Son términos
contradictorios; no se puede interpretar en la práctica lo que la teoría no
respalda. No hay que ser un entendido, ni un especialista en jurisprudencia, para
observar la intrínseca descalificación de la Constituyente madurista. Y,
precisamente, por la inconsistencia del argumento hay que empezar a desentrañar
la condición del carácter dictatorial del régimen que la promueve.
Hasta ahora nos hemos
cansado de presenciar esa ridícula imagen de funcionarios chavistas exhibiendo
el librito ― constitución de bolsillo o “bolsiconstitución” ― para avalar
cualquier planteamiento a cualquier nivel. Inclusive, tratándose de miembros de
la llamada oposición cuya insistencia en la actuación dentro de los parámetros legalmente
constitucionales los ha hecho adoptar similar actitud en la antípoda.
En el marco del soporte
político y legal que la Constitución de 1999 le da al chavismo y que el propio
Hugo Chávez definió como “blindada”, sobre todo ante cualquier alternativa de
voluntarismo, teóricamente quedaba establecido “el protagonismo del pueblo en
la conducción de su destino”
“Al hablar de pueblo
soberano ― algo que se enfatiza ―, ello no puede significar sino el conjunto de
venezolanos de ambos sexos, mayores de edad y en plenitud de derechos. Ese es
el único sentido admisible de protagonismo popular” (1)
¿Qué representa el
engendro madurista de la llamada Constituyente Comunal?
“La Constitución del
1999 es una previsión explícita de la explicación de motivos, la exigencia de
evitar y desterrar el sistema de cónclaves que decidan los destinos del país a
espaldas de la sociedad.
“Justamente (ahora -n.a.) se
ha optado por eso, por un cónclave configurado por un sistema mixto de voto
directo y voto en corporaciones locales, empresariales y oficiales, que no
puede identificarse bajo ningún concepto con el poder soberano del pueblo basado
en el principio de un ser humano un voto” (2)
La dictadura maniobra con éxito en el sentido de su
radicalización y Maduro decide terminar de enterrar al chavismo a pesar de las
consecuencias inmediatas de lo que acontece y lo hace implosionar dentro del
límite de la propia constitución chavista. Para esa tropa de choque que
desconoce la legalidad vigente y refuerza la actitud de los poderes estatales
de espuria raigambre (TSJ y CNE) no existen límites y ya venía anunciándose,
todo lo que necesitaba y, parece haber conseguido, era un formato organizativo
que les permitiera operar sin medro, abierta y profusamente. Eso es la Asamblea
Constituyente del 7/30, nada más y más allá de las comparaciones.
Al frente, en una
trinchera que ha pretendido ser evidencia de la verdadera democracia, en
ocasiones sin llegar a conseguirlo, parece entronizarse con demasiada fuerza el
elemento de la discordia. Democracia es consenso y no instigar guerras por el
poder que se ha perdido o no ha sido alcanzado; ello sólo puede producir bajas
por “fuego amigo”
La estrategia madurista
de promover la desunión entre la principal entidad opositora, la MUD, es
evidente; a sólo cuatro días de promover fraudulentamente la Constituyente, el
CNE anuncia la apertura del proceso de inscripción para las elecciones
regionales y de gobernadores que debe tener lugar en diciembre próximo. Un desgobierno
que no había movido un músculo para que se celebraran el pasado año y al que
cualquier recurso que mantuviera a sus acólitos alejados de las urnas y
actuando en favor del poder, constituyó una obsesión.
Con la falsa aprobación
de la constituyente queda abierto el camino para el fraude a perpetuidad. Eso,
es un problema y como tal, tiende a fracturar a la oposición que entre
criterios encontrados sufre los efectos. O participas en el juego (que no es
democrático) o simplemente no juegas, pero si decides hacerlo, tendrá que ser
con guante prestado o a mano limpia ¿cómo entenderlo y brindarle una apariencia
de justificación?
Con la reiteración del
esquema de censura de muy vieja data bajo los regímenes totalitarios que
pretenden enmascarar propósitos ya el CNE, brazo electorero del madurismo, se
adelanta a realizar el anuncio (8/7) de la lista de partidos políticos que
podrán inscribirse en las elecciones regionales de diciembre. Deja claro que no
permitirá presentarse a la coalición opositora MUD en siete de los 23 estados
del país: Zulia, Apure, Monagas, Bolívar, Trujillo, Aragua y Carabobo.
Lo que pueda suceder en
los cuatro meses por venir es impredecible en el orden de las consecuencias. El debate seguirá entre políticos
más avezados, acostumbrados al manoseo de las circunstancias entre diálogos e
intrigas y en la mayoría de los casos reforzadas por conveniencias personales
en el sustrato. Otros, más inexpertos, pensando en que se convierten en la
expresión de la voluntad popular con la que del todo no acaban de encontrarse, se
opondrán ― o no ― a los primeros desde perspectivas diferentes y la unidad, difícilmente
podrá ser alcanzada. Tal imposibilidad seguirá interpretándose como una
manifestación democrática, en la práctica, esencialmente desvirtuada. En eso no hay vaticinio, ha sido un hecho.
Bajo la influencia del
flujo de información acrecentado por el ritmo y el tono de los acontecimientos
en el país durante los últimos meses, parece especulativo aplicar esquemas,
hablar de transiciones, establecer comparaciones y tratar de entender un
proceso que va, trabajosa y penosamente definiéndose día a día, como derrota o
victoria en cualquier sentido, por La Calle. Sería, según creo, prematuro y en
el caso, existe sólo un sector que no puede equivocarse, la oposición, porque
los que actúan desde el poder pudieran imponerse a pesar de estar equivocados.
José A. Arias-Frá.
Notas.-
(1) –
Villacañas, José Luis. El Final del Chavismo (opinión) En: https://amp.levante-emv.com/
2(2).- Villacañas, J.Luis.- Artículo citado.
2(2).- Villacañas, J.Luis.- Artículo citado.
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