Thursday, February 20, 2014

EL "LEGADO" DE CHÁVEZ Y MADURO, EL ALBACEA.


 


 
 

Manifestantes de la oposición bloquean la carretera principal de la ciudad durante una protesta contra el gobierno de Nicolás Maduro, en CaracasA menos de un año de la desaparición de Hugo Chávez, todos los que hablaron del “legado” del Comandante son testigos de lo que representa la herencia política de un gran dilapidador cuyo albacea no lo es menos, adicionándose en el caso del designado Maduro las limitaciones que le caracterizan, su falta de visión y la incapacidad para gobernar un país como Venezuela en tiempos donde el discurso empeñado en desconocer la realidad de los avances tecnológicos y lleno de argumentos trillados y falsos, ya no engaña a nadie. 

Tan terrible es la realidad de Venezuela en manos de su actual gobierno; que parece haber sugerido, aún a algunos de sus aliados del ALBA, mantener cierta distancia de su ejecutoria y ha sido sintomático que hayan  mantenido un cierto perfil de discreción a pesar de los graves acontecimientos que se están produciendo. Por supuesto que no hay renuncia a las pretensiones de quienes se han confabulado en aras del logro de objetivos a los que Chávez solía referirse en sus diatribas antimperialistas; sería una especie de suicidio político, pero lo que ciertamente no hay, es voluntad de adherirse al error cotidiano que pudiera meter a todos dentro del mismo saco. Aún en el caso de Ortega y Evo, los más dependientes, se hallan a la espera de lo que sucederá.

El supuesto “legado” de Chávez no ha sido otra cosa que lo que siempre fue desde que se apoderó del poder: un país en quiebra, con una moneda desvalorizada, altos índices de inflación, una elevada corrupción a todos los niveles y una situación sociopolítica –incluidos los altos índices de criminalidad- como argumentos incontrastables, que se hacen inocultables. Ya desde finales del pasado año hubo opiniones acertadas sobre lo que iba a suceder en los meses iniciales del actual 2014, quienes se refirieron a ello no se equivocaron y no era difícil entrever que un gobierno que autoriza el saqueo y lo convierte en bandera de un populismo desenfrenado, no puede sino esperar que el boomerang de la ineficacia, la incapacidad y la falta de recursos, le golpeé la testa tozudamente testaruda a sus representantes, y así está sucediendo.

Aunque nada de lo anterior significa que el gobierno actual va a desaparecer como por arte de magia y que estos señores y sus seguidores que se creen en posesión de una predestinación heredada del difunto caudillo darán su brazo a torcer fácilmente; el derrumbe que el mundo observa hoy del statu quo creado por él, son como un infarto que habrá de dejar una profunda cicatriz en el corazón del chavismo, ahora disminuido a una condición de inoperancia bajo el madurismo, que pierde asideros aceleradamente. Ni los que protestan son políticos de la cuarta república, ni viejos caciques de maculada trayectoria y techo de vidrio según se pretende aseverar, son jóvenes, estudiantes; algunos nacidos en los albores del chavismo, o con él en el poder y, quienes se les enfrentan, son partidarios de una ideología que los convierte en fanáticos más bien por ignorancia que por capacidad de juzgar acertadamente a quienes dicen defender; es a ellos a quienes se les viene el techo encima y esa es la razón de acudir a la toma de medidas que nunca fueron ajenas a sus convicciones aunque adquieran ahora, y al socaire de la actual situación, un radicalismo que su gobernante anuncia con impudicia en aras de seguir anclado a una demagogia imposible. La dilapidación de los recursos es absoluta, la incapacidad en el ejercicio de la gestión política y administrativa ha quedado evidenciada en la escasez de alimentos, la carestía de los pocos que se pueden conseguir y; el que tenga un mínimo de conocimiento y conciencia de lo que representan  los elevados precios que ha tenido el barril de petróleo en los últimos años, deberá llegar a la conclusión de que su país a caído en manos de un grupo que se roba con conciencia o no (ello depende del  nivel en que se encuentren los ladrones) la riqueza de la nación.

El otro grave argumento a tener en cuenta es el de la participación notable y abierta del gobierno cubano en lo que sucede al interior de Venezuela. Para que sea bien entendido; no pueden hablar de autodeterminación, soberanía y aupar la defensa de los intereses nacionales, quienes los irrespetan imitando un supuesto modelo en franca decadencia como el cubano; incapaz de ofrecer a su propio pueblo al cabo de 54 años otra cosa que “palma-cristi y tententiezo” y dejar que ese gobierno, especie de amalgama entre proxeneta y sanguijuela que ya lo ha sido antes de otros estados, aparezca contribuyendo al asesoramiento en diversos aspectos a quienes pretenden imponerse a los deseos de un grupo notable de su población. Si esto es lo que se trata de paliar y ocultar con consignas antimperialistas a destiempo y en una recurrencia que sugiere trasladar el centro de la polémica a una confrontación con los Estados Unidos; el horizonte político del chavismo-madurismo está indefectiblemente aspectado en medio de una bruma que presagia una gran tormenta.

Hagamos una especie de ejercicio hipotético. Si los Estados Unidos, uno de los principales consumidores del petróleo venezolano, dejara de adquirirlo; ¿qué harían los magnánimos hacedores del igualitarismo más caro que la historia ha conocido bajo el socialismo marxista? Alguien responderá con la ocurrencia de que ahí están los chinos, dejando de lado que los “camaradas pekineses” han subsistido con éxito, porque en lo económico fueron capaces de dejar a un lado las fantochadas de perogrullo del comunismo ortodoxo y, con un mercado que tiene como primer demandante a la potencia norteamericana, han aprendido que “bussines is bussines” y moneda de por medio todo está arreglado. ¿Estarán plenamente en conocimiento de estos argumentos Maduro y sus allegados, sin  dudas, no mucho más avezados que él?

Nadie sabe a ciencia cierta que orientaciones recibirá el albacea Maduro de sus asesores cubanos; ergo: Raúl Castro y su flamante grupo de administración de la desconflautada e inoperante economía cubana. Lo que puedo asegurar es que aquello de responder a “la violencia contrarrevolucionaria con más violencia revolucionaria y un mayor radicalismo” es algo a lo que nunca esta especie va a renunciar, como tampoco es de esperar que en ese contexto no le disparen a los manifestantes y los agredan físicamente para conseguir la posposición de su voluntad, ya lo han hecho. Los que no se sometan seguirán poniendo los muertos y los asesinos, en control de la información, seguirán fabulando la verdadera historia para adecuarla a sus intereses aún a pesar de la evidencia provista por los medios bajo la férula de la tecnología. Pregúntense, quienes tengan alguna duda, por qué Castro –el viejo- desbarraba contra la tecnología y llegó a considerarla un arma de los imperialistas en contra de su revolución y por qué, aún hoy, Cuba sigue siendo uno de los territorios con el más bajo índice de acceso a Internet y a las comunicaciones celulares. Con el más mínimo vestigio de apertura forzada por las circunstancias dentro de la Isla, el mundo se entera hoy de las palizas, la represión a los opositores y todo lo que no es nuevo en un régimen que ha tenido como costumbre y a bien para sus intereses, el eliminar, inclusive físicamente; a quienes han pensado o piensan diferente.

Creo que es bueno que los venezolanos que se oponen al régimen que los desgobierna no dejen de inspirarse en la elemental, pero paradigmática recomendación de Leopoldo López: “el que se cansa pierde”…o, agrego, se va al exilio para aprender a vivir en la melancolía de la patria ausente.

José A. Arias
Febrero, 2014.

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