Monday, October 8, 2012

EL ABOMINABLE HOMBRE DE LOS CERROS.



Es realmente difícil comprender la verdadera mentalidad de un sector mayoritario de la población que en Venezuela votó por el candidato de su predilección Hugo Chávez y le hizo ganar en las urnas y después de su tercera reelección, un nuevo mandato de seis años.
Nada, hasta donde alcanza mi experiencia, me hace recordar un caso similar y cuando me refiero a la experiencia; incluyo la de provenir de un territorio que políticamente ha sido feudo de una familia, creadora de un partido político, el único reconocido como oficial, y donde se alega que las elecciones son las “más democráticas, reales y gozan de verdadera fluidez y un carácter sumamente espontáneo y sin un ápice de malsana politiquería burguesa” Allí los resultados que regularmente se obtienen hablan de un 98 % (a veces más) de participación en las urnas y de apoyo popular al imperecedero candidato, que alguna vez alegó que su elección había tenido lugar el 1 de enero de 1959.
Es historia conocida, pero sugiero recordarla porque se trata a todas luces de un concepto muy peculiar de democracia; la democracia socialista y comunista, a la que sólo catalogándola de excluyente se le puede hacer verdadera justicia y en la que nadie cree incluidos quienes la padecen. Pero el caso de Venezuela no ha sido éste que refiero, y es eso lo que lo hace negativamente excepcional, aquí existe una especie de masoquismo político, al menos entre ese 54.9 % de electores que le dieron su voto al candidato Chávez bajo circunstancias que hubieran podido permitir que el número fuera más reducido y las cosas diferentes.
¿Cómo puede ser posible? Únicamente exorcizando todo lo que realmente tiene que ver y se relaciona con un proceso electoral verdaderamente democrático. Lo único que Chávez ha logrado con rotundo éxito en sus hasta ahora catorce años de gobierno ha sido el acto de crear condiciones para producir a perpetuidad su acto de estafa colectiva con relación a sus seguidores; primero envenenando la conciencia de ese supuesto y mayoritario sector de la población que le da el voto incondicionalmente y en segundo lugar, construyendo las bases de su poder a perpetuidad.
Pensemos en las palabras de la presidenta del Consejo Nacional Electoral al presentar los resultados y alegar que “en medio de un proceso verdaderamente democrático y de plena participación popular, los electores, con una participación de más del 80 % de los votantes inscritos eligieron a Hugo Chávez para un nuevo mandato de seis años” y, me pregunto: ¿qué se puede decir –con justicia- de los antecedentes de ese proceso clasificado por esta señora de “limpio y ejemplar”?
Un país convertido en feudo político del mandatario cuyo Partido controla el gobierno, su Asamblea Nacional, todas las magistraturas y al propio CNE, además de compulsar a la institución castrense a rendirle pleitesía (hace ya casi un año en mi trabajo “El Cáncer en Campaña Política” escribí sobre esta anormalidad que le viene costando cara a la nación venezolana) y donde no solo desde la primera magistratura se denigra a un contrincante que ahora sabemos cuenta con el respaldo de un 45 % de la población, pero donde se le pone en ridículo, se pisotea su dignidad, se desdice de sus orígenes y se la estigmatiza a él y a sus seguidores con el despectivo epíteto de “majunches”
¿Es democrática una elección donde el candidato oficial cuenta con recursos ilimitados para llevar a cabo su campaña?, dónde la correlación de fuerzas determina qué puede o no decir a sus seguidores el candidato de la oposición, dónde y cuándo; siempre sujeto a una estricta vigilancia oficial, se puede presentar ante los medios de comunicación y, en aras de la defensa de los “intereses nacionales” se limita sin ambages su campaña. Podrá alegarse cualquier argumento en contra de lo que digo; pero, en cambio, la “democracia chavista” es un desconocido y tendencioso engendro que, según me parece, nada tiene que ver con la verdadera esencia del concepto.
Parece poco creíble que puedan haber personas incapaces de aislarse de criterios tan elementales como los de imparcialidad y justicia y votar por un candidato a perpetuidad y en cuyo caso no es difícil predecir cual será su actitud en breve plazo. Limitación de la libertad de expresión, elevado índice de inflación, despilfarro de más de 100,000 millones de dólares acopiados durante una época de verdadera bonanza petrolera, establecimiento de relaciones y vínculos internacionales con países de dudosa reputación y con sus gobernantes atizando la bandera del antiyanquismo, llamando “escuálidos y pitiyanquis” a quienes no comparten su proyecto y exhibiendo un índice de criminalidad manifiesto en cifras que sitúan al país entre los de más elevada tasa en ese nada envidiable rubro.
La demagogia, el populismo y sobre todo la falta de claridad entre sus seguidores acerca de los verdaderos objetivos que se esconden detrás de las llamadas “misiones”; hechos que el gobierno presenta como logros sociales y que suenan como canto de sirenas al oído de sus seguidores, han servido para minimizar los efectos de la acción de un gobierno en que la corrupción, el compadrazgo, el chantaje y las prebendas han estado y seguirán estando a la orden del día.
He escuchado con interés, pero sobre todo con mucha paciencia, los argumentos brindados por todos el día después y la única conclusión a la que puedo llegar, con el respeto de quienes no compartan mi criterio; es que en nuestras dañadas e irregulares estructuras políticas latinoamericanas este oscuro personaje, golpista en su momento, mitómano compulsivo y conmilitón de las peores causas, logró hacerse con el poder utilizando las urnas, pero jamás habrá de abandonarlo por esa misma vía. Desde un reino en ruinas, en medio de un oscuro lugar como el que casi siempre rodea a los moribundos, su maestro en La Habana lo ha expresado clara y contundentemente: “…el poder es algo demasiado importante para ponerlo en juego mediante unas elecciones”
José A. Arias.
            

3 comments:

  1. Pepe, tus posts, como siempre, son verdaderos estímulos para el debate.Te cuento que era de los escéptico ante la probable victoria de Capriles, pero ya eso no vale. Este candidato lo considere un buen tipo, con convicciones democráticas y muy conciliador. Eso también lo sabia Chavez y la Cosa Nostra de La Habana, de ahí el azuzamiento perverso de que la posible victoria del Flaco traeria un derramamiento de sangre y una guerra civil y todas esas historias que tu sabes de que cerebro malvado nacen. Por que en definitiva lo que se se estaba preparando si la coalición opositora triunfaba limpiamente era eso, pero por parte de la alianza Chavez/Castro.
    Hay otra cosa que me parece importante y es el clientelismo político creado por Chavez en todos estos anos. En los barrios pobres y en la gran masa marginada durante muchos anos el Comandante es un semidiós, un verdadero senor feudal, respetado por sus siervo que reciben a cambio las atenciones pertinentes. El boom petrolero ha sido su principal ca de triunfo...
    Sospecho también que ha habido cierto fraude tecnológico y que la sofisticada tecnología empleada para la recogida y conteo de los votos ha sido manoseada por los informáticos de La Habana, quizás el cable de Venezuela a Cuba tenga que ver con eso.
    El discurso de reconocimiento de la derrota por parte de Capriles mi entender fue magistral y si los imbéciles de acá y de allá dejan de habar mierda con el tiempo este flaco se mete en el bolsillo a mas gente. Ojala sus seguidores lo apoyen en su estrategia y no se dejen llevar por las baja pasiones que provoca el Dictador rojito.
    Pepe, quiero que le eches un vistazo a un post de Eliecer Avila, si es que no lo has hecho todavia, hay esperanza en nuestros jovenes Pepe.....Un abrazo
    http://www.diariodecuba.com/cuba/13389-desde-cuba-un-candidato-unico

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  2. Pepe, el anterior comentario es mio, perdona las faltas, Mario Morales

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