyentes, es Venezuela; la Venezuela de Chávez, lo cual no puede dejarse de lado máxime si se tiene en cuenta que ese país logra incluirse dentro de los mencionados solo por su riqueza petrolera y a fuero de que su economía no es diversa como en el caso de los otros citados. El problema de Chávez y los chavistas, internamente y en el exterior, comienza a manifestarse cuando se quiere invertir el orden lógico del funcionamiento de un movimiento de consenso predominantemente económico para convertirlo en una cruzada política.
Ni los tiempos de la “rapiña”, tan vehementemente descritos por Galeano en “Las Venas Abiertas de América Latina”, están vigentes; ni mucho menos el “Big Stick” de Teodoro Roosevelt tiene nada que ver con la actualidad, es por eso que entre otras cosas me pareció simpático escuchar a Daniel Ortega hablando de la Doctrina Monroe (1826) y a Raúl Castro manifestando con increíble tozudez que hasta el momento sólo hubo ¡dos, sólo dos! países -Cuba y Venezuela- que pueden considerarse verdaderamente libres, los demás; incluidos los compañeros de viaje en Alba, al parecer y desde el punto de vista del General, no lo han sido ni lo son aun. Para sus colegas mandatarios sería, no puedo imaginarlo de otro modo, ofensivo que los considerara “pseudo” independientes. Los que conocemos lo que representa vivir en la “independencia vitalicia” de un país bajo el mandato de un partido y sin competencia democrática, sabemos lo que subyace en su mentalidad de trinchera. Para los que no han pasado por la experiencia, bastaría pasar balance de lo que ha representado el Castrismo en Cuba, lo que resulta más que suficiente para describir el disparate que entraña el planteamiento.
Este tipo de foros siempre resulta apropiado para el ejercicio de la demagogia, que como argumento político es la espina dorsal de quienes mejor la desempeñan y aplican; hablar de solidaridad como paternalismo no significa otra cosa que repartir la pobreza y es obvio imaginarse lo que esto representa: más pobreza. En el plano de la competencia y la funcionalidad económica el “internacionalismo proletario” practicado sin éxito por los comunistas a ultranza, nada ha significado, ni como creador de bienes, ni como auspiciador de la riqueza por y para las naciones. Tal y como se observan hoy en día las cosas en el Mundo, esa visión enajenada de la realidad no es factible y mucho menos viable. Entre los que escuchaban a Castro, habrá muy pocos que realmente compartan sus ideas; y si un modelo semejante fracasó en un medio con mayores posibilidades productivas, ¿pudiera ser alternativa entre latinoamericanos y caribeños?.
Otros, que sin darse cuenta se apresuran a desbarrar, se convierten por intermedio de festinadas opiniones en contrafuerte de la malhadada propaganda socialistoide y tercermundista de quienes pretenden vivir de la interminable confrontación antiimperialista, pasando por alto los verdaderos logros e intereses de países cuyo crecimiento económico está vinculado, en medio de una relación de igualdad con Estados Unidos, Canadá, China, Rusia, la Comunidad Europea y otros países de la cuenca del Pacífico y siguiendo una bitácora geograficamente multinacional. Cuando esta situación no se valora y la óptica se limita a una especie de visión tubular, se puede correr el riesgo de coincidir con nuestros enemigos políticos. Lo demás es alta diplomacia, argumento que frente a la confrontación y la diatriba ha demostrado ser mucho más efectivo que la crítica a priori.
Lo que opino no debe entenderse como un vaticinio de sobresaliente futuro para el CELAC; si se interpretan en su significado literal y fuera del contexto de la demagogia intrascendente del resto de las palabras de Raúl Castro, su expectativa de que la creación de este grupo pueda no cumplir ciertos presupuestos, puede que nos quiera dar una evaluación mas cercana a la realidad de lo que pudiera suceder. Aquí son los menos los que creen en el carácter de “pseudo independientes” de los países latinoamericanos y del Caribe y es en este sentido en el que apunta la intuición del General Castro, quien, además, sabe perfectamente que los tiempos de Cuba como “faro de libertades” se han terminado.
Parece necesario llamar la atención acerca de otro factor que deberá ser característica política importante a mediano o largo plazo de los treinta y tres países fundadores de CELAC: la interpretación acerca del “constitucionalismo gubernamental”como instrumento para la implementación y el sostenimiento de la verdadera democracia. Me es absolutamente imposible entender la afirmación de que el respeto a la constitucionalidad y el apego a la ley sea una característica visible de todos los integrantes del grupo y que fuera, precisamente, Raúl Castro (único gobernante que representa un poder vigente de 53 años) quien se refiriera a esto en su discurso. Otros, no menos respetuosos del constitucionalismo como Ortega, Chávez, Correa o Evo Morales y sin contar a algunos que como Zelaya aplauden desde la galería; no se caracterizan por ser profetas en el sentido genérico del término ni tampoco por su apego al constitucionalismo. Si como pretenden hacer creer el “constitucionalismo burgués” de oligarquías que ya hoy no mandan ni deciden, debe ser sustituido por el “constitucionalismo proletario”, sobran las razones para pensar que mediante el favorecimiento de la lucha de clases para ejercer desde el poder la demagogia política, conculcando libertades e irrespetando derechos humanos; una entidad como CELAC, no es el marco idóneo.
El tema, que exige un tratamiento extenso, tiene muchas aristas y como bien apuntó el grupo de “Unidad Democrática” al socaire de la Cumbre y dentro del propio país anfitrión, son muchas las preguntas que habría que hacerse. Por demás, y según lo planeado, en 2013 Cuba será anfitrión de la Cumbre, solo los preparativos de un evento de esta magnitud fueron calculados, ahora, en 25 millones de dólares. Se que para los ideólogos y estrategas de cartilla política vociferante el precio es módico. ¿Podrá seguir siéndolo para los pueblos en que ejercen su mandato vitalicio? ¿Seguirá siendo la presencia física de estos señores parte de la escenografía de futuras cumbres? En cualquier caso, siempre habrá que esperar.
José A. Arias.
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