Saturday, September 27, 2025

¿IDEOLOGÍA DEMOCRÁTICA?

 


Hace poco comentaba a manera de opinión en el texto de un amigo que puede haber una confusión en eso de hablar de ideología democrática y según se puede interpretar.

Trataré de explicarme de manera sencilla argumentando al respecto.

Hay politólogos, expertos en la materia e intelectuales que le dan sentido a esa afirmación y alegan que a partir del concepto de democracia la interpretación es diferente; no es el mismo criterio el de un liberal, el de un anarquista o el de un socialista, dicen, y ello es cierto (1)

Donde el asunto empieza a complicarse es al momento de entronizar en esas múltiples visiones el argumento ideológico como complemento de la interpretación de la democracia en cualquier sentido,

Dicen los defensores de esa especie de apareamiento político, que no es lo mismo la democracia en singular; definición clásica del término, que la democracia en plural y que admite diversas interpretaciones: puede que sea entendible, aunque no, necesariamente cierto (2)

Lo que parece no estar tan claro es que, según las características de esa interpretación pluralizada, la democracia liberal frente a su némesis la socialista, puedan ser consideradas como tal (democracias ideológicamente caracterizadas) y a partir del argumento ideológico en cada caso.

En el primero, las características ideológicas de la funcionalidad filosófica del capitalismo están basadas en sus pautas fundacionales devenidas del libre comercio — y desde los incipientes derroteros del capitalismo mercantil (S XVI), en un proceso de desarrollo secular hasta la aparición del imperialismo — de finales del XIX y la guerra Hispano Norteamericana, 1898; la historia precedente viene siendo suma de antecedentes — como manifestación de las variantes capitalistas en la correlación de fuerzas internacional, el mercado como elemento regulador y de compensación y un pensamiento teórico que respalda su funcionalidad y que, a pesar de todo no deja de ser un elemento que impulsa corrientes (ideológicas) no siempre, y de común, conducentes a los mejores destinos; son y han sido una parte de los “ismos” del siglo XX en un alto porcentaje: Fascismo, Falangismo, Nazi – fascismo (nacional socialismo alemán); también la reinterpretación de otras corrientes de pensamiento con marcado e indiscutible carácter ideológico.

En un es      quema relativamente básico y en el otro extremo, la interpretación de la democracia por los socialistas, complemento que desde el punto de vista ideológico toma cuerpo en la otra parte de los “ismos” del XX: socialismo duro (marxismo – leninismo) socialismo de mercado, novedosa fórmula manifiesta en la variante china ya bien entrada la década del 70 y en la vietnamita en el segundo lustro de los 80´s con el Doimei.

Queda otra visión que parece un híbrido entre liberalismo (ahora precedido de un enfoque caracterizado por el añadido del prefijo “neo”) y el socialismo que toma cuerpo en los clásicos estados de bienestar bajo el apelativo de socialdemócratas. En ellos la ideología — alemana inicialmente — encontró representantes que pautaron el inicio y elaboraron sus fundamentos teóricos e. inclusive, disintieron del marxismo clásico para adaptarlo a las necesidades del método (revisionismo caracterizado por los movimientos de esa naturaleza — civil — que arrancan en la post guerra coincidiendo con el contexto de guerra fría (3)

Parece obvio que la caracterización de la democracia como forma de gobierno excluye la posibilidad de considerar la ideología (lo cual no implica animadversión alguna en el enfoque de sus diversas manifestaciones, aunque ello constituya y sugiera análisis aparte) porque como mecanismos de control político las ideologías no dejan de ser una manera de influir en las masas (el pueblo) para conducirlas en los términos que se pergeñan y alientan desde el gobierno (el poder)

Las ideologías son instrumentales en educar a sus seguidores en la ortodoxia (en general, aunque aquí el interés se centra en lo político) y pueden ser de influencia negativa cuando se apoderan de ellas demagogos, populistas e individuos sin escrúpulos que las usan para transitar de la dictadura al totalitarismo, algo que tiene también un significado genérico (4)

Nada hay de democracia en esos regímenes que se consolidan desconociendo toda norma democrática y utilizan la ideología como corsé del pensamiento (Paz, Octavio: Desventuras de la Democracia en América Latina, ensayo en compilación de autores varios) y bajo cualquier circunstancia (5)

Conclusión en torno a una apreciación personal: La democracia es una categoría conceptual que se origina y reproduce a sí misma en función de la estabilidad que le da su propia esencia; significa que la existencia de la norma constitucional que se respeta, determina procesos electorales (elecciones) normados en períodos de tiempo razonables y en medio de una competencia no excluyente de partidos políticos cuya definición — ideológica — no obsta en las dinámicas de compensación del poder y el apoyo de sus partidarios. En medio de esos procesos los argumentos ideológicos se descaracterizan a sí mismos y no suelen reproducirse si terminados los períodos electorales se cumplen las normas que, a su vez, los originan mientras los mecanismos de compensación del poder funcionen adecuadamente; juega en ello un papel crucial el respeto de la trilogía ejecutivo, legislativo y judicial porque es la clave de lo que suele denominarse — como en el caso norteamericano — “check and balance” (proceso de chequeo y balance)

Todo lo que tienda a socavar ese equilibrio representa argumentos espurios que nada tienen que ver con la democracia como tal. Hay ejemplos de lo anterior que han servido como pauta, y a la vez, soportan estos puntos de vista en países cuya estabilidad socio – política es conocida. También; empero, situaciones que demuestran lo contrario, de manera coincidente, a resultas de una definición y delimitación del poder a través de una marcada deriva hacia la ideología y como consecuencia de ambiciones personales en la mayoría de los casos.

Aunque no se trata aquí de historias en torno a ejemplos, veamos dos casos solo por citar evidencias — palmarias — que ejemplifican lo anterior: Costa Rica en Centroamérica ha sido un país capaz de mantener la democracia de forma funcional y sin alteraciones desde la aprobación de la constitución de 1949. Durante el tiempo transcurrido hasta la actualidad (76 años) se han alternado en el ejercicio del gobierno partidos de diferentes tendencias y respetado las normas en el marco de la imperatividad de la democracia.

Un caso que evidencia lo contrario es el de Venezuela; a partir del proceso electoral de 1998 que condujo a la victoria de Hugo Rafael Chávez Frías en medio de elecciones competitivas y democráticas. Sin embargo, la historia ulterior demuestra otros propósitos; un ex coronel del ejército, Chávez, que había sido convicto y condenado por ser conspirador y cabecilla de un intento de golpe de estado contra el presidente Carlos Andrés Pérez, y luego indultado por Rafael Caldera en 1994, ganó los comicios y llegó a la presidencia.

No hay ninguna parcialidad en decirlo; una vez que se hace con el poder el partido de la revolución bolivariana blasona del origen de su líder y se escuda en el argumento ideológico del Socialismo del siglo XXI para ir creando las bases de un régimen absolutamente antidemocrático que se crea una nueva constitución a la medida (algo peculiar en este tipo de movimientos liderados por autócratas) capaz de dar contenido pseudolegal al ejercicio del poder desde el gobierno.

Chávez muere en 2013 tras haberse reelegido un par de veces y antes de hacer mutis deja designado de dedo a un sucesor, Nicolás Maduro Moro, que hasta hoy ejerce como presidente después de haber sido derrotado por un candidato opositor en las elecciones de julio de 2024 — la querella en torno a la presentación de las actas de ese último proceso nunca ha sido zanjada en favor del gobernante, incapaz de presentar pruebas que avalen su supuesta victoria.

Es evidente que el abrazo de la ideología socialista – revolucionaria del PSUV en Venezuela no representa el triunfo de la democracia, como tampoco sucede en los regímenes rudo, chino, vietnamita, norcoreano, nicaragüense o cubano que agitando las banderas de la democracia socialista donde, y por añadidura se minimiza, se reduce o se elimina toda posibilidad de alternancia política basada en la confrontación de ideas; el liderazgo personal pasa a ser considerado como argumento en favor del ideal revolucionario, ya sea marxista – leninista, de socialismo duro y de eterna funcionalidad para beneficio de supuestos electores que, en medio de procesos amañados y envueltos, cuando menos, en retóricas populistas no designan gobiernos y se ven obligados a perpetuar a los que alguna vez llegaron al poder para atornillarse en él mediante mecanismos abiertamente de designación o, en el mejor de los casos, mediante procesos electorales espurios, fraudulentos y amañados en anticipo. No es casual que en todos estos casos se trate de justificar la victoria y prevalencia de la ideología sobre la democracia.

Aquí se trata de evitar cualquier especulación que tenga como origen un carácter utópico basado en la defensa de militancias específicas, simpatías emocionales, amén de su base histórica más o menos notable — o trascendente — a lo largo de diversos escenarios políticos, regionales o consenso colectivo universal (6)

No debe dejarse de mencionar en estas caracterizaciones ideológicas el Suche norcoreano que, por conocido, a través de su perfil totalitario, es una de las expresiones antidemocráticas más aberrantes de la ideología. El Suche identifica el control social y político con la figura del líder llevándolo al extremo de caracterizar su rol como la máxima expresión de la voluntad popular; aquí los tres poderes se reducen a una sola voluntad, la del líder, que es a su vez, el representante del pueblo y el único partido, cuya estructura se corresponde con una alternativa ideológica específica y única. El país; empero, se identifica como República Popular Democrática de Corea, ¿hace falta abundar en la contradicción que ello representa?

Huelga cualquier recurso que pueda caracterizar al Suche como una “interpretación de la democracia” Donde tal situación se evidencia puede costarle la vida al que disiente, inclusive, al que, desde una interpretación de los límites permisibles pueda ser considerado como “enemigo” y, aunque hablamos de un caso extremo, no es, ni mucho menos, único.

Se trata de un criterio que puede ser discutible (el del vínculo democracia – ideología) pero solo por estar sujeto a interpretaciones que son válidas en cada caso desde el punto de vista conceptual. No es la intención de aplicar a ello la cancelación de opiniones contrapuestas, por el contrario, si lo es, compartir una interpretación siempre dejando la puerta abierta a quien, desde la lógica, defienda lo contrario.

NOTAS

(1)  La Democracia como Ideología Política.

https://revistas.udea,edu.co

DF Chaverra PDF

(2)  Chaverra, ob. Cit. Abunda al respecto en torno a una sui generis visión sobre el tema: singularidad vs pluralidad de la democracia.

(3)  El concepto de socialdemocracia en su evolución secular desde los tiempos de la visión laseallana, pasando por el marxismo clásico, la visión revolucionaria de R. Luxemburgo, el revisionismo del grupo de Frankfurt y las variantes latinoamericanas del aprismo peruano, (Cuba tuvo su intento con el Autenticismo en el gobierno entre 1944 y 1952) u otras coaliciones más recientes como el Frente Amplio en Uruguay, han mostrado una evolución en dependencia de su capacidad funcional que acusa una dependencia vital con relación al desarrollo socio – económico en cada caso. A partir de ello, se entiende su éxito funcional en la (social)democracias europeas.

(4)  En la concepción de las ideologías como pauta definitoria en diversas manifestaciones de la universalidad del pensamiento no debe desconocerse la influencia religiosa. No es propósito aquí, solo obsérvese lo que ha venido sucediendo con esa secta llamada La Luz del Mundo y su líder, un buen ejemplo, creo, de lo que representa la imposición ideológica de un culto e independientemente de su caracterización, algo parecido ha sucedido con el Opus Dei en el ámbito del catolicismo o en el caso de Marcial Maciel el cura pederasta mexicano fundador de Los Legionarios de Cristo; constituyó, por su trascendencia otro ejemplo.

(5)  Paz Octavio. La Democracia en América Latina. En: Desventuras de la Democracia, editorial Joaquín Mortiz/ Planeta, México 1984 pags. 11 – 35

(6)  Pueden considerarse al respecto desde el socialismo utópico de Owen, Fourier, Saint Simon; hasta el anarquismo de Bakunin, el anarcosindicalismo o tendencias que se vinculan con una visión contemporánea que, sin llegar al desconocimiento del estado, minimizan su papel como en el caso de los libertarios.

  

 

 

 

No comments:

Post a Comment