A manera de introducción al tema:
Lo que sigue forma parte de un intercambio sostenido con un amigo a raiz de su manifiesto apoyo al criterio de establecer diferencias entre los "internacionalistas" cubanos (médicos y especialistas del ramo, en las actuales circunstancias de la pandemia que afecta al Planeta) enviados a desempeñar funciones a diferentes paises, sus propósitos y perspectivas en lo personal y lo que como "gobierno" el estado cubano pretende conseguir con la decisión que suele tomar en estos casos.
Ciertamente hablamos de
un tema que ha prevalecido entre expertos y neófitos durante mucho tiempo y,
solo acudiendo a una combinación elemental de factores vinculados al elemental
raciocinio, pueden encontrarse respuestas: honestidad (para aceptar de buen
grado los errores cometidos) y conocimiento de las circunstancias en que se han
producido los hechos (algo más difícil porque, precisamente, el tiempo
transcurrido ha ido debilitando el efecto de la memoria histórica)
En acuerdo contigo
acerca de que el problema sugiere un análisis más extenso aunque no
necesariamente profundo ― me atrevo a decirlo, por ser más conocido ―; son dos
los principales argumentos (asideros) que tendría en cuenta para referirme al
tema sin excederme en lo que tanto tú, como yo, conocemos bien (la historia,
minúscula, en el contexto de la propia Historia): a) la concomitante falta de
visión manifiesta en abordar el problema cubano siempre desde el antagonismo
ubicado en las antípodas, b) la idea de equiparar educación y adoctrinamiento
(1) que siempre ha estado, y está, presente como parte del esquema de dominio a
nivel de “masas” (2) a lo largo de todo
el tiempo que nos trae al presente.
Como bien sabes la
pasión deja ciega a la razón, pero a su vez es parte del comportamiento humano
con el añadido que los componentes culturales y de origen proveen a las
circunstancias; eso que llamamos idiosincrasia. No somos anglos o teutones y la
nuestra, si tuviera cabida la clasificación psicológica del carácter, sería sin
dudas colérica, folklórica y benevolentemente, afro – caribeña. Según un
guerrero (Gómez), “cuando llegamos, nos pasamos” y según un filósofo (Mañach); la
aféresis de nuestra etnia incluye el choteo como componente; para rematar, esa
ineludible caracterización hecha por Cabrera Infante: (…) no es nada fuera de
lo común que los cubanos sufran de delirio de persecución, venimos de una Isla,
donde la persecución es un delirio.
Hasta aquí basta para
fijar límites macro - establecidos y evitar que la disquisición sea extensa e
innecesariamente pormenorizada. Tales elementos circunstanciales abrieron la
puerta al infausto ― e inmerecido ― destino de la nación cubana a partir de
1959, dejando su huella en cada uno de los afanes y acometimientos de tirios y
troyanos. La, hasta ahora, insuperable incapacidad de comprendernos para
superar nuestras limitaciones es resultado de aupar el discurso de barricada,
caudillista, populista y la falta de visión para poder descubrir a tiempo el
hálito fascistoide que ese discurso alentó intrínsicamente desde siempre (3)
En mi opinión, Cuba no
necesitaba una revolución para retomar el camino de la democracia en el momento
en que se produjo la segunda intentona desarrollada a partir del triunfo de
Castro en el 59, y aunque tal planteamiento pueda ser discutible, me baso en
dos aspectos: a) la falta de conciencia política del cubano fue abusada por las
intenciones de un “líder” que si bien poseía un gran carisma (4) no era, ni con
mucho, un individuo conocido fuera de determinado ambiente universitario (no el
más puro y auténtico, por cierto) y solo en círculos de agitadores
profesionales cuya plataforma de actuación también fue, en su momento,
discutible. Es bueno recordar aquí que todo lo que se ha escrito desde la
perspectiva del poder en Cuba después de 1959, ha tenido como objetivo
reelaborar la historia en virtud de crear una nueva percepción sobre la
realidad de los hechos, “líder” incluido. Por cierto, no son pocos que,
ocupados en el empeño, han carecido de brillo intelectual concomitante a pesar
de su integrismo oportunista y, en la actual fase de “desmerengamiento”, esas
ausencias se hacen cada vez más notables en lo que se ha venido observando una
vulgarización conceptual coincidente.
Eso último que apunto
no es otra cosa que el resultado de una evolución dialéctica que en el concepto
del minimalismo castrista adquiere un carácter contradictorio y se convierte en
involución, su contrario, en contraposición a los más puros y ortodoxos
paradigmas del marxismo ― sobre todo en lo económico ― y del socialismo científico,
de él ― y solo de él ― entendido como meta y destino de la sociedad (comunismo)
Como librepensador que
soy, estaré siempre bajo la mira de quienes les atribuyen a las ideologías una
importancia medular, lo cual se presta para aupar la confusión entre “las
masas” haciéndoles creer que entre democracia e ideología existe identidad, siendo
esto absolutamente falso. Cada vez que toco el tema recuerdo una sencilla
caracterización de O. Paz en que define la ideología como un “corsé a la
libertad de pensamiento” (5) en lo que la democracia, como instancia e
institución, es integrativamente representativa en cuanto política y
voluntariamente aceptada como manifestación del carácter de una sociedad. Lo
fue la democracia ateniense en su original manifestación bajo Pericles, hasta
que fue sometida a la dictadura de Solón, primer tirano de Atenas tras la
victoria del militarismo espartano ¿hay aquí casualidad o causalidad?, por
demás, reiterada a lo largo de la Historia.
De manera que
remontarnos a los orígenes más lejanos nos abre la posibilidad de entender el
tamaño y la negativa influencia de las limitaciones interpretativas que hemos
venido padeciendo: fascismo, nazismo, falangismo, marxismo – leninismo
(estalinismo) y maoísmo, son ejemplos de ideologías que, aunque con diferente
origen, poseen más factores integrativos de identificación que diferencias y
por ello, conducen a la misma encrucijada bien descrita bajo una categoría más
incluyente: el totalitarismo (6)
Todo lo anterior estuvo
y ha estado presente en el proceso de origen, desarrollo y desenvolvimiento de
la revolución castrista, antes, pero sobre todo a partir de la toma del poder
en 1959. Valdría la pena intentar a este punto, al menos, una mención de la
relación entre comunistas y revolucionarios en el proceso de marras; porque lo
que se le ha vendido a la opinión pública (incluida la internacional, no
versada, que es absolutamente mayoritaria) es que siempre existió una comunidad
de pensamiento entre los preceptos ideológicos (marxistas y leninistas) y los
diferentes grupos de revolucionarios que llegaron al poder por la vía
insurreccional en 1959. Nada más lejos de la verdad porque el conocimiento
teórico del grupo revolucionario era muy limitado, aún en el caso de quienes
dentro de ese grupo y formando parte activa del mismo, solo tenían algunos
rudimentos fundados en lecturas sectarias y parcializadas. Los más avisados en
tal sentido, viejos socialistas y comunistas de formación, estuvieron a
distancia de los “revolucionarios” de oficio inclusive y en muchos casos, hasta
después del triunfo en que las condiciones empezaron a cambiar y el cuasi
tácito pacto entre Castro y los viejos comunistas insulares comenzó a cuajar
bajo el efecto de los primeros regodeos entre la URSS y Cuba y sintomáticamente, como mismo habían hecho con Batista en 1940, los comunistas comenzaron a tener
un papel importante en la definición ideológica de la revolución castrista (7)
MI JUSTIFICACIÓN AL
HABLAR DE LO ANTERIOR EN EL CONTEXTO DEL TEMA QUE NOS OCUPA.
Ante todo, está dada
porque sin poder abordar, solo mínimamente, los antecedentes expuestos; es
imposible entender la extensión del efecto ideológico en la actualidad que es,
más que nada, la evidencia de la relación causa – efecto. Digamos que, pensando
en lo negativo del efecto en función de las causas originales, es donde se
verifica el problema de la interpretación que se hace sobre la idea subyacente
en el asunto del internacionalismo (proletario), entendido como gesto de
“solidaridad” y “acto de humanidad”
Personalmente no creo
que en la medida del alcance de la interpretación personal de Fidel Castro haya
existido la necesidad de la solidaridad y de la humanidad misma;
psicológicamente, ningún sujeto afectado por la presencia de rasgos tan
negativos de su personalidad como el egocentrismo, la megalomanía, la
autosuficiencia, la homofobia (misoginia) como él (sin diferencias en tal
sentido con respecto, por ejemplo a Donald Trump) puede reconvertir tales
afectaciones circunstancialmente más allá de una pretensión personal definida
en el plano de sus intereses inmediatos. Eso fue, y es lo que se pretende hacer
prevalecer, a través de la idea de la “continuidad”, en la actualidad y, en
cualquier caso.
En mi análisis de la
situación que nos ocupa, mis consideraciones no son solo históricas y/o políticas
por una razón muy elemental: la formación de todos esos profesionales no ha
tenido lugar en condiciones de prevalencia de la libertad democrática (elección
personal en primera instancia) y si del adoctrinamiento ideológico ¿Acaso
quienes nos “formamos” en Cuba bajo la prevalencia de esas circunstancias
sabemos muy bien de que se trata? Llegar a comprender, como en nuestro caso
particular, lo erróneo de la imposición ideológica en el plano de la formación científica
y cultural nos ha hecho pagar un precio demasiado caro: el de la desvinculación
forzosa con respecto a nuestro origen y las secuelas a resulta de ello.
No discuto la calidad,
el nivel científico o técnico que, aún a pesar de las dificultades materiales
producto de inapropiadas e insuperadas situaciones, poseen los profesionales
cubanos. Pero lo que si puedo asegurarte que ninguno de esos médicos ha
conocido, como parte de su formación, sobre todo, cultural y general, la
influencia de la libertad de cátedra; no es algo que los que lo sabemos
criticamos por insensato, lo dicen ellos mismos, los que tienen a su cargo el
control de las principales instituciones educacionales a nivel superior: (…) no
puede ser capacidad manifiesta, ni bagaje, ni contexto de un profesor
universitario en Cuba (la libre cátedra), e implícitamente descaracterizada por
quien no comparta las ideas de Fidel y nuestra Revolución (…) De tal suerte, e
ahí por qué ante cualquier otro presupuesto, un cuadro con la imagen de F.Castro
debe sustentar el indigno propósito demagógico que empaña cualquier virtud de
un potencial gesto humano y solidario. Es como tocar a degüello sobre la
aporreada sensibilidad de propios y extraños. Un acto de hipocresía, donde
personas son manejadas por intereses que, a fuerza, se hacen prevalecer sobre
los sentimientos personales. Si de alguna manera pudiera estar de acuerdo,
sería tras escuchar a esos médicos manifestar su pensamiento sin afeites,
encubrimientos o justificaciones baladíes; algo que muchos han hecho, solo un
día después de desertar.
Pensarás que exijo
demasiado, pero lo cierto es que no hay correspondencia entre lo que se
manifiesta y lo que se pretende; es lo mismo que sucede con artistas,
deportistas, intelectuales. Ejemplos sobran; el asunto está en que no todos están
dispuestos a asumir las consecuencias y otros son, verdaderamente, portadores
de un ADN demasiado rojo. Hay quien se muere de viejo y termina por matarlo
alguna enfermedad de la que nunca tuvo conciencia o percibió los síntomas,
otros hacen de la doble moral un standard (conozco a varios en tal caso) y los
menos, optamos por marcharnos o aceptar el ostracismo como parte del duro
sacrificio del insilio (al interior)
¿De qué vale entonces,
la humanidad, la capacidad de raciocinio y de discernimiento? Si la
manipulación se impone para garantizar la expansión de la ideología contra los
derechos individuales ― y humanos ― el resultado final, buenas intenciones
incluidas, se cancela, queda invalidado; se trata de una manifestación de la
usura que no solo cobra sus réditos en metálico (lo que también hace, y por
cierto, de una forma leonina) sino a cualquier plazo posible y mediante el
establecimiento de su dominio de “las masas” a través de una discursiva
escudada en la parafernalia ideológica.
ASPECTOS INMEDIATOS QUE
SUGIEREN ALGUNA CONSIDERACIÓN
Deseo recordarte la
importancia de poner en relieve algo de lo que te comenté sobre otros
profesionales de la salud que se han establecido en diferentes países y que
ante una situación de urgencia como la actual han solicitado se les permita
poner en práctica su voluntad de ayudar, voluntariamente, sin costo para los
beneficiados (a ningún nivel) y con conocimiento del idioma en cada caso ¿Cómo
entender que Cuba ofrezca sus médicos a cuanto lugar lo solicite y en el caso
de Italia, documentado, se le haya negado la colaboración a médicos y
enfermeros venezolanos (más de 200) que residen permanentemente en el país y
mal que bien hablan italiano? El motivo expuesto ha sido la falta de
homologación; luego, cabe preguntarse, ¿lo están los galenos cubanos y/o
auxiliares? ¿No hay una evidencia en esa actitud de politización de las
circunstancias?, ¿por qué tiene que reconocerse como erróneo el resultado de
una evaluación que, nosotros mismos entendemos y aceptamos, que implica el
hecho de hacer prevalecer el aspecto propagandístico (refiriéndome benignamente
al “corsé ideológico” como una categoría genéricamente inclusiva)?
La inmediatez de
algunas circunstancias que, además, siempre han estado presentes, como la
insensatez de la política norteamericana hacia Cuba que cuando mejor manejada
ha estado, también se ha estrellado contra el valladar de la intransigencia en
ambos lados, la falta de información (aspecto que a pesar de acusar algunos
avances sigue estando bajo control) y la relativa y justificada interpretación
de las circunstancias a nivel de la población en consonancia con la gravitación
de factores voluntarios y aleatorios sobre su percepción, empero; no justifica
el vicio reiterado de un régimen amoral e insolente que entronizó en la
conciencia popular la mentira como parapeto de sus inmundicias; al fin, como es
característico del fascismo y del marxismo – leninismo que bajo la influencia
de determinadas circunstancias se acercan más de lo que muchos creen.
Creo que, al menos en
mi caso, la factualidad de las circunstancias determina mi interpretación de
los hechos.
Notas. -
(1). Educación y
Adoctrinamiento. En: http://collagecubano.blogspot.com/
Perdona que me cite, pero se trata de una digresión conceptual que me parece
oportuno traer a colación en el contexto.
(2). Muy conocida, así
como también oportuna la conceptualización que hace Ortega y Gasset en La
Rebelión de las Masas, su más conocido ensayo (1929) y que de alguna manera
enfrenta en la inmediata primera post guerra su interpretación a la de clases, desde la
óptica del marxismo:
“Este hombre masa es el
hombre previamente vaciado de su propia historia, sin entrañas de pasado y, por
lo mismo, dócil a todas las disciplinas llamadas internacionales
“Más que un hombre, es
solo un caparazón de hombre…”
(3). Es conocido el
vínculo entre algunas frases y enfoques de la Historia me Absolverá y Mi Lucha
(Mein Kampf) de A. Hitler; sobre todo el final del Manifiesto Castrista, luego
conocido como Programa del Moncada y donde se expresa la frase que da título al
texto: “…condenadme, no importa, la Historia me absolverá. Curiosamente, no fue
la única vez en que reminiscencias fascistoides se manifestaron en frases
trascendentes de Castro; la otra, bien conocida es la pronunciada en el
contexto de Palabras a los Intelectuales (1961): “…dentro de la Revolución
todo, fuera de la Revolución nada…”
Es una alegoría directa
a la frase del ideólogo del fascismo italiano Giovanni Gentile, uno de los
paradigmas de Benito Mussolini: “…todo con el estado, fuera de éste nada…”
(4). Hay muy buenas
caracterizaciones en el libro Redentores de Enrique Krauze, entre ellas las de
Castro, Ernesto Ché Guevara y Hugo Chávez.
(5) En una recopilación
de artículos realizada por el propio Krauze y Octavio paz: América Latina:
Desventuras de la Democracia, hay un artículo (un mini ensayo, más bien) de
Octavio Paz bajo el título de: La Democracia en América Latina y en el que Paz
hace juicios muy acertados acerca del argumento ideológico, su perniciosa
influencia y se refiere, explícitamente, al caso cubano y la revolución
castrista. De allí, esa caracterización por él hecha de “corsé” al referirse a
la ideología como limitación del pensamiento.
(6). La
caracterización, clásica, de H. Arendt en la percepción de humanismo vs.
Totalitarismo y su influencia en el mundo posmoderno.
(7). De las
inconsistencias en las relaciones habidas entre comunistas ("pesepesistas"a
quienes propiamente les gustaba llamarse y ser llamados de ese modo ―
comunistas) y revolucionarios, hasta el hecho concreto de la fundación del INRA
y el nombramiento como su presidente de Carlos Rafael Rodríguez en que ya se
perfila un derrotero castrista al ámbito de la influencia comunista más
tradicional ― PSP; se conoce bastante entre historiadores e investigadores de
oficio. Luego vienen las EBIR y las ESBIR ― estadío superior, solo superado a
posteriori por las “comisiones de orientación revolucionaria” y las Escuelas
del Partido Comunista desde los niveles de base a la Nacional (Ñico López)
donde elementos como Fabio Grobart, Osvaldo Sánchez y Leonel Soto, entre los más conocidos y notorios, desempeñaron
un papel en el diseño del adoctrinamiento a nivel de población en los
comienzos.