Sunday, April 21, 2024

EL MITO DEL LÍDER: EN EVITACION DE CONFUSIONES A FUTURO

 


Hace mucho que lo pienso aunque es difícil expresarlo en unos pocos párrafos y complacer la impaciencia de los que rehúyen invertir minutos de su tiempo en evaluar e interpretar evidencias. Insisto y es lo que creo: entre el propósito y la ulterior realidad de la revolución cubana siempre hubo un distanciamiento culposo y absoluto personificado en la figura del líder.

El propósito en particular tuvo, como en muchos casos de procesos similares, raíces afincadas en necesidades inmediatas conculcadas a nivel colectivo por un régimen dictatorial precedente; así, las reivindicaciones que se proyectaban originalmente a partir de un reclamo de justicia no solo eran aparentes, la nociva influencia de un gobierno dictatorial, de facto, las justificaba desde la necesidad de una perspectiva plural y en el marco de sus circunstancias temporales.

Debe entenderse que los procesos revolucionarios, primero en la isla – colonia, luego en la isla – república, siempre fueron mediatizados por la influencia de factores diversos y ajenos que más que orientar los destinos insulares por derroteros idóneos ― algo que bien pudo ser posible ― se frsutraron ante la radicalización de ciertos liderazgos y su atomización, circunstancia incompatible con la estructuración de la democracia como forma de gobierno (algunos simplifican los hechos aludiendo al caudillismo como un vicio ancestral y, aunque en parte lleven razón, ello solo es un argumento entre otros)

Generalmente los procesos revolucionarios en la modernidad ― donde no es excepción el caso que nos ocupa ― se representan por intermedio de la subversión de un ambiente político – social enrarecido por el predominio de un voluntarismo personal hegemónico (dictaduras de derecha) o la ruptura mediante cancelación de un régimen monárquico, o producto de la pertenencia a un sistema colonial, o la presencia de un dictador que se hace con el control del poder, casi siempre, mediante el recurso de violentar la institucionalidad, aunque pueda ser necesaria cualquier transformación. Otros procesos se originan como consecuencia de la supuesta ― o real ― necesidad de un reordenamiento político que a la larga no justifica la deriva dictatorial de sus representantes (algunas de las dictaduras de izquierda) (1)

Es probable que a partir de la confusión que se crea a nivel popular dada la urgencia de la necesidad de cambios políticos, la demagogia proyectada por la persona del líder encuentre un nicho desde el cual se justifiquen los desmanes, se desconozca el criterio colectivo y se ignore como recurso una forma colegiada en la definición de las variables políticas a considerar. Entonces aparecen manifiestas las debilidades psicológicas en la personalidad del líder: el voluntarismo, el personalismo y se impone el criterio individual que suele ser irracional porque está sujeto al limitado umbral de una sola visión; no importa cuan reconocida ni brillantemente expuesta pueda ser considerada. Signada por el individualismo y aferrada a la unívoca propensión de sus particulares propósitos la imagen del líder se galvaniza y se convierte al proyectarse, potenciada, en idea infalible, concomitante de lo que debería ser su antónimo.

Fue eso lo que sucedió en Enero de 1959 en Cuba; un mito que venía gestándose con apenas un poco más de un lustro de anterioridad ― 1953 ― (2) encajó en circunstancias que se precipitaron, más que como consecuencia de una derrota, producto de la decisión de un individuo que, si bien enfrentado a una situación de desgaste en que había empeñado los escasos recursos de apoyo con que contaba, abandonó la partida antes de que el jaqueo a que estaba sometido, no solo por la acción de la guerrilla, se convirtiera en mate. Era, en añadidura, víctima del infalible desgaste del poder mediante su uso y abuso durante un largo período anterior.

En consecuencia, la realidad se impuso y trascendió al propósito; fue una necesidad del líder ― no del liderazgo, porque nunca existió como tal ― imponer su criterio como ya venía haciéndolo en función de “jefe”, comandante de una guerrilla en que sus acólitos nunca fueron otra cosa que sus subordinados desde los tiempos del enfrentamiento al ejército nacional en las serranías orientales de donde procedía y cuyo medio le era familiar en el más estricto sentido de la palabra.

Baste recordar que solo cinco meses después del triunfo, el 17 de mayo, se firmó en La Plata la primera ley de reforma agraria que no fue otra cosa que la redactada y propuesta como Ley 3 de la Sierra Maestra con ciertos empastes y añadidos jurídicos agregados y sin que el ministro de agricultura, posteriormente fusilado, comandante Humberto Sorí Marín, conociera el contenido de su articulado final antes de su promulgación; por cierto, muy criticada por ciertos elementos del PSP, incluido su secretario general Blas Roca, enfrentado por entonces a los titulares acusatorios de Revolución. El periódico, frente a los críticos titulares de Hoy, órgano oficial del PSP

Desde su residencia en Cojímar donde se originó la demanda de su aprobación definitiva, la primera ley de reforma agraria fue un acto de voluntarismo del líder, sin revisión ni sujeción a propuesta de ninguna índole para alterar su formato; o resultaba aprobada según sus presupuestos, o no lo sería (3) y, de ahí en sucesión, nada escapó al poder de su voluntad omnímoda. Uno a uno, fueron cayendo los tradicionales bastiones de resistencia cívica llegándose a una temprana coincidencia en la aplicación concreta de promesas que nunca se materializaron; la Constitución de 1940 no se reivindicó y los estatutos que el régimen anterior utilizó para gobernar sin ella fueron sustituidos por la promulgación de leyes revolucionarias que en la práctica se aplicaron mediante decretos. Es curioso observar que en tal sentido la evolución ha sido mínima y en la mayoría de los casos vinculada a la necesidad de perpetuar la voluntad unipersonal del líder y en la que tales prácticas tuvieron su origen. Ya para tiempos de la segunda ley de reforma agraria (1963), se nombró a Carlos Rafael Rodríguez de reconocida militancia comunista al frente del INRA y a conveniencia manifiesta del líder “…hay muchos comunistas honestos y sinceros cuya participación debe ser tenida en cuenta…” (4)

Entre 1959 y 1976 se entronizó otro régimen dictatorial caracterizado de izquierda  y amparado bajo el engañoso proyecto populista; el líder, teniendo como ariete el carismático efecto de su discurso  y una inusual energía para no desperdiciar oportunidad alguna de proyectarse mediante el uso ― y, sin duda, abuso ― de la palabra; acusó, impugnó, condenó, demonizó y eliminó cualquier potencial oposición, inclusive, dentro de los límites del socialismo abierta y definitivamente vinculado a las principales figuras del antiguo PSP (5) Colofón del proceso de depuración y su vínculo, vino a ser la anunciada creación del Partido Comunista y el anuncio de su comité central por el líder, actuando como juez y parte y a condición de perpetuidad.

No es propósito medular aquí, hacer historia que con más o menos detalle muchos conocen, si no, llamar la atención a cerca de que el período en cuestión le sirvió al líder para afianzar su poder personal caracterizándolo mediante una relación de equivalencia en la práctica con todos los perfiles del representante de una dictadura; eliminación física de opositores mediante la reactivación de la pena de muerte, encarcelamiento por razones políticas para quienes asumieran públicamente discrepancias con sus propuestas, propósitos y determinaciones, nepotismo evidente (las razones son obvias), control absoluto y censura de los medios de comunicación, procesos electorales espurios en esencia y amañados en sus resultados, cancelación de la separación de poderes e instauración de un gobierno de facto que por su origen debe ser catalogado como una dictadura militar, sesgo reforzado y mantenido hasta hoy.

Frente a esta cápsula definitoria y definitiva, hay poco que agregar:

Un dictador es un individuo que forma un gobierno donde toma decisiones sin limitaciones constitucionales definitivas. El dictador tiene poder absoluto. No se les responsabiliza de sus acciones y son libres de hacer lo que quieran, incluso, limitando la libertad y el derecho de los ciudadanos” (6)

Consecuentemente sobreviene un proceso de “institucionalización” (1976 – 2002) que en la práctica no fue otra cosa que el tránsito de la dictadura a la estructuración de un régimen tiránico basado en la radicalización del proceso y cimentado en el ejercicio del totalitarismo orgánico y piramidal, verticalmente estructurado mediante el unipartidismo.

El período en cuestión sirvió de marco a la precipitada intromisión de lo que hasta entonces era un notable precedente; la acción imperialista de la URSS al fomentar y consolidar su base de avanzada en el hemisferio occidental y una suerte de privilegiada acción estratégica de la expansión del “outer ring”, con especial significado en la geometría de la geopolítica y la búsqueda del equilibrio en la correlación internacional de las fuerzas que se disputaban la hegemonía en medio de la guerra fría.

La dictadura, en franco proceso de fortalecimiento y mediante su transformación en tiranía, no tuvo escrúpulos en ofrecerse como medio para la materialización de los propósitos del imperialismo soviético asumiendo y exhibiendo una total abyección al estalinismo que estuvo vigente y de cuerpo presente hasta la muerte del dictador georgiano en 1953 y, estructuralmente, en sucesivos gobiernos que después de Khrushchev llevaron al poder a Breznhniev, Andropov y a Chernenko hasta su muerte en 1985

Todo fue una copia adaptada a las condiciones del socialismo tropical y duro del reducto insular caribeño; en lo económico, la planificación a priori, base de la estructuración de la supuesta institucionalidad política y en lo militar, la reedición de los niveles de ordeno y mando de las castrenses y primitivas entidades a un nuevo formato al estilo Pacto de Varsovia, que obsoletas, aún caracterizaban los tiempos del ejército rebelde. Absolutamente nada escapó a la influencia del sovietismo que sirvió personalmente al líder para reforzar y proyectar su poder, solo que al precio de asumir el rol de adoptar, sin abandonar su tradicional e insana terquedad e indiscutida posición de liderazgo personal al interior, el papel de procónsul del sovietismo en occidente e incondicional defensor de la ideología marxista – leninista entre los países del que, aún, se definía como tercer mundo.

Mediante la elección del líder al frente de los No Alineados en la conferencia celebrada en La Habana en septiembre de 1979 y junto a la participación en el CAME desde 1972 la tiranía se afianzó mediante la galvanización económica que le proveyeron las ventajas conseguidas con relación a la URSS y el bloque euro oriental de los países bajo la férula soviética tras la terminación de la guerra mundial en 1945.

En el período cronológico descrito se puso una vez más de manifiesto el voluntarismo del líder que, al contar con significativos recursos, se desempeño como el gran hacedor en función de sus caprichos personales surgidos de su imaginación e inabordables más allá de su indiscutido criterio, todos, devenidos a la larga en graves errores conceptuales que fueron debilitando las potencialidades reales que pudieron materializarse en beneficio de la población y del país. Lo que pudo ser visto como logros positivos en materia de políticas sociales, poco a poco se fue transformando en la descapitalización y la carencia de recursos al coincidir con las descabelladas ideas y propuestas que respondían al inevitable personalismo del líder. No hay mucho que agregar ante la precipitada debacle ocasionada por la desaparición del bloque soviético a partir de 1989 y de la propia URSS en 1992

¿A dónde condujeron al país las desacertadas decisiones asumidas a contrapelo? La respuesta adoptó una rara y controversial denominación: “período especial en tiempos de paz”, aunque para la población fuera la evidencia acumulada de todo lo mal hecho y de los horrendos resultados del voluntarismo. De nueva cuenta aparecieron como consignas de resistencia ― supuestamente ― popular y revolucionaria una serie de sofismas que pretendieron eludir las causas reales de la crisis : se desempolvaron, reactivándolos, los argumentos relacionados con “el bloqueo” del que el propio líder se había proclamado vencedor en pleno apogeo de lo que el acuñó bajo la frase, bastante costosa para los proveedores, (7) de “ayuda solidaria y desinteresada de la URSS y los países del campo socialista” (sic)

A pesar de que el inicio de la década de los 90´s marcó el inicio de la crisis estructural y multiorgánica que identifica al régimen hasta hoy, tuvo un hiato con la llegada al poder de Hugo Chávez en Venezuela; con absoluta predisposición a capitalizar mediante una solidaridad basada en la experiencia de explotar a conveniencia el parasitismo como recurso a nivel de sobrevivencia se consiguió acceder a una precaria y limitada capacidad  de equilibrio a condición del desgaste paulatino de los pocos recursos contables. Comenzó entonces un proceso de autodestrucción de la entelequia revolucionaria tipificado por una crisis no superable en el contexto de las actuales condiciones; ¿cómo negarlo cuando los hechos demuestran lo contrario?

En conclusión, una de las columnas estructurales de la demagogia, el antiyanquismo, encontró una plataforma proyectiva en el ejercicio de una actitud de sometimiento, aún más evidente y comprometedora que cualquier alusión a previas dependencias de lo foráneo en tiempos de la isla – república.

Versiones fundadas en el amañado quehacer de nuevos amanuenses (re)escribiendo a ultranza la Historia nacional, solo han conseguido que lo único real, tangible y visiblemente manifiesto sea la incontrastable realidad de que la dependencia de un régimen basado en la planificación de la economía desde arriba ― centro del poder absoluto ― va de la mano de la prevalencia del totalitarismo político conducente a la perpetuidad del socialismo duro como única alternativa y con todas las consecuencias que de ello se derivan.

Hasta donde se aprecia en los escasos remanentes dispersos del sistema sobre la geografía planetaria no es posible demostrar lo contrario. La última constitución aprobada en 2019 pone en recuadro nuevamente el papel del PCC como organismo rector del estado, la nación y la sociedad…lo que por decisión personal del líder fue reiterado en 2002 en las reformas a la constitución de 1976 atribuyéndole, no solo el papel directivo a perpetuidad, si no también acreditándole infalibilidad.

De hecho, hay lógica en la continuidad del desastre porque, ni se puede hablar de progreso, ni resistencia creativa, ni seguridad alimentaria, ni victorias pírricas 2015 que ni a instancias de tal carácter se manifiestan, Todas las medidas emanadas a partir de la gestión burocrática de tecnócratas y dirigentes políticos incondicionales no se cumplen porque no existe voluntad de cambio que ponga en perspectiva la posibilidad real de solucionar los problemas.

El discurso se hace denso y resulta motivo de incredulidad entre la población victimizada por el efecto de situaciones materiales atenazantes e inmediatas; no es posible articular uno creíble en medio de carencias elementales atribuyéndole como única causa la incidencia de elementos foráneos que cada vez más se contradicen con las insólitas y descabelladas versiones oficiales.

Julio de 2021 fue un parteaguas en la urdimbre de mentiras y despropósitos que se conjugan entre promesas a futuro reiteradamente incumplidas, porque hizo visible la participación popular en la respuesta y obligó a definiciones que develaron los verdaderos propósitos del régimen, negado a reconocer sus fallos tanto como a asumir sus responsabilidades más elementales como gobierno, mostrando a la vez una supina incapacidad y tratando de desplazar las verdaderas causas del deterioro a la tradicional querella , siempre a la mano, con EE.UU., comodín de un viejo conflicto de aproximación – evitación que, ni con mucho, desplaza en importancia al verdadero existente entre población y (des)gobierno que solo se sostiene mediante el empleo de la fuerza ejercida por los órganos reppresivos y se decanta mediante una respuesta por intermedio de la fuga masiva de los que han perdido la esperanza.

No es posible decir cómo, ni cuando se producirán cambios, ni en que sentido habrán de orientarse, pero se ha roto la inercia y la reiteración de la protesta es la prueba. Hoy, la falta de identidad entre propósitos y realidades que alguna vez signo definitivamente el proceso, se ha tornado en reconocimiento y denuncia de los únicos y verdaderos culpables y eso es importante porque esencialmente apunta hacia una interpretación colectiva de cuan erróneo significado entraña el hecho de priorizar voluntades humanas para desconocer el papel trascendental de las ideas.

NOTAS.

(1). Después del auge del Socialismo del Siglo XXI y el vínculo directo de Hugo Chávez con Heinz Dieterich, varios políticos y sus representantes de partidos de izquierda se vincularon a la teoría en Latinoamérica y sus líderes llegaron al poder mediante elecciones democráticas. Luego, el llamado Socialismo del XXI fue adquiriendo características diversas según los países y la actitud tomada por sus representantes declarados en favor de la variante propuesta por Dieterich, que ciertamente terminó rompiendo con el propio Chávez. El caso Venezuela es típico de la deriva hacia el ejercicio del poder dictatorial.

(2). Fue después del frustrado ataque al Cuartel Moncada en Santiago de Cuba el 26 de Julio de 1953 que la figura de Fidel Castro adquirió proyección nacional. Hasta ese entonces era un personaje activo en el ambiente universitario de la principal casa de estudios de la capital del país donde se graduó de abogado en 1950. Mas tarde fundó el movimiento 26 de julio y organizó del yate Granma que lo llevó de México a la isla junto a otros expedicionarios, encabezando la guerra de guerrillas para sacar del poder a Fulgencio Batista.

(3). Thomas, Hugh.- CUBA: LA LUCHA POR LA LIBERTAD. Capítulo 92: Reforma Agraria: política y crisis, pp. 961 – 976 Vintage español. Random House, NY 2013 Traducción Nery Daurella.

(4). En varias de sus frecuentes comparecencias en televisión nacional, tras la eliminación de las ORI (Organizaciones Revolucionarias Integradas), de corta vida ― poco más de un año ― y la fundación del PURSC (Partido Unido de la Revolución Socialista de Cuba 2015 ― Marzo de 1962) Fidel Castro comenzó a proyectarse pública y frecuentemente en favor de los líderes del PSP más conocidos. La designación de C.R.Rodríguez al frente del INRA en 1963 fue evidencia de ello; la cita es de una comparecencia en octubre de 1963.

(5). Para una historia más completa de como las relaciones entre el 26 de julio y el PSP (Partido Socialista Popular) se intensificaron en los primeros años, ver: Monahan, James y Keneth O. Gilmore: COMO EL KREMLIN SE APODERÓ DE CUBA, Editorial Diana S.A., México D.F. 1963

(6). Imaginario Andrea, 10 Características de la Dictadura. Texto en sitio de INTERNET (www.significados.com)

(7). Fogel, Jean Francois y Bertrand Rosenthal. FIN DE SIGLO EN LA HABANA (Los secretos del derrumbe de Fidel Castro) T.M. Editores, 1994, Bogotá Colombia. Tercera y cuarta partes, pp 336 - 611

Friday, April 3, 2020

EL RESULTADO DE UN BUEN DEBATE



A manera de introducción al tema:

Lo que sigue forma parte de un intercambio sostenido con un amigo a raiz de su manifiesto apoyo al criterio de establecer diferencias entre los "internacionalistas" cubanos (médicos y especialistas del ramo, en las actuales circunstancias de la pandemia que afecta al Planeta)  enviados a desempeñar funciones a diferentes paises, sus propósitos y perspectivas en lo personal y lo que como "gobierno" el estado cubano pretende conseguir con la decisión que suele tomar en estos casos.

Ciertamente hablamos de un tema que ha prevalecido entre expertos y neófitos durante mucho tiempo y, solo acudiendo a una combinación elemental de factores vinculados al elemental raciocinio, pueden encontrarse respuestas: honestidad (para aceptar de buen grado los errores cometidos) y conocimiento de las circunstancias en que se han producido los hechos (algo más difícil porque, precisamente, el tiempo transcurrido ha ido debilitando el efecto de la memoria histórica)

En acuerdo contigo acerca de que el problema sugiere un análisis más extenso aunque no necesariamente profundo ― me atrevo a decirlo, por ser más conocido ―; son dos los principales argumentos (asideros) que tendría en cuenta para referirme al tema sin excederme en lo que tanto tú, como yo, conocemos bien (la historia, minúscula, en el contexto de la propia Historia): a) la concomitante falta de visión manifiesta en abordar el problema cubano siempre desde el antagonismo ubicado en las antípodas, b) la idea de equiparar educación y adoctrinamiento (1) que siempre ha estado, y está, presente como parte del esquema de dominio a nivel de “masas” (2)  a lo largo de todo el tiempo que nos trae al presente.

Como bien sabes la pasión deja ciega a la razón, pero a su vez es parte del comportamiento humano con el añadido que los componentes culturales y de origen proveen a las circunstancias; eso que llamamos idiosincrasia. No somos anglos o teutones y la nuestra, si tuviera cabida la clasificación psicológica del carácter, sería sin dudas colérica, folklórica y benevolentemente, afro – caribeña. Según un guerrero (Gómez), “cuando llegamos, nos pasamos” y según un filósofo (Mañach); la aféresis de nuestra etnia incluye el choteo como componente; para rematar, esa ineludible caracterización hecha por Cabrera Infante: (…) no es nada fuera de lo común que los cubanos sufran de delirio de persecución, venimos de una Isla, donde la persecución es un delirio.

Hasta aquí basta para fijar límites macro - establecidos y evitar que la disquisición sea extensa e innecesariamente pormenorizada. Tales elementos circunstanciales abrieron la puerta al infausto ― e inmerecido ― destino de la nación cubana a partir de 1959, dejando su huella en cada uno de los afanes y acometimientos de tirios y troyanos. La, hasta ahora, insuperable incapacidad de comprendernos para superar nuestras limitaciones es resultado de aupar el discurso de barricada, caudillista, populista y la falta de visión para poder descubrir a tiempo el hálito fascistoide que ese discurso alentó intrínsicamente desde siempre (3)

En mi opinión, Cuba no necesitaba una revolución para retomar el camino de la democracia en el momento en que se produjo la segunda intentona desarrollada a partir del triunfo de Castro en el 59, y aunque tal planteamiento pueda ser discutible, me baso en dos aspectos: a) la falta de conciencia política del cubano fue abusada por las intenciones de un “líder” que si bien poseía un gran carisma (4) no era, ni con mucho, un individuo conocido fuera de determinado ambiente universitario (no el más puro y auténtico, por cierto) y solo en círculos de agitadores profesionales cuya plataforma de actuación también fue, en su momento, discutible. Es bueno recordar aquí que todo lo que se ha escrito desde la perspectiva del poder en Cuba después de 1959, ha tenido como objetivo reelaborar la historia en virtud de crear una nueva percepción sobre la realidad de los hechos, “líder” incluido. Por cierto, no son pocos que, ocupados en el empeño, han carecido de brillo intelectual concomitante a pesar de su integrismo oportunista y, en la actual fase de “desmerengamiento”, esas ausencias se hacen cada vez más notables en lo que se ha venido observando una vulgarización conceptual coincidente.

Eso último que apunto no es otra cosa que el resultado de una evolución dialéctica que en el concepto del minimalismo castrista adquiere un carácter contradictorio y se convierte en involución, su contrario, en contraposición a los más puros y ortodoxos paradigmas del marxismo ― sobre todo en lo económico ― y del socialismo científico, de él ― y solo de él ― entendido como meta y destino de la sociedad (comunismo)

Como librepensador que soy, estaré siempre bajo la mira de quienes les atribuyen a las ideologías una importancia medular, lo cual se presta para aupar la confusión entre “las masas” haciéndoles creer que entre democracia e ideología existe identidad, siendo esto absolutamente falso. Cada vez que toco el tema recuerdo una sencilla caracterización de O. Paz en que define la ideología como un “corsé a la libertad de pensamiento” (5) en lo que la democracia, como instancia e institución, es integrativamente representativa en cuanto política y voluntariamente aceptada como manifestación del carácter de una sociedad. Lo fue la democracia ateniense en su original manifestación bajo Pericles, hasta que fue sometida a la dictadura de Solón, primer tirano de Atenas tras la victoria del militarismo espartano ¿hay aquí casualidad o causalidad?, por demás, reiterada a lo largo de la Historia.

De manera que remontarnos a los orígenes más lejanos nos abre la posibilidad de entender el tamaño y la negativa influencia de las limitaciones interpretativas que hemos venido padeciendo: fascismo, nazismo, falangismo, marxismo – leninismo (estalinismo) y maoísmo, son ejemplos de ideologías que, aunque con diferente origen, poseen más factores integrativos de identificación que diferencias y por ello, conducen a la misma encrucijada bien descrita bajo una categoría más incluyente: el totalitarismo (6)

Todo lo anterior estuvo y ha estado presente en el proceso de origen, desarrollo y desenvolvimiento de la revolución castrista, antes, pero sobre todo a partir de la toma del poder en 1959. Valdría la pena intentar a este punto, al menos, una mención de la relación entre comunistas y revolucionarios en el proceso de marras; porque lo que se le ha vendido a la opinión pública (incluida la internacional, no versada, que es absolutamente mayoritaria) es que siempre existió una comunidad de pensamiento entre los preceptos ideológicos (marxistas y leninistas) y los diferentes grupos de revolucionarios que llegaron al poder por la vía insurreccional en 1959. Nada más lejos de la verdad porque el conocimiento teórico del grupo revolucionario era muy limitado, aún en el caso de quienes dentro de ese grupo y formando parte activa del mismo, solo tenían algunos rudimentos fundados en lecturas sectarias y parcializadas. Los más avisados en tal sentido, viejos socialistas y comunistas de formación, estuvieron a distancia de los “revolucionarios” de oficio inclusive y en muchos casos, hasta después del triunfo en que las condiciones empezaron a cambiar y el cuasi tácito pacto entre Castro y los viejos comunistas insulares comenzó a cuajar bajo el efecto de los primeros regodeos entre la URSS y Cuba y sintomáticamente, como mismo habían hecho con Batista en 1940, los comunistas comenzaron a tener un papel importante en la definición ideológica de la revolución castrista (7)

MI JUSTIFICACIÓN AL HABLAR DE LO ANTERIOR EN EL CONTEXTO DEL TEMA QUE NOS OCUPA.

Ante todo, está dada porque sin poder abordar, solo mínimamente, los antecedentes expuestos; es imposible entender la extensión del efecto ideológico en la actualidad que es, más que nada, la evidencia de la relación causa – efecto. Digamos que, pensando en lo negativo del efecto en función de las causas originales, es donde se verifica el problema de la interpretación que se hace sobre la idea subyacente en el asunto del internacionalismo (proletario), entendido como gesto de “solidaridad” y “acto de humanidad”

Personalmente no creo que en la medida del alcance de la interpretación personal de Fidel Castro haya existido la necesidad de la solidaridad y de la humanidad misma; psicológicamente, ningún sujeto afectado por la presencia de rasgos tan negativos de su personalidad como el egocentrismo, la megalomanía, la autosuficiencia, la homofobia (misoginia) como él (sin diferencias en tal sentido con respecto, por ejemplo a Donald Trump) puede reconvertir tales afectaciones circunstancialmente más allá de una pretensión personal definida en el plano de sus intereses inmediatos. Eso fue, y es lo que se pretende hacer prevalecer, a través de la idea de la “continuidad”, en la actualidad y, en cualquier caso.

En mi análisis de la situación que nos ocupa, mis consideraciones no son solo históricas y/o políticas por una razón muy elemental: la formación de todos esos profesionales no ha tenido lugar en condiciones de prevalencia de la libertad democrática (elección personal en primera instancia) y si del adoctrinamiento ideológico ¿Acaso quienes nos “formamos” en Cuba bajo la prevalencia de esas circunstancias sabemos muy bien de que se trata? Llegar a comprender, como en nuestro caso particular, lo erróneo de la imposición ideológica en el plano de la formación científica y cultural nos ha hecho pagar un precio demasiado caro: el de la desvinculación forzosa con respecto a nuestro origen y las secuelas a resulta de ello.

No discuto la calidad, el nivel científico o técnico que, aún a pesar de las dificultades materiales producto de inapropiadas e insuperadas situaciones, poseen los profesionales cubanos. Pero lo que si puedo asegurarte que ninguno de esos médicos ha conocido, como parte de su formación, sobre todo, cultural y general, la influencia de la libertad de cátedra; no es algo que los que lo sabemos criticamos por insensato, lo dicen ellos mismos, los que tienen a su cargo el control de las principales instituciones educacionales a nivel superior: (…) no puede ser capacidad manifiesta, ni bagaje, ni contexto de un profesor universitario en Cuba (la libre cátedra), e implícitamente descaracterizada por quien no comparta las ideas de Fidel y nuestra Revolución (…) De tal suerte, e ahí por qué ante cualquier otro presupuesto, un cuadro con la imagen de F.Castro debe sustentar el indigno propósito demagógico que empaña cualquier virtud de un potencial gesto humano y solidario. Es como tocar a degüello sobre la aporreada sensibilidad de propios y extraños. Un acto de hipocresía, donde personas son manejadas por intereses que, a fuerza, se hacen prevalecer sobre los sentimientos personales. Si de alguna manera pudiera estar de acuerdo, sería tras escuchar a esos médicos manifestar su pensamiento sin afeites, encubrimientos o justificaciones baladíes; algo que muchos han hecho, solo un día después de desertar.

Pensarás que exijo demasiado, pero lo cierto es que no hay correspondencia entre lo que se manifiesta y lo que se pretende; es lo mismo que sucede con artistas, deportistas, intelectuales. Ejemplos sobran; el asunto está en que no todos están dispuestos a asumir las consecuencias y otros son, verdaderamente, portadores de un ADN demasiado rojo. Hay quien se muere de viejo y termina por matarlo alguna enfermedad de la que nunca tuvo conciencia o percibió los síntomas, otros hacen de la doble moral un standard (conozco a varios en tal caso) y los menos, optamos por marcharnos o aceptar el ostracismo como parte del duro sacrificio del insilio (al interior)

¿De qué vale entonces, la humanidad, la capacidad de raciocinio y de discernimiento? Si la manipulación se impone para garantizar la expansión de la ideología contra los derechos individuales ― y humanos ― el resultado final, buenas intenciones incluidas, se cancela, queda invalidado; se trata de una manifestación de la usura que no solo cobra sus réditos en metálico (lo que también hace, y por cierto, de una forma leonina) sino a cualquier plazo posible y mediante el establecimiento de su dominio de “las masas” a través de una discursiva escudada en la parafernalia ideológica.

ASPECTOS INMEDIATOS QUE SUGIEREN ALGUNA CONSIDERACIÓN

Deseo recordarte la importancia de poner en relieve algo de lo que te comenté sobre otros profesionales de la salud que se han establecido en diferentes países y que ante una situación de urgencia como la actual han solicitado se les permita poner en práctica su voluntad de ayudar, voluntariamente, sin costo para los beneficiados (a ningún nivel) y con conocimiento del idioma en cada caso ¿Cómo entender que Cuba ofrezca sus médicos a cuanto lugar lo solicite y en el caso de Italia, documentado, se le haya negado la colaboración a médicos y enfermeros venezolanos (más de 200) que residen permanentemente en el país y mal que bien hablan italiano? El motivo expuesto ha sido la falta de homologación; luego, cabe preguntarse, ¿lo están los galenos cubanos y/o auxiliares? ¿No hay una evidencia en esa actitud de politización de las circunstancias?, ¿por qué tiene que reconocerse como erróneo el resultado de una evaluación que, nosotros mismos entendemos y aceptamos, que implica el hecho de hacer prevalecer el aspecto propagandístico (refiriéndome benignamente al “corsé ideológico” como una categoría genéricamente inclusiva)?

La inmediatez de algunas circunstancias que, además, siempre han estado presentes, como la insensatez de la política norteamericana hacia Cuba que cuando mejor manejada ha estado, también se ha estrellado contra el valladar de la intransigencia en ambos lados, la falta de información (aspecto que a pesar de acusar algunos avances sigue estando bajo control) y la relativa y justificada interpretación de las circunstancias a nivel de la población en consonancia con la gravitación de factores voluntarios y aleatorios sobre su percepción, empero; no justifica el vicio reiterado de un régimen amoral e insolente que entronizó en la conciencia popular la mentira como parapeto de sus inmundicias; al fin, como es característico del fascismo y del marxismo – leninismo que bajo la influencia de determinadas circunstancias se acercan más de lo que muchos creen.

Creo que, al menos en mi caso, la factualidad de las circunstancias determina mi interpretación de los hechos.

Notas. -

(1). Educación y Adoctrinamiento. En: http://collagecubano.blogspot.com/ Perdona que me cite, pero se trata de una digresión conceptual que me parece oportuno traer a colación en el contexto.

(2). Muy conocida, así como también oportuna la conceptualización que hace Ortega y Gasset en La Rebelión de las Masas, su más conocido ensayo (1929) y que de alguna manera enfrenta en la inmediata primera post guerra su interpretación  a la de clases, desde la óptica del marxismo:
“Este hombre masa es el hombre previamente vaciado de su propia historia, sin entrañas de pasado y, por lo mismo, dócil a todas las disciplinas llamadas internacionales
“Más que un hombre, es solo un caparazón de hombre…”

(3). Es conocido el vínculo entre algunas frases y enfoques de la Historia me Absolverá y Mi Lucha (Mein Kampf) de A. Hitler; sobre todo el final del Manifiesto Castrista, luego conocido como Programa del Moncada y donde se expresa la frase que da título al texto: “…condenadme, no importa, la Historia me absolverá. Curiosamente, no fue la única vez en que reminiscencias fascistoides se manifestaron en frases trascendentes de Castro; la otra, bien conocida es la pronunciada en el contexto de Palabras a los Intelectuales (1961): “…dentro de la Revolución todo, fuera de la Revolución nada…”
Es una alegoría directa a la frase del ideólogo del fascismo italiano Giovanni Gentile, uno de los paradigmas de Benito Mussolini: “…todo con el estado, fuera de éste nada…”

(4). Hay muy buenas caracterizaciones en el libro Redentores de Enrique Krauze, entre ellas las de Castro, Ernesto Ché Guevara y Hugo Chávez.

(5) En una recopilación de artículos realizada por el propio Krauze y Octavio paz: América Latina: Desventuras de la Democracia, hay un artículo (un mini ensayo, más bien) de Octavio Paz bajo el título de: La Democracia en América Latina y en el que Paz hace juicios muy acertados acerca del argumento ideológico, su perniciosa influencia y se refiere, explícitamente, al caso cubano y la revolución castrista. De allí, esa caracterización por él hecha de “corsé” al referirse a la ideología como limitación del pensamiento.

(6). La caracterización, clásica, de H. Arendt en la percepción de humanismo vs. Totalitarismo y su influencia en el mundo posmoderno.

(7). De las inconsistencias en las relaciones habidas entre comunistas ("pesepesistas"a quienes propiamente les gustaba llamarse y ser llamados de ese modo ― comunistas) y revolucionarios, hasta el hecho concreto de la fundación del INRA y el nombramiento como su presidente de Carlos Rafael Rodríguez en que ya se perfila un derrotero castrista al ámbito de la influencia comunista más tradicional ― PSP; se conoce bastante entre historiadores e investigadores de oficio. Luego vienen las EBIR y las ESBIR ― estadío superior, solo superado a posteriori por las “comisiones de orientación revolucionaria” y las Escuelas del Partido Comunista desde los niveles de base a la Nacional (Ñico López) donde elementos como Fabio Grobart, Osvaldo Sánchez y Leonel Soto, entre los más conocidos y notorios, desempeñaron un papel en el diseño del adoctrinamiento a nivel de población en los comienzos.

     
  

Friday, July 6, 2018

EN BUSCA DE UNA INTERPRETACIÓN (sobre el texto publicado por un amigo en FB)



En la interpretación del proceso que afecta a la nación cubana hay que tener en cuenta la poderosa influencia del factor tiempo. En él, dentro de él y como parte de él; se dirime cualquier interpretación vinculada al pasado, al presente y, mucho es de temer, también al futuro inmediato.

¿Qué quiere esto decir?; la respuesta puede buscarse tratando de encontrar explicaciones que se mueven en el contexto de un versátil abanico de elucubraciones, conjugadas todas, en el contenido de lo histórico y como parte de ello, también de las argumentaciones políticas, económicas y culturales, a su vez, cambiantes y condicionantes en su evolución temporal.

Pero el debate que se ha tratado de zanjar entre varias generaciones de cubanos, hoy, es esencialmente un problema cronológico, generacional. Se ha llevado a tal extremo el egoísmo de los participantes en cada una de sus etapas que la querella ha arrojado el peor de todos los resultados posibles: que terminemos por enfrentarnos entre sí, alejándonos del objetivo primordial, a saber: la conjura del castrismo, origen anterior e inmediato del problema.

Frente a tal escenario, de una elemental figuración; la rigidez de un proceso que por su esencia no admite disrupciones, toma ventaja en su terreno del cual, y como primera intención, ha logrado desplazarnos para que nos viésemos obligados a enfrentarlo ―sin apoyo alguno― desde fuera. En los primeros lustros el enfrentamiento (al interior) tuvo el carácter de una represión que invalidó cualquier esfuerzo. Era el resultado de la confusión creada a partir de recursos a la usansa y el reciente y aún vívido final de un hecho “revolucionario”

Volvamos al asunto del peso que tiene el tiempo como factor agravante de las querellas generacionales. Es sencillo y algo demostrado, que el pensamiento y la visión no se renuevan a la misma velocidad, ni en la misma proporción; son en nuestro caso, inversamente proporcionales. El tiempo como dimensión resulta inalterable, en tanto los criterios agazapados y enquistados bajo la perspectiva gloriosa de una época se tratan de superponer en función de la visión cronológica en su peor estilo glorificante y cuando excepcionalmente eso no sucede; totalitarismo e intransigencia se vuelven coincidentes.

El anterior, ciertamente, es un fenómeno de presencia indistintamente manifiesta, pero los escenarios desde los cuales se proyectan las dos partes involucradas en el debate; completamente diferentes. El valor de las ideas, así como de las opiniones expresadas en su interpretación constituye en cualquier caso la evidencia de lo ideológico, frente a la, no siempre idónea y festinada, interpretación de las libertades democráticas y en que suele confundirse democracia con ideología o la peor vulgarización del fenómeno: traspolar la esencia de la discusión y el entendimiento del tema a una simple querella partidista y esencialmente ajena en añadidura.

Del análisis anterior, bien puede inferirse (aún no concluirse) que la evolución del problema medular, a saber; el mantenimiento de un statu quo que por años no parece variar en lo más mínimo, es cuestión de cancelar su principal evidencia de inmovilismo en la dimensión temporal, teniéndola en cuenta y dentro de sus manifestaciones que irremediablemente combinan los efectos de la biología, la influencia de factores exógenos y la actitud de los que directamente involucrados, están obligados a desenvolverse y manifestarse ―algo que no siempre, y solo en casos excepcionales, sugiere el asumir una postura política determinada. Tanto así, que la abulia y la desidia son parte de una manifestación social que tiene una marcada implicación en la política.

Ese fenómeno que algunos visualizan como un temerario apoliticismo, resulta en ambos aspectos conformantes de la problemática algo preocupante, solo que en función de una disímil interpretación. Bajo el totalitarismo ideológico es el origen de las actitudes disidentes y que en condiciones similares, no importa dónde, ni cuando, han sido conformadas de la misma manera; luego la diferencia es sustancialmente cultural debido a la influencia del fenómeno nacional, aunque no lo sea en el sentido de lo que la disidencia representa ante la visión, perturbada en su esencia, del régimen totalitario. El radicalismo desde el poder genera entonces otro fenómeno: el de la oposición concomitante con su precedente, aunque no siempre en alianza.

Si este proceso se entiende como parte de una evolución consustancial al tiempo transcurrido debe colegirse que quienes representan y utilizan el poder y viven aferrados a él como parte de una actitud ortodoxa en lo doctrinal, no darán su brazo a torcer y enfrentarán, a su común decir, la “violencia contrarrevolucionaria con la violencia revolucionaria”, algo que en el contexto funcional del totalitarismo (también en lo teórico) resulta justificado desde su punto de vista.

En la horizontalidad de la dimensión temporal, disidencia y oposición aparecen invariablemente como manifestaciones elitistas de grupos cultural y políticamente más avezados; minoritarios y con muy poca capacidad de difusión y crecimiento en medios donde la legalidad se representa desde el poder como la defensa de un sistema establecido para el beneficio popular. De ahí sus dificultades para conectar con la población, aunque ésta y para desaliento de los que ejercen el poder, no se muestre interesada en otras cosas que la satisfacción de sus necesidades perentorias no cubiertas. Algo que en el caso cubano y a consecuencia de la manifiesta incapacidad productiva del régimen, se vuelve mucho más grave y no se observe, desde la perspectiva del común, como algo tangible.

En, y desde el otro extremo de la problemática; nos enfrentamos al uso y abuso de los argumentos democráticos bajo una interpretación disoluta ―cuando menos― y en la que se confunden argumentos que son intrínsecamente contraproducentes; desde un exagerado plattismo a destiempo, hasta la pueril manifestación de la ignorancia política complaciente de egos voluntariosos que no dan frutos, ni procrean réditos.

Hay que insistir, no obstante, que en esa barahúnda en la que se mezcla la confusión con la necesidad (sobre todo de encontrar patrocinios) y entre personas que alegadamente conforman grupos de vanguardia, se pierde a veces el esfuerzo y la oportunidad de conjurar el objetivo. Si bien eso que llaman “unidad” es quimera, las diferencias de enfoque no deben permitir que se confunda o enturbie la razón del quehacer en lo cotidiano y la horizontalidad de la dimensión temporal. Cuando acudimos a la confrontación, mediante la descalificación y el descrédito moral de las personas, el beneficio, a la larga lo obtiene el represor, que inclusive; se permite la libertad de mostrar a quienes tiene frente a sí, como una cuerda de aspirantes a políticos que, abanderados con el pluripartidismo, solo habrían de contribuir al establecimiento de una sociedad marcada por el desorden y la promiscua huella de una propaganda insensata  bajo la óptica de que las alternativas son contraproducentes. Nada más lejos de la verdad, pero, ¿entendible para quienes no conocen la democracia?

Dejemos de lado las muy valiosas interpretaciones académicas que de seguro tendrán en cuenta la multiplicidad de factores que pueden actuar como vectores del tan necesario cambio (palabra sin mucho potencial semántico y bastante rígida en su significado literal ― semiótico) pero cuya influencia puede estar precedida de un habitual y, contextual estado de inercia donde tales cambios suelen producirse para que todo permanezca igual. Eso, en la premisa de la relación entre temporalidad y lo generacional, ha sido y es en Cuba y desde el usufructo del poder, un único propósito invariable y que en el momento actual, se pretende transferible.

Para concluir; los argumentos hasta aquí referidos no dejan otra opción que la de entender el asunto de la problemática cubana actual como un asunto de evolución en el tiempo que ira haciendo desaparecer, me temo que lentamente, a las generaciones que han conocido el problema desde otra perspectiva. Nunca la Historia ha dado testimonio de que el regreso al pasado puede garantizar el advenimiento del futuro y si bien el problema sigue siendo el mismo, el contexto es diferente; no entenderlo es una de las razones de la inercia.

Ello quedó demostrado mediante el derrumbe del comunismo en Europa Oriental, y sobre todo en la caída de la URSS donde tras una sucesiva sucesión de “líderes” que llevaron al último en la lista a una encrucijada ante la cual ya no quedaban opciones, se produjeron resultados inéditos. ¿Es posible concluir que todo eso representó una experiencia que en el logro de los resultados estableció una relación lógica entre lo diacrónico y lo acrónico ―el pasado a superar solo que y a cuyo destino, deberá encaminarse nuestro propósito?

Es inevitable, cuestión de tiempo, que sin embargo y para nosotros, aún no llega. Hay que evitar obnubilarse y todo lo hecho o por hacer es bueno si es noble e inteligente; la solución se cuece al interior donde el calor insoportable de las circunstancias tiene a la gente como en la imagen de aquella canción “…la boca abierta al calor/ como lagartos…”

José A. Arias-Frá                                                  

Tuesday, April 24, 2018

LAS APARIENCIAS DEL CAMBIO Y OTRAS RAZONES (argumentos para tratar de explicar una longevidad que no se justifica)


La confrontación exilio-régimen originada en 1959 sigue siendo vista como distintiva en el enfrentamiento de dos grupos irreconciliables que no deja margen a interpretaciones colaterales y ha marcado el desenvolvimiento de la política y sus, hasta ahora, inevitables consecuencias en Cuba.

La Habana, siempre ha entendido que tal contradicción es vital para el afianzamiento de sus intereses y en añadido, para concitar y mantener entre sus seguidores al interior el permanente estado de rebeldía en contra de quienes ellos consideran un enemigo que no desaparece, sobre todo, porque de él depende la supervivencia de lo establecido. Es, en tal sentido, su complemento.

Tal propósito ha sido reivindicado inalterablemente y para su consecución, no se han establecido límites. No es, como se afirma, el resultado de una “voluntad irreductible”, más bien, de la falta de ella al otro lado para entender el fenómeno en su evolución y actuar en consecuencia. Esa visión no ha llegado a ser lo suficientemente clara como para que haya sido efectiva; ha quedado minimizada entre la violencia extrema y una crítica basada en la reiteración y la falta de alcance entre terceros a quienes termina por ganarles la inhibición.

En escalas variadas, tal “enemigo” se repite y aparece bajo la sustantivación diversa de categorías indistintamente deleznables y prejuiciosamente abarcadoras, políticamente matizadas con el sustrato de una influencia económica y que, conceptualmente, solo han servido para producir la supervivencia de la entelequia en el caso que nos ocupa. Todo, aunque sea cierto que para bien o mal, el enfrentamiento ha tomado cuerpo en varias ocasiones y determinado consecuencias históricamente ineludibles.

Entender lo anterior no sugiere complicarse en abstracciones, elucubraciones relacionadas con la influencia de motivaciones de carácter histórico, o las variantes ocurridas en la correlación de fuerzas, la política de los estados en función de sus intereses, sobre todo, desde sus visiones particulares y geoestratégicas. Algo que, en el mundo de hoy, y bajo los efectos de la supuesta unipolaridad o la pretendida multeratilidad de polarizaciones que no coinciden y esconden sus propósitos bajo la influencia de la globalización, el neoliberalismo y otros objetivos estratégicos amenazan con reavivar lo que en la segunda post-guerra se conoció como Guerra Fría y, en medio de la que, queramos o no, se mueven nuestros particulares intereses en discordia, como ya sucedió en el pasado.

El análisis para el caso, y lo que se trata de entender y explicar, no entraña otros argumentos más allá de los que han determinado la inercia en que nos encontramos y a la que hemos contribuido con mayor o menor conciencia y/o reconocimiento de culpabilidad y que debe romperse a fin de no perpetuar el inmovilismo; único resultado de lo sucedido hasta el presente y al parecer, mediante la adopción de los mismos mecanismos con vistas al futuro inmediato. Mencionado el hecho, hay que colegir que la coincidencia en la inercia ha sido mutua, aunque por obvias y diferentes razones, y en ese sentido el elemento de la creatividad no debe descartarse, o estar sometido a veleidades políticas de ningún origen, menos en función de lo que públicamente haga o diga La Habana o pueda prometer Washington.

No es nuevo, y muchos analistas así lo han entendido y expuesto, que, a más de esa irreconciliable postura entre enemigos, en la práctica, hemos coincidido (desde las antípodas) con los intereses de quienes consideramos ― con razón ― defensores del equivoco que criticamos y asumen, al convertirlo en trampa ideológica para que les sirva de bandera, inmovilice la acción de opositores manifiestos y potenciales y neutralice cualquier intento de contrarrestar la influencia que ejercen desde el poder.

Todo ello, a consecuencia de esa torpe, reiterada e inexplicable coincidencia. Eso que se defiende bajo los argumentos de teorías políticas que, para el caso, nada tienen que ver con la realidad; es el meollo de lo que ha sido pretendido en Cuba por sus gobernantes en este último período de su historia “revolucionaria” y, cuando la percepción de que "el enemigo" no existe más allá de la trinchera en que se racionaliza la vida del ciudadano y se acantona el poder del estado, habrá que recrear al enemigo una y otra vez, porque ello permite ganar tiempo, ajustar los mecanismos para el ejercicio de la represión y encontrar salidas ante la potencial agudización de la crisis en que permanentemente viven envueltos estos regímenes.

Hace muy poco, alguien resumió el asunto al cerrar un artículo mediante una explicación irrefutable. Según el expositor, la cuestión para el caso cubano va del siguiente modo: en La Habana ― decía el autor ― saben muy bien cual es el secreto para mantenerse en el poder indefinidamente; inventarse un enemigo que piense igual que tú.

Las cosas han cambiado y ciertamente, la situación que encaran los países del ALBA, no les favorece; ello quedó manifiesto en el poco, casi inexistente, eco que encontró la delegación cubana enviada a la VIII Cumbre de Las Américas en Perú. Hubo, por parte del régimen una subvaloración del ambiente y el entorno; algo en que no reparan, al pensar que el inmovilismo que propugnan y defienden se mantiene inalterable y puede atravesar fronteras mediante el desempeño compulsivo de un populismo marginal.

La oposición se movió allí con acierto y en un contexto pocas veces accesible, proyectó sus argumentos haciéndose entender por los representantes de gobiernos e instituciones que escucharon el mensaje y reaccionaron a él públicamente y a favor. Ello, estuvo por encima de cualquier interpretación sesgada y unilateral, sobre todo, frente a la banalidad e insolencia de la frase reiterada por el embajador cubano en Lima: “con Cuba, no se metan”, un sin sentido que se explica por sí solo, acuñado mediante un torvo giro idiomático de quienes defienden ― mediante extrema unilateralidad ― el concepto de autodeterminación, entendido bajo la jerga estalinista del centralismo democrático.

La Historia no es para vivir a su sombra; algo así solo es posible cuando se reescribe e interpreta en función de intereses parciales para servir minúsculos propósitos. El problema, sin embargo, es que el riesgo de cualquier otra interpretación inexacta y bajo determinadas circunstancias, nos haga perder el rumbo indefinidamente.

   

Sunday, January 7, 2018

CUBA Y LA UE. EL PATROCINIO EN ALQUILER

Desde el punto de vista de una perspectiva global a la que la Unión Europea (UE) se encamina en razón de su interpretación de los principales acontecimientos en su contexto inmediato ― también fuera de él ―, el caso de Cuba parece interesante, tiene aristas que, cuando menos, tienden a ser contradictorias. Nunca, sin embargo, deberán ser analizadas fuera de contexto, ni de una lógica razonable y desapasionada; algo que debe suceder desde cualquier perspectiva.

Es visible que, al interior insular, el reclamo de derechos elementales conculcados por décadas y que no se circunscriben solamente a derechos políticos que, además, conforman la amplia gama de voluntades reprimidas y a consecuencia, precisamente, de la gestión política; esa, la interpretación del   concepto de derechos humanos haya sido y continúe siendo el vórtice de la tormenta. En teoría, desplaza el argumento pragmático que, contra la más racional ética evolutiva, demuestran en cuanto a la economía una absoluta incapacidad operativa.

Entre la voluntad visible y manifiesta de entidades representativas de una gestión alternativa y paralela a la gubernamental, se nota una estructuración en activa y lógica correspondencia con una visión mucho más estructurada ― científicamente ― que no sería inteligente desconocer: ese es un fenómeno que, de nueva cuenta, ha puesto en vilo a las autoridades que se empeñan en mantener el poder aferrados a viejas estructuras totalitarias ancladas en el modelo superado del sovietismo a ultranza.

En éste, su último viaje de comienzos de año, el tercero de Federica Mogherini a Cuba, hay evidencias de que todo no parece ser como muchos creen. Es lógico que si la representante y encargada de las relaciones internacionales del SEAE (Servicio Europeo de Acción Exterior) regrese al país, se reúna con funcionarios de alto nivel, firme acuerdos, cartas de intención y cooperación y oficialice de esa manera, lo que ya se venía adelantando; produzca una oleada de interpretaciones en función del efecto inmediato. Pero en lo esencial, hay que tener en cuenta los resultados basados en: a) la coyuntura internacional y la peculiar visión territorial (geopolítica) diferenciada de la UE, b) la reiterada práctica elusiva del gobierno cubano de interpretar cualquier posibilidad como una coyuntura que se traduzca en garantía de mantener el poder político in extensus.

En cuanto al primer enunciado Mogherini dejó clara la posición de UE en el interdicto cubano; habría que recordar que circunstancialmente la posición de UE ha devenido diferente desde que se establecieron las relaciones en 1988, sólo ocho años después esas relaciones se congelaron y en 2008 se anunció la Posición Común de los 28 estados miembros reforzando el aislamiento y condicionando su desaparición a un cambio de interpretación en el tema de los derechos humanos; en 2016 se reanudaron las negociaciones y se les dio cuerpo en este tratado, funcional desde el 1 de noviembre pasado y oficialmente reconocido ahora en enero 2018 pero que deberá ser ratificado en febrero 28, algo que se da por hecho.

La evidencia correlativa y coyuntural queda manifiesta al decir de Mogherini, cuando expresa: “…frente a los que levantan muros y cierran puertas, nosotros los europeos queremos tender puentes y abrir puertas mediante la cooperación y el diálogo” (1)

Luego agrega: “…igualmente rechazamos las acciones norteamericanas sobre ciudadanos, empresas e intereses cubanos. No podemos aceptar que medidas unilaterales impidan las relaciones económicas y comerciales con Cuba”

Con acierto se dice que, el momentun y la secuencia entrañan una interpretación sesgada y carente de observancia en el detalle. Con respecto al régimen cubano el diálogo se produce con los personeros de su tradicional desenfado argumental y los que observan desde fuera van a tenerlo en cuenta; no importa desde que atalaya presencien el devenir de los acontecimientos. Si en Cuba la sociedad civil ha dado muestras del incremento de su actividad; a contrapelo, y en función de la respuesta de las autoridades, no es posible pensar en lo que se ve como una actitud de inmovilidad que se traduce en una ostensible falta de declive (todo lo contrario) de la represión concebida como un todo excluyente de excepciones, porque en la práctica es "frente a la contrarrevolución y el entreguismo"; términos aún vigentes en el discurso cotidiano de la dirigencia que se define a sí misma como revolucionaria.

Precisamente en ese último argumento se entroniza la veleidad coyuntural de UE si recordamos que con respecto a Bielorrusia el Consejo de la UE (que Mogherini preside ― también en el momento referido) ha decidido, fundamentalmente, en función del irrespeto a los derechos humanos en ese país y bajo el régimen de Alexander Lukashenko (94), mantener activas las medidas dictadas en su contra por violaciones que, exactamente se corresponden con el régimen de detenciones arbitrarias, desapariciones forzosas, persecución de individuos por su integración personal a diferentes organizaciones, reclamos de libertad sindical y derecho a huelga; aún más en el caso cubano; importantes funcionarios considerados en la línea de sucesión al poder, que públicamente manifiestan su voluntad de limitar la participación ciudadana en una perspectiva y entorno verdaderamente democráticos. Parece razonable la pregunta: ¿cuál es la diferencia?

Para algunos la diferencia puede constituir un acto de nihilismo geopolítico y circunstancial. Las relaciones entre la Rusia de Putin y la UE no son las mejores y las reiteradas amenazas a los estados orientales miembros, el conflicto de Ucrania y la ocupación de Crimea son espina clavada en el costado de UE. En ese sentido y en varias ocasiones, la más reciente en visita de un alto funcionario de UE a Bielorrusia, Lukashenko ha manifestado su intención de fungir como mediador entre Rusia y UE, a su decir, sin ningún interés personal de su parte. Lo cierto es que desde 2016 se han apreciado ciertos cambios ―elementales y someros ― en las relaciones Bielorrusia - UE. Ello sin dejar de tener en cuenta el desinterés de Bielorrusia en solicitar su integración a la Unión (ni ésta habérselo ofrecido) porque prefiere seguir representando su papel de estado colchón de Rusia en el anillo periférico del  ring land del proyectado entramado neo-imperial de Putin y que UE la inserte como estado en medio de una relación de favorecimiento que data de 1989, antes de la desaparición de la URSS.

Cuba, Isla caribeña, es otra cosa y sería ilusorio pensar y/o creer que en el contexto de la relación bilateral puedan existir todos esos presuntuosos avatares de la diplomacia que no son válidos en ningún contexto, ni más allá del discurso, excepto cuando la fuerza establece la visión inmediata de una amenaza real, como en el caso del conflicto Estados Unidos – Corea del Norte. Allende ese discurso, es necesario adentrarse en su letra sujeta a correcciones que aún aguardan por su realización en lo que atañe a la parte cubana; dicen mucho, y más que una lectura entre líneas, parecen alusiones definitivas y definitorias.

Llama la atención que en el último lustro Cuba ha tenido sucesivamente tres proveedores principales que se han disputado la deshonrosa categoría de ocupar el primer lugar en esa lista: Venezuela, China y ahora UE. Tras la firma del acuerdo definitivo que tendrá lugar en Bruselas en 2018 (entre Mogherini y Bruno Rodríguez) debuta UE como la entidad que ocupará ese nada envidiable sitial. Pero lo hace en una perspectiva muy afín a sus intereses y a un nivel de desbalance comparativo muy inferior a los anteriores proveedores del período postsoviético (catastrófico en resultados) Aquí, el monto de la inversión inicial de UE es de apenas 49 millones de euros; 18 para un programa de conservación de energías renovables, 21 para la agricultura sostenible y un programa de ayuda al sostenimiento de la cultura y la rehabilitación de las zonas afectadas después del paso del huracán Irma de 10 millones de euros. Con pragmatismo económico pleno: más o menos el costo de unos envíos de pollo congelado, arroz y cereales, por los que Cuba debió pagar en cash a los EE. UU. en tiempos recientes.

Sería apropiado referirse a dos aspectos que desde la perspectiva cubana no parecen tener, independientemente de la manifestación labios afuera de una supuesta voluntad política, una solución inmediata y que sin embargo están en el interés de conseguir. Sobre la posibilidad de que UE retire el visado a Cuba de sus nacionales, Mogherini expresó: “…tenemos un diálogo abierto con Cuba para tratar diferentes temas. Esta mañana durante mi reunión con el canciller Bruno Rodríguez, convocamos a nuestros equipos a generar todos los asuntos posibles que se puedan tratar desde este momento hasta febrero, cuando desarrollaremos el primer Consejo. Vamos a explorar los temas de interés común y estamos abiertos al debate” Parece evidente el propósito que entraña la respuesta (dilación-ganar tiempo -disolver argumentos -evitar las contradicciones entre Estados Miembros) O, ¿está UE en disposición de convertirse en receptor de más emigrantes y en medio de los consabidos y enormes problemas que confronta al respecto?

El otro asunto de sensibilidad medular, el de la interpretación sobre la importancia de los derechos humanos quedó definido en los siguientes términos: “…estamos trabajando ―dijo Mogherini ― para formalizar el diálogo de Cuba y Europa sobre los derechos humanos, que comenzó en 2015. Aunque hay algunas diferencias en nuestras posturas respectivas, la apertura y disposición para el diálogo están siempre presentes”

Hasta hoy las evidencias demuestran que, para Cuba, China, Viet Nan y el caso extremo de norcorea, la importancia del vínculo partido-estado cancela cualquier posibilidad de negociación en la práctica y en este sentido; llega a suceder, inclusive, en el caso ruso y bajo una supuesta y actual influencia que tiende a una vinculación del asunto con temas ideológico-religiosos que no vienen al caso. ¿qué esperar de argumentos que desdicen de la lógica política más elemental al escudarse en una interpretación de la soberanía nacional en la que según alegan, los “principios” no están a discusión? Ello equivale a entender los derechos humanos como parte de una interpretación sui generis, deslindada de su esencia genérica y bajo la conceptualización conveniente de una política de estado totalitario. Para quien sabe de lo que se trata, es posible entender que semejante relación no es válida, pero, además; de ser así, las evidencias prácticas lo demuestran en lo que se crea la condición del desmentido.

Como en la concertación entre realidad y fantasía, en la que suele mediar un abismo de circunstancias insalvables, los argumentos ― por momentos intangibles ― ajenos a la realidad, desbordan las posibilidades. Los problemas acuciantes de la Cuba actual no van a encontrar solución fuera de sus límites geográficos. No importa si se mira en dirección a diferentes referencias y/o vectores; mientras los demás se entienden entre sí, los cubanos estamos obligados a mirar hacia adentro. En eso, debemos andar, ¿Aprenderemos a hacerlo?

José A. Arias-Frá
1/07/2018.
  
 (1).- Todas las citas de Mogherini pertenecen a la conferencia de prensa dada tras la presentación de una "conferencia magistral" (Relación UE-América Latina) en el antiguo Seminario de San Carlos y San Ambrosio, ahora Centro de actividades artísticas y culturales para la Juventud; uno de los proyectos de restauración  del Casco Histórico llevados a cabo bajo el auspicio de UE en Cuba por la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana.