Hay mucho de novedoso
en las propuestas que se ventilan sobre Cuba y el actual estado de la situación
política prevaleciente allí. Alternativas esbozadas mediante una argumentación
teórica, jurídica y científica, que están seriamente presentadas y, en mi opinión,
honestamente concebidas.
Para cualquiera sería
entendible que, dirigidas al alcance de un objetivo común, ninguna puede ser
festinada y/o deshonesta. Cualquier intento de poner ese enfoque en la palestra,
no es premisa de este análisis y una opinión en tal sentido, y tendiente a la
descalificación a priori, queda invalidada por su propia e intrínseca esencia.
El proyecto Consulta Popular Cubana, concreta y
escueta indagación entre cubanos dentro y fuera del territorio nacional, basado
en el derecho al voto de todos y presentado por los juristas Horacio Espino y
Santiago Alpízar en Miami, parece una forma viable de sortear las argucias
anticonstitucionales que emplean los representantes del régimen cuya actitud de
inconsecuencia es evidente (1)
Siempre se ha sabido de
la actitud ubicua de los funcionarios al interior; algo menos, de lo que
caracteriza el fracaso de asumir una postura similar o muy parecida desde la antípoda al pretender pensar que el NO como respuesta ha de ser siempre la alternativa viable.
Debe notarse que tal posicionamiento aferrado a la inercia política ha dejado
de ser efectivo en cualquier sentido y, en consecuencia, vinculante a un pasado
superado al que, precisamente, se relaciona el soporte de la ideología contrapuesta;
totalitaria y excluyente.
Son muchos los cubanos
(10% del total) los que desde fuera debemos: a) demostrar el interés
manifiesto por contribuir a la solución de los problemas de nuestro país de origen; b)
constituir un bloque lo suficientemente sólido y uniforme, capaz de impulsar la
toma de conciencia y el interés en la participación al interior de la Isla.
Mediante quejas
reiteradas que nosotros mismos nos cansamos de escuchar, repitiendo
afirmaciones discordantes y manidas entre el mismo tiempo que llevamos
padeciendo a la cuerda de ineptos que desgobiernan la nación con el único
objetivo de garantizar su beneficio personal y el de sus familias, la
efectividad de los resultados queda en entredicho y no se traduce en medida tangible del
alcance de ningún objetivo concreto hasta hoy.
En concomitancia con lo
anterior (y en un tono esencialmente positivo) la segunda alternativa de
participación en bloque y de oposición al régimen, está fundamentada en la
creación de una entidad parlamentaria, según la define Pedro Campos Santos, uno
de sus principales proponentes e impulsores.
La potencial
efectividad de esa propuesta radica en el hecho de obviar cualquier tipo de
liderazgo personal ―sin que sea condición que desaparezcan ―, en función de
conseguir representatividad en cualquier ámbito y que sea capaz de aprovechar
la situación por la que hoy atraviesa el régimen (2)
Parece apropiado
insistir en el hecho de que entre ambas propuestas no hay diferencias de
interpretación en lo relacionado con los criterios organizativos. En ambas
pervive como referente lo que pudo haber sido en su momento el criterio para la
fundación del Comité Cubano Pro Derechos Humanos (CCPDH, en los 80) y el
activismo de Oswaldo Payá Sardiñas al frente del MCL (en los 90) Al enfrentar
la viabilidad de los procedimientos, se suma ahora un elemento de vital
importancia inexistente en los tiempos referidos: el empleo de la tecnología en
la diversa gama de recursos que provee y cuya vulnerabilidad, a pesar de los intentos
manifiestos, se escurre como arena entre los dedos de los censores y los
represores.
Aquí y ahora, no viene
al caso discutir elementos aleatorios y superficiales como recursos pertinentes
y su procedencia lícita, interpretaciones de carácter filosófico y/o religioso,
parcialización o escogencia de sectores de apoyo en el ámbito internacional
fuera de vínculos que pueden devenir en compromisos o acarrearlos a futuro;
menos, perder tiempo y concitar con ello el desgaste del prestigio exponiendo diatribas
contra quienes estén dispuestos como elementos de fila ―siempre y todos ― a
participar en lo que se discute con seriedad y en relación a lo que pueda
suceder en Cuba después de febrero de 2018.
Puede pensarse que lo
que hoy se propone desde el exterior, no es nuevo. Muchas veces se ha hablado
de la necesidad de unidad en el exilio y ello pudo lograr la coincidencia de
personas conocidas, influyentes e importantes, aún a pesar de manifestarse
cierta resistencia y resquemores en lo relacionado con la concesión de jerarquía,
en cualquier caso. He aquí el lastre y la limitación derivados de liderazgos
mal interpretados. Lo que aún está por conseguirse, y es de lo que se trata, es
la unidad vinculante con el cubano de a pie en la Isla. Cualquier intento en
tal sentido es loable.
De tal suerte, la
crítica recurrente al liderazgo es la de carecer de instrumentos idóneos para
conseguir su identificación a nivel popular. Eso, no ha sido bueno ni
redituable y debe ser entendido entre opositores y disidentes a fin de concebir
la idea de la institucionalidad representativa, que no desvirtúa el carácter
democrático, ni la necesaria pluralidad que consistentemente y con razón se
reclama. Los hechos que siguieron a la caída del comunismo en los países del
bloque euro-oriental fueron y aún son, un buen ejemplo en tal sentido y las
referencias al respecto no deben ser superficiales.
El tiempo ha hecho su
trabajo en cuanto a la erosión de un régimen que hoy ofrece la única imagen que
es capaz de proyectar, la de mantener una entelequia basada en la demagogia
(vicio inevitable del totalitarismo) y el ejercicio y empleo de la fuerza de un
sistema que se decanta por el empleo de métodos de represión fascistas, al
tratar de ocultar, coaccionar y minimizar la acción de quienes se le oponen.
Hay que dejar de mirar
los toros desde la barrera, sobre todo si tras de ella se critica lo que no se
entiende y se hace imposible explicarlo a quienes necesitan escuchar
alternativas.
José A. Arias-Frá
12/14/17
Notas.
(1) Muy
recomendable se hace la lectura del documento: Promoción de iniciativa
legislativa de Modificación de la Ley Electoral para el pleno reconocimiento y
ejercicio de sufragio de los ciudadanos cubanos residentes en el exterior. En: https://www.change.org/p/cuba-asamblea-nacional-consejo-de-estado-reconocimiento-del-derecho-al-voto-de-los-ciudadanos-cubanos-residentes-en-el-exterior
(2) Campos
Santos, Pedro. - ¿Cómo alcanzar la democracia en Cuba? En: diariodecuba.com
No comments:
Post a Comment